En Villa La Angostura existe un conflicto por territorios ancestrales mapuche que lleva 14 años y que involucra al basquetbolista bahiense, quien forma parte de un proyecto inmobiliario en la zona. Una historia de fraudes catastrales, complicidad municipal y negocios empresarios. Y una ley, la de Bosques, convertida en letra muerta.
En el universo policromático de la narración, tanto la historia misma, como la coyuntura y la anécdota, suelen encontrar un punto en el que se unen. Estos tres rangos temporales, disímiles entre sí por varios factores, se enlazan como hilos de lana en un telar, para contar una leyenda que pareciera no tener comienzo alguno.
Borges no creyó que Buenos Aires hubiera sido fundada alguna vez, y la consideró tan eterna como el agua y el aire. De la misma forma es que los mapuche perciben su cosmogonía, basada en los relatos míticos de sus antepasados.
¿Cuándo comenzó el conflicto? ¿En la coyuntura de la persecución actual; en la anécdota de ayer; o tras la inmediata llegada de las carabelas de la colonización? No importa desde dónde se comience a tirar del hilo, siempre se llega al mismo punto de opresión, violencia y destierro.
Andrés Fuentes es kona de la comunidad Lof Paicil Antriao, ubicada en la localidad de Villa La Angostura, provincia de Neuquén. Kona significa ser una autoridad política, y en el caso de Andrés, es "kona por el Ixofimongen", es decir, un guardián de la biodiversidad.
Esta comunidad, originalmente, poseía 625 hectáreas, las que fueron otorgadas por el mismísimo Julio Argentino Roca en 1902 (por entonces, Roca era Presidente de la Nación, luego de haber encabezado la encarnizada "Conquista del Desierto" en 1878), las cuales abarcaban todo lo que hoy es el centro de La Angostura.
La comunidad denuncia que el proyecto que integra Ginóbili destruye la biodiversidad y las plantas medicinales. Y que además del impacto ambiental, existe un impacto cultural.
Luego de la dictadura militar de los años 70, se fundó Villa La Angostura. El municipio fue avanzando sobre territorio mapuche, desterrando a las familias que allí vivían ancestralmente, mucho antes de que exista el Estado Argentino, mucho antes de la llegada de la colonización española.
"Fueron despojados de su tierra, engañados, amenazados, asesinados, y actualmente la comunidad está ocupando apenas 125 hectáreas de aquellas 625 primeras", cuenta Andrés.
La historia es convocada por la coyuntura
"En estas montañas, el fideicomiso Lago Correntoso (asociación compuesta por empresarios ligados al Gobierno Nacional, dirigentes de Boca Juniors, partidos políticos) junto al Terrazas del Correntoso (proyecto inmobiliario del basquetbolista Emanuel Ginóbili) están dentro del territorio mapuche", explica Andrés.
En este territorio ocurre que ambas empresas pretenden llevar a cabo un proyecto inmobiliario. Un camino de mil metros fue abierto "destruyendo la biodiversidad, las plantas medicinales; además del impacto ambiental, existe un fuerte impacto cultural".
Andrés cuenta que en esas tierras ancestrales están sembradas las placentas de las mujeres que -luego de parir a sus hijos- en modo de ofrenda, se las brindan a la Tierra por aquella vida que les es otorgada. Luego es tradición plantar un Maitén, una planta simbólica y sagrada. Por ese lugar es donde pasaron las máquinas, arrasando y destruyendo cultura, vida silvestre, animales, plantas, provocando un desequilibrio en el bosque nativo.
Jorge Nahuel, titular de la Confederación Mapuche de Neuquén, sostiene que el conflicto en Paicil Antriao es una "usurpación por parte del fideicomiso Lago Correntoso, pero el primer usurpador es Ginóbili, pues fue quien inició este avance sobre las tierras comunitarias, con el mismo objetivo que el fideicomiso, que es instalar allí un emprendimiento inmobiliario, en una zona absolutamente sensible, donde no se puede tocar el bosque, es intangible, y así lo entendió la Ley de Bosques".
Explica además que "Ginóbili está en la misma calidad que ese consorcio de empresas, y nosotros lo calificamos como usurpadores de tierras comunitarias, y exigimos su retiro de esa tierra". "No vamos a permitir que Ginóbili ponga un solo pie en esa tierra que compró a través de métodos fraudulentos", asegura Nahuel.
Según la Confederación Mapuche de Neuquén, Ginóbili fue el que inició este avance sobre las tierras comunitarias.
En la causa jurídica, iniciada por el basquetbolista, se califica como usurpadores a los mapuche. "Eso es lo que hace que todo esté patas para arriba: que alguien que tiene la fama de ser un embajador de la buena voluntad, y ser la imagen del país, se convierta en un delincuente, queriendo ingresar a tierras comunitarias, y haciendo abuso de poder; porque, con toda la influencia que él tiene, logró papeles absolutamente fraudulentos", denuncia Nahuel.
La coyuntura convoca al hilo presente de la anécdota
Hace pocos días, un grupo de personas, en flagrante actitud violenta, durante la madrugada, llevaron adelante un desalojo en el resguardo del sector Picunko. Desde la comunidad denunciaron que "el grupo de matones portaban garrotes y armas de fuego". A su paso, destrozaron la ruka del resguardo.
"El lugar a donde pretende construir el fideicomiso Lago Correntoso es una zona inaccesible. El único lugar por donde podían ingresar es por la tierra que tiene ocupada Ginóbili, quien les habilitó una servidumbre de paso en su lote", detalla Andrés.
"Nosotros pusimos la ruka en la entrada del camino, que sería el lote usurpado por Ginóbili. Ese camino fue aprobado por el Concejo Deliberante ‘con excepciones‘, porque no cumplía con ninguna de las normas ni reglas que debe cumplir para hacer un proyecto en ese lugar", denuncia el kona.
"La comunidad Lof Paicil Antriao es una de las comunidades que más causas judiciales ha iniciado en el país. Tenemos un conflicto con William Henry Fisher, que es lindero a Ginóbili. Fischer es un norteamericano que tiene ocupado el lugar del rewe de la comunidad, que es el lugar donde se hacían las ceremonias. También está el caso de Cristian Furlong que compró un lote dentro de la comunidad, y después de tener todo un conflicto y un juicio que terminó a favor de la comunidad, se lo vendió a otra gente, y la semana pasada hubo personas tratando de cercar el lugar porque le habían comprado a Furlong, desconociendo el conflicto con la comunidad, y sin saber que es tierra mapuche. La mayoría de los compradores son extranjeros, y las inmobiliarias les venden y -obviamente- no les dicen que es territorio de la comunidad. O les venden más barato porque ‘van a tener problemas con los mapuche’. Así les dicen", relata Andrés.
La comunidad Lof Paicil Antriao es una de las comunidades que más causas judiciales ha iniciado en el país.
Está claro que Manu no es el principio del hilo. Tras continuar tirando, aparece otro nombre: José Salamida, intendente municipal durante la dictadura cívico militar, entre el 76 y el 77. Uno de los abogados de la comunidad, Luis Virgilio, explica que "él (Ginobili) le compró las tierras a Salamida. Le pagó $150 mil dólares. Tenemos en nuestro poder las escrituras. Salamida, en la década del 60, se la compró a precio vil a un sucesor de Paicil, que firma con el dígito pulgar (como se observa en las imágenes que acompañan esta investigación), porque no sabía leer ni escribir. Se la compra en pesos nacionales, y el cálculo aproximado de ese pago en dólares sería de $1500 dólares. Una ridiculez".
"Esto se adquirió, en principio, por un procedimiento que se llama "lesión subjetiva", es decir, aprovechándose de la ligereza e inexperiencia de las personas. En este caso, también haciéndole firmar "a ruego" un boleto de compraventa, a una persona, que no sabía ni leer ni escribir. Y después Ginóbili se la compra a Salamida", detalla Virgilio.
Andrés explica que "la comunidad Lof Paicil Antriao vive acá, ancestralmente. El lugar, el entorno, todo lo que nos rodea, las plantas, los arroyos, las vertientes, hace parte de la identidad de cada uno de nosotros. Si es afectado el ecosistema, también son afectadas nuestras vidas, nuestra salud, y nuestra identidad".
Las inmobiliarias no les dicen que es territorio de la comunidad. O les venden más barato porque ‘van a tener problemas con los mapuche’.
¿Desde la comunidad hablaron con Ginóbili alguna vez?
Jamás se presentó Ginóbili. Siempre fue a través de algún representante. En esta ocasión, unos matones.
¿A los matones quién los mandó?
No lo sabemos con precisión, pero puedo decirte que estaban atrincherados en la casa que construyó Ginóbili, para el cuidador. Estaban todos ahí adentro y de ahí salieron.
¿Desde cuándo data este conflicto?
Hace más de 14 años que viene ocurriendo esta puja con Ginóbili por ese lote. Él reclama que son 19 hectáreas las que compró. Que -al principio- eran doce, y después, en las denuncias, se fueron aumentando -ellos mismos- las hectáreas. Y hoy reclaman 19. Ginóbili, en algún momento, hizo una declaración diciendo que había comprado esas tierras. Que él no sabía que eran de los mapuche; pero que si se comprobaba que eran nuestras, las iba a devolver.
¿Pudieron identificar la cantidad de agresores que fueron?
Eran unos doce tipos. En la comunidad somos unas 60 familias.
¿Había uniformados?
Vino la policía local en un momento. Gente de la comunidad se empezó a reunir por fuera de la tranquera. Quienes habían sido golpeados por los matones estaban afuera. La policía quiso tomar datos de la gente de la comunidad. Y la gente les dijo: "No, los delincuentes son aquellos que están allá, a ellos tomales los datos ".
¿Cuál fue tu reacción en el momento del ataque?
Estos tipos agarraron a los cuatro kona, más una hermana; a ellos los redujeron y los inmovilizaron, yo pude zafar, y a la compañera no la agarraron. Una vez que se congregó la gente de la comunidad en el lugar, empezamos a dialogar con estas personas, quienes en un momento empezaron a aflojar, ante la cantidad de personas que se estaban juntando. Nosotros, siempre en forma pacífica, pudimos entrar otra vez hasta el lugar donde teníamos la ruka, que estaba toda desarmada. Hicimos un fogón, ellos se retiraron, y nos quedamos en el resguardo.
¿Qué creés que va a suceder en el futuro inmediato?
Que la comunidad va a mantener su postura, vamos a seguir cuidando el territorio, cueste lo que cueste, siempre de manera pacífica y bajo las leyes que nos amparan el derecho mapuche. Llevamos 500 años, resistiendo y luchando. Somos un pueblo al que nos tocó esto. Pero somos un pueblo pacífico. En nuestra comunidad siempre buscamos el diálogo; jamás ejercemos violencia hacia las personas, o inmuebles, o nada que pueda llegar a ser un delito. Tenemos una lucha de muchos años, muy digna, y -bajo las leyes- hemos ido ganando las batallas.
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