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“No van a privatizar nuestra salud, no lo vamos a permitir”

por Mariana Aquino
19 de septiembre de 2018

Residentes, pacientes, médicas y enfermeros, trabajadores y trabajadoras; pero también vecinas y vecinos se pusieron al frente de la lucha por el hospital Posadas. Las historias detrás de una decisión arbitraria que restringe aún más el acceso a la salud pública y de calidad.

Un nuevo golpe a la salud pública, que después de convertir el Ministerio de Salud en secretaría y del proyecto de reducir cinco hospitales de la Ciudad de Buenos Aires a uno, ya no sorprende del todo: la semana pasada se anunciaron más de 300 despidos en el Hospital Posadas. Profesionales de todas las especialidades: gastroenterología, traumatología, cirugía cardiovascular y pediatría. De las 127 especialidades que funcionan actualmente en el hospital se pretende dejar solo 27.

“El Hospital Posadas es del pueblo”. La leyenda está grabada en pancartas, remeras y paredes del hospital. Es que la lucha por los puestos de trabajo y las denuncias por las malas condiciones en las que se trabaja son históricas. El Posadas es del pueblo, y  el pueblo son los residentes, las pacientes, los enfermeros y las médicas. Por eso es que entre las personas que participan de las rondas y abrazos al hospital para rechazar el recorte y los despidos están las y los trabajadores, pero también hay pacientes y familiares de pacientes con fechas programadas para operaciones que ahora no saben si se harán, ex pacientes que salvaron sus vidas en ese hospital y residentes que no quieren dejar de estudiar.

“Este es un plan genocida. Están matando a los viejos, a los discapacitados, a las maestras, a todos. Basta de este gobierno nefasto, basta de destruir las escuelas y los hospitales. Porque los que no pueden atenderse acá, ¿a dónde van a ir? Solo con la lucha, la organización y la gente en la calle, se va a poner freno a tanto atropello”. Mirta es la mamá de una paciente del Posadas. Ella se pasó varios meses en los pasillos del hospital con su hija y su nieta recién nacida. Y así conoció de la entrega y dedicación de las médicas, las enfermeras y de todo el hospital. Por eso lo defiende: “Esta gente que están echando es irremplazable. Nos dejan sin salud, sin educación, sin trabajo. ¿Y nos vamos a quedar con los brazos cruzados?”, se pregunta y se responde la docente jubilada de San Miguel: “De ninguna manera. El hospital es del pueblo y  tenemos que salir a defenderlo”.

Este es un plan genocida. Están matando a los viejos, a los discapacitados, a las maestras, a todos.

Yanina, de tanta impotencia, no puede contener sus lágrimas. Es paciente de gastroenterología en el Posadas desde 1998. “Le debo todo al hospital, mi salud, principalmente. Siempre me consiguieron la medicación, las médicas dedican su tiempo y sus conocimientos. Es muy triste que jueguen con la vida humana, que nos dejen sin el derecho a la salud. El Posadas es el mejor y lo estamos perdiendo. Veo a muchas personas dormidas, que se despierten, nos están robando todo. Pongámonos las pilas y defendamos nuestros derechos”. La arenga era para afuera, las y los que están allí no dudan: van a defender a su hospital.

Luis Sucher fue doblemente afectado en este proceso que las autoridades del hospital dieron en llamar “de reestructuración”. Después de 20 años en el Posadas, a Luis lo echaron el 15 de enero de este año. Se quedó sin obra social y sin cobertura para su tratamiento de tiroides. Consiguió  que la operación indispensable para su salud se programara en el Posadas, pero la semana pasada echaron a su cirujano y no lo pueden operar allí. “Yo, como tantos otros y otras compañeras, dejé la vida en el hospital. Entré con 18 años, di lo mejor de mí. Y duele que te echen así, que te descarten como si nada”.

Moisés es un pibe del barrio Gardel. Se acercó al abrazo al hospital con un grupo de vecinas. Y tomó la palabra en la asamblea improvisada que se realizó después de la “ronda del silencio” el viernes 14 por la mañana: “Somos hermanos y hermanas del hospital Posadas, este hospital nos vio crecer. No va a haber plan que pueda privatizar nuestra salud, no lo vamos a permitir. Vamos a poner el cuerpo, junto a ustedes, en lo que decidan hacer. El hospital Posadas se defiende. Así como nuestro barrio está militarizado, también lo está el hospital. Hace un año que venimos sufriendo el hostigamiento de la Gendarmería. Nos pegan, abusan y no sale en ningun lado. El plan de ajuste es para todo el pueblo, así que hay que ponerse las pilas y defender”.

Luis también cree que los despidos son “persecutorios”. “Por pelear por nuestros derechos nos echaron a los primeros, ahora ya están profundizando en su plan: van por todo, no quieren dejar nada de todo lo que hace grande a este hospital. La política de fondo es vaciarlo”. Todas y todos coinciden: al hospital se lo defiende.

Dejamos la vida en el hospital. Yo entré con 18 años, dí lo mejor de mí. Y me duele que me echen así, que me descarten como si nada.

No es un milagro

“Ya venimos con una larga historia en hospitales. Ya estuvimos en Casa Cuna, en el Carrillo, en el Garrahan y ahora en el Posadas, que es el único hospital público que puede hacer esta operación. El otro es el Favaloro pero nosotros no podemos acceder a una operación paga. El Hospital Posadas es nuestra única esperanza para mejorar la calidad de vida de nuestra hija. Y la vida de Karen es lo que más nos importa en la vida. Por ella vamos a luchar”, enfatizaban en las puertas del Posadas Noelia y Claudio, mamá y papá de Karen, la piba de 21 años que,  con fecha para operarse del corazón, tuvo que esperar "un milagro" porque el hospital se quedó sin equipo de cirugía cardiovascular.  Después de difundir el caso, de salir en algunos móviles de televisión (solo algunos, no todos tenían tiempo para este pedido) implorando por la operación, Noelia y Claudio lograron un espacio y hoy operaron a Karen. “Estamos felices. Este es un milagro de la vida, aunque no debería serlo. La salud es un derecho al que tendríamos que acceder sin tanto sufrimiento”, denunció Noelia.

De un hospital referente a un "hospitalito"

La semana pasada se dieron a conocer los despidos injustificados de todas las especialidades médicas. No fueron los primeros. pero sí fue la primera vez que se tocó a la planta permanente de médicos. En el Hospital Posadas nacen 3.500 bebés cada año, hay 18 mil internaciones y 650 mil consultas, se operan por año 13 mil personas, que quizás no podrían hacerlo en un lugar privado. Es un centro de referencia en cirugía de parkinson, entre otras especialidades, y hasta hace poco en cirugía cardiovascular infantil. Es un centro de formación en medicina, enfermería y técnica; más de 360 residentes, 40 jefes y 180 becarios pasan por sus salas y se perfeccionan para trabajar en otros centros hospitales públicos del pais y Latinoamérica.

Y sin embargo estos laureles no cuentan a la hora de recortar: “Quieren dejar en el hospital sólo a los médicos generalistas, a los que te sacan sangre o te hacen una placa. Quieren que el hospital de referencia más importante del país pasé a ser una salita, un hospitalito”. Quienes cuentan lo que pasa en el Hospital Posadas son las personas que ya fueron despedidas. Quienes aún no recibieron el telegrama tienen mucho miedo. Después de la primera tanda de despidos, el hospital emitió una circular en la que prohibió que trabajadores y médicas den notas a los medios de comunicación. La orden fue que con la prensa solo debía hablar el sector de prensa del hospital.

El plan de ajuste es para todo el pueblo, así que hay que ponerse las pilas y defender.

La Dirección Nacional Ejecutiva del Posadas emitió un comunicado en el que negó el futuro cierre del hospital y aseguró que los despidos (a los que llamó desvinculaciones) se debían a la falta de cumplimiento de horario. Y que “se encuentra garantizada la atención de todos los pacientes”. Pero basta un recorrido por el sector de pediatría con cientos de mujeres con nenes y nenas en brazos esperando por una atención digna. “La atención no está garantizada porque despidieron especialistas y los médicos generalistas no pueden reemplazarlos. Además no se ponen de acuerdo ni para mentir: los telegramas que mandaron no hablan de incumplimiento de horarios sino de reestructuración”, aclara Karina Almirón.

Además de los despidos a médicos de planta, también se despidió a enfermeros y anestesistas monotributistas que eran quienes habían reemplazo a los despedidos anteriores.

Desde hace un tiempo, a los profesionales que quedan en el hospital los amenazan para que no participen de movilizaciones ni asambleas. Y les dicen que si participan, los van a echar. “Los echaron igual”, dice Karina y agrega: “Lo que quedó demostrado ahora es eso: no solo iban a echar como nos echaron a los primeros que éramos los más combativos: venían por todo el achique y van a seguir. En diciembre terminan todos los contratos y no sabemos si se renovarán. El 90% del hospital es contratado, se renueva cada año. El hospital Posadas va a pasar a ser un hospitalito zonal. Se está apostando al fin de la salud pública en la Argentina. Las personas pobres que no tengan obra social se van atender acá si tienen un carnet de pobre. Lo de acá va ser muy básico y lo demás vas a tener que pagarlo”.

Los pacientes se mueren porque no tenemos los elementos, no porque no venimos a trabajar. He visto morirse pacientes porque no me dan quirófano. Este es el mejor lugar para trabajar. Acá soy feliz, pero no me dan los elementos para operar. Que nos echen termina siendo lo de menos porque esta decisión significa algo peor: se van a dar muchas muertes evitables, mucha gente se va a morir injustamente”, dice Rubén Padín, médico con más de 30 años en el hospital, quien empezó a trabajar en el hospital durante la dictadura, pero asegura que: "Nunca antes vi esta persecución a los trabajadores”.

Martín Acosta Haab es médico neurocirujano formado en el Posadas. Hizo su residencia en el hospital y vivió allí durante cinco años. Lo que le da crédito para decir: “esta es mi casa. Acá me formé y acá aprendí todo lo que sé. Esta es una medida unilateral e irracional porque esto que están haciendo le va a costar caro a la salud del pueblo. Le pregunto a Leonardi si vendría a trabajar ad honorem al Posadas. Pues yo sí lo haría. Porque amo este lugar y a su gente”.

El pueblo ama al Posadas y a su gente. Ese imponente edificio de varios cuerpos, con sus pasillos y sus salas desbordantes de urgencias es la casa de miles de personas que salvan vidas o fueron salvadas. Por eso van a defenderlo.