Compartir

“Todos los usos de la planta de cannabis son terapéuticos”

por Estefanía Santoro
Fotos: Rodrigo Ruiz
28 de abril de 2025

Maria Celesto Romero es médica psiquiátrica especializada en cannabis, desde hace años realiza atención asistida con esta planta para tratar diferentes afecciones de salud mental. En esta entrevista explica por qué la marihuana es un gran aliado para la salud mental de las personas. 

¿Por qué demonizar una planta que brinda un sin fin de beneficios, alivia una lista interminable de dolores, afecciones psíquicas y mejora la calidad de vida? Una planta que no posee dosis tóxicas, que podes cultivar en tu propia casa y convertirla en medicina ¿Será ese el problema? ¿Será que los intereses de los grandes laboratorios y el narcotráfico se ven amenazados y temen perder un gran mercado?.

En nuestro país hay profesionales de la salud, cultivadores solidaries y usuaries que a partir de la organización comunitaria y autogestiva están dando el ejemplo, haciendo lo que debería hacer el Estado: Brindan respuestas ante la falta de políticas públicas sanitarias. El debate que falta dar es ¿Terapéutico y medicinal: sí? ¿Recreativo: no? ¿Por qué separar sus usos? Ninguna práctica que las personas realizan porque contribuye a su bienestar debería ser ilegal, pensando a la salud en un sentido integral. Entonces ¿Por qué se sigue demonizando una planta como la marihuana?. Sobre esto y más reflexiona María Celeste Romero en esta entrevista.

La relación de Celeste con la planta de cannabis es previa a su formación como médica psiquiátrica. Cuando llegó a la universidad su experiencia de vida estaba muy alejada de lo que se le enseñaba. Empezó a buscar información por sus propios medios y se encontró con investigaciones científicas que detallaban evidencia de los beneficios del cannabis para abordar determinadas afecciones de salud mental. 

Se encontró con el sistema endocannabinoide, algo que en la facultad ni siquiera se mencionaba: “El sistema endocannabinoide es el sustrato biológico por el cual nuestro cuerpo responde a los principios activos que están en la planta de cannabis. Es una trama de receptores que también está presente en el organismo de todos los animales vertebrados - no solamente las personas humanas podemos vernos beneficiadas por los principios activos de la planta - que tiene mucha presencia en el cerebro y en todo lo que es las células del sistema inmune y las que coordinan la inflamación. Pero más allá de eso, está presente en todos los órganos de nuestro cuerpo, en todos los tejidos porque es un sistema de regulación interna que lleva al organismo a la homeostasis, que es el equilibrio biológico.” 

Mientras realizaba su residencia en el Hospital de Clínicas comenzó a adentrarse en la medicina integrativa a la par de la psiquiatría y las alternativas al modelo médico hegemónico. Obtuvo su primera especialidad en homeopatía, con una mirada siempre crítica de la relación verticalista que propone: “Un saber-poder médico que avasalla el cuerpo del otre”, así define al lugar establecido socialmente del que eligió correrse.

“Para esa época empezó a surgir el impulso de las madres que usaban cannabis para tratar a sus hijos y de las personas que traen un saber que viene por fuera del sistema médico, un saber que en la facultad no se me ofreció nunca y que se construye en comunidad. Me reuní con cultivadores que me enseñaron a hacer las extracciones. Ahí empezó a aparecer este saber comunitario, donde los roles estaban repartidos y el aprendizaje lo hacíamos entre todes. Está bien tener a alguien que sabe de farmacología o que puede hacer una buena lectura de un análisis, pero mi rol de médica no era el del centro, sino que era dinámico, comunitario y colectivo, donde estamos las personas que venimos del palo de la salud, las que vienen del cultivo, las que vienen de ser usuarias y también profesionales de las ciencias sociales.”

-¿Qué pensás cuando se cuestiona el uso de la marihuana desde el argumento que sostiene que genera adicción? 

-Esa cuestión es un recurso que usó el prohibicionismo para instalar una censura en la relación con la planta pero cuando lo comparamos con datos no es tal. Es realmente muy bajo el porcentaje de personas que prueban cannabis y se vuelven dependientes de ella. Biológicamente no se explica como se puede explicar la adicción a la cocaína, que tiene una activación de circuitos dopaminérgicos que están más relacionados con la adicción, en cambio, la cannabis no. Sostengo que las adicciones no deberíamos reducirlas sólo a la relación de la persona con la sustancia, sino que también tienen que ver con el contexto. Cuando hablamos de adicción y lo reducimos al vínculo entre una persona y una sustancia, nos estamos olvidando de lo más importante, que es el contexto de esa persona.

-Me podrías contar alguna experiencia de acompañamiento de cannabis que hayas realizado como psiquiatra

-Uno de los casos que me tocó asistir desde el principio fue con Giuli, un jovencito de Río Negro que tiene un padecimiento genético que se llama síndrome de Cornelia de Lange, que llevaba a que tenga un comportamiento tan descontrolado que lo ponía en riesgo, por ejemplo, rompía vidrios con la cabeza todo el tiempo. La madre, desesperada, encerrada con su hijo, sin saber qué hacer, terminaron internades tres meses en una clínica en Rosario, lejos de la familia y de todo su sistema de sostén y apoyo. Giuli tuvo un efecto secundario con la medicación psiquiátrica, lo externaron, pasó a terapia intensiva y casi se muere. En ese momento, la mamá firmó sacarlo de ahí contra la opinión médica porque además, la experiencia en el psiquiátrico fue muy fea, sábanas tajadas, comida con cucarachas, un horror. La mamá y su hijo pasaron por esa situación de fármacos que no hacen efecto, esa es la historia de muchos usuaries de cannabis que antes pasaron por una acumulación de efectos no deseados. Era una madre sometida a esa situación los 365 días del año. Volvió a su pueblo y empezaron a explorar la herramienta cannabis de a poco, hubo que hacer algunas pruebas, pero al toque Giuli respondió muy bien, empezó a poder comunicarse y a conectar de otra forma. La mamá pasó de ser una madre encerrada por el sometimiento de la condición grave de su hijo a ser presidenta de una de las ONGs más importantes que hay en el país con un cultivo hermoso, con 40 médicos y médicas asistiendo a personas. Pasó de estar encerrada a ser una persona con una presencia política y con un aprendizaje que pudo exteriorizar. 

-¿Qué afecciones de la salud mental se pueden tratar a través de la asistencia con cannabis? 

-El sistema nervioso tiene muchísima presencia del sistema endocannabinoide y las acciones del sistema endocannabinoide sobre el sistema nervioso son de neuromodulación. Entonces, bien usada la planta de cannabis puede potenciar ese efecto de neuromodulación y tiene un montón de impacto en afecciones de salud mental. Eso no significa que sea de primera línea ni que lo resuelva todo. Puede ayudar mucho y se integra muy bien con otras prácticas. Yo no estoy en contra del uso de psicofármacos. Vi a muchas personas que les cambiaron la vida, sí estoy en contra de la práctica de recetar psicofármacos de forma desentendida y de que la intervención solo sea esa, sin darle a la persona otras herramientas. Desde ese lugar de la neuromodulación potencialmente se pueden trabajar en un montón de síntomas que acompañan a los procesos que devienen en padecimientos de salud mental. 

-¿Cuáles son los compuestos de la planta de cannabis que brindan beneficios en la salud mental?

-Sabemos que el THC cuando envejece en la planta se oxida a un tipo de cannabinoides que se llama CBN. La combinación de CBN con THC tiene efectos narcóticos sobre el sistema nervioso. Narcótico nos suena duro, pero básicamente significa que ayuda a dormir. Para el insomnio, por ejemplo, vale un montón y es algo que nos aqueja muchísimo. Además tenemos la posibilidad de combinar formas, por ejemplo, si una persona tiene insomnio de conciliación, o sea, que le cuesta quedarse dormide la vía inhalada, sea vaporizar o fumar, a través del pulmón tiene un efecto rápido y de corta duración. Si lo que quiero es conciliar el sueño, unas bocanadas de cannabis de una planta que tenga una predominancia índica y que esté añejada, es un gol. Si tengo un insomnio de mantenimiento, o sea que me despierto durante la noche, ahí vale más el uso oromucosal de cannabis, unas gotitas sublinguales de una planta de las mismas características, porque las plantas índicas son más relajantes, las sativas te ponen más arriba. Eso no tiene que ver con la concentración de cannabinoides, sino con la composición de terpenos, que son los aromas de la planta. Los terpenos son unas moléculas que le dan aroma y sabor a todas las plantas, entre ellas a la planta de cannabis, que se destaca por ser una súper aromática. Conociendo esto podemos reconocer las posibilidades terapéuticas de la planta. 
Cuando una persona está atravesada por un padecimiento en el estado de ánimo de corte depresivo hay evidencia científica que da cuenta de los efectos del CBD sobre el sistema endocannabinoide, que es esta trama de receptores de la que ya hablamos y el impacto que tiene eso sobre el estado de ánimo. También a nivel de los receptores de serotonina, las plantas que tienen una buena concentración de CBD, sabemos que puede estimular esa vía serotoninérgica y esa vía del sistema endocannabinoide también para regular el estado de ánimo. 
El THC sabemos que también sirve en el estado de ánimo porque hay evidencia científica que da cuenta de que personas que atraviesan síndromes depresivos tienen menos concentración de endocanabinoides, entonces necesito nutrir. Lo mismo con las plantas que tienen más presencia de limoneno, que es el aroma a limón, ni más ni menos. Hay estudios que analizan específicamente el aroma limón ¿Existe en la naturaleza alguna planta que contenga CBD, THC y limón?. Hay un montón. En esos casos es una buena práctica usar estas plantas que le decimos que son de quimiotipo dos, que son las equilibradas en CBD y THC que en la medida de lo posible venga de una línea cítrica porque sabes que va a ayudar. Hoy todas las plantas son híbridas, no hay sativas puras, indicas puras, y si viene de una herencia medio sativona, mejor, porque te va a levantar. Ese es el efecto séquito, que es el efecto que hace la complejidad de la planta, que es la asociación de componentes, que es mayor que el efecto de los componentes aislados. Para tratar la depresión va muy bien. Eso no significa que sea la primera o la única estrategia, pero dialoga bien con los tratamientos antidepresivos, no es que chocan. 

-¿Es decir que la planta de cannabis es compatible con psicofármacos como los antidepresivos?

-Si, es compatible, no hay que tener miedo. Lo que muchas veces me preguntan es ¿puedo salir de la depresión fumando porro?. No es lo más ideal, pero si vas a usar cannabis y lo que estás buscando es el efecto antidepresivo puntual, lo ideal es hacer una base oromucosal porque está más tiempo en la sangre, entonces te permite hacer dos o tres tomas al día, dependiendo siempre del sistema endocannabinoide que es como una huella, varía en cada persona. De esa forma te permite hacer varias tomas al día y el pico plasmático que es cuando más cannabinoides llegan a la sangre no es tan pronunciado como cuando es fumado y el efecto es más sostenido. Está bueno que el pico no sea tan pronunciado y que el efecto no sea tan sostenido porque tiende mucho menos a saturar el sistema endocannabinoide. 

-¿La cannabis funciona también para trastornos de ansiedad? 

-Para trastornos de ansiedad sabemos que van re mil bien las plantas índica y las plantas ricas en CBD. Esto significa que tenga alguna postura en contra del THC. No, sino que por ahí para las afecciones de salud mental está bueno empezar con extracciones que vengan de plantitas más ricas en CBD y vas sumando THC si va requiriendo, por ejemplo, para la ansiedad es preferible hacer una base con planta con más CBD porque si bien el THC no necesariamente va a disparar ansiedad, en muchos casos la produce, entonces primero te jugás a hacerlo con una planta que sea de Quimiotipo 3, que son las que predomina CBD. Después tenemos las Quimiotipo 1 que tienen alto THC y las quimiotipo 2 que tienen compensado más o menos la misma cantidad de CBD y THC aunque no es exacto. Distinto sucede si se trata un trastorno por estrés postraumático que sabemos que el que juega es el THC. Entonces en general se usan plantas con más THC o por lo menos un quimiotipo 2 de base y ahí va sumando THC. Para los procesos psicóticos sabemos que el CBD tiene probada evidencia científica de efectos antipsicóticos, ahí sí es muy importante conocer a la persona que lo va a usar porque hay personas que vienen de un contexto que se agrava ante el contacto con una molécula de THC. En general lo que tendemos a recomendar a nivel masivo es el uso de CBD, porque sabemos que tiene propiedades antipsicóticas y las genéticas con THC en general evitarlas, salvo que vos lo hagas como una estrategia de reducción de daños, donde puedas tener de a poquito cierto cuidado sobre el tipo de cannabis que usa tu consultante, porque una cosa es un cannabis de mercado negro prensado, que en general son sativa paraguayas altas en THC y otra es un cannabis que sea producido de forma orgánica y que a lo mejor esté más compensado.

-¿También pueden tratarse con cannabis trastornos obsesivos compulsivos? 

-Si. Mi recomendación en general es empezar con que tenga una predominancia de CBD o en personas que tienen tolerancia al THC, genéticas equilibradas. Las genéticas que tienen predominancia de THC, es mejor dejarlas para situaciones muy puntuales específicas y que tienen que ver con la evaluación clínica también, no porque estemos en contra, sino porque es parte de un proceso. Por ejemplo, las genéticas con THC son bárbaras para una persona que está en fin de vida. Porque no duerme, no come, tiene dolores y está triste. Si a esa persona le permitís que se ría un rato, que duerma bien, que tenga hambre y que sus dolores disminuyan, le mejoras muchísimo la dignidad para su proceso de partida. Eso lo hace el THC, no lo hace el CBD. 

-Más allá de las limitaciones que plantea el Gobierno Nacional sobre el uso del REPROCANN, en la sociedad hay un debate que aún no está saldado y que tiene que ver con la diferenciación que se hace del uso del cannabis entre “recreativo y medicinal” ¿Pensas que esa diferenciación es válida? 

-Desde mi punto de vista el debate “recreativo y medicinal” es muy representativo de la forma patriarcal de polarizar y enfrentar a la sociedad y para mí es una herencia del prohibicionismo. Está bueno trascenderlo y reconocer que todos los usos de la planta son terapéuticos. Que hay algo en lo terapéutico que toma un poco de aquello que le podemos decir recreativo, adulto, exploratorio y algo que toma de ese conocimiento que tenemos frente a una patología. Son esas esas dinámicas de integración que me parece que son las que necesitamos para trascender estos modelos de opresión. Si estás de un lado o estás del otro yo veo que eso solo le sirve a la industria farmacéutica. 

-¿A los que hacen lobby para que el consumo de marihuana no se legalice?

-Yo no tengo la palabra de la verdad de quiénes hacen lobby, pero pienso qué intereses toca si se legaliza el consumo de marihuana, si se flexibiliza también esta dicotomía medicinal o recreativo y se pasa a hablar de una cuestión terapéutica. Los dos grandes poderes que veo son la industria farmacéutica y el narcotráfico, que es donde va la guita
porque las personas que hacen comunidad con la marihuana lo que siempre pregonan es el autocultivo. 

-Poder cultivar una planta medicinal en tu propia casa puede ser un privilegio para algunas personas porque tenés que tener lugar donde hacerlo, sin embargo, el autocultivo solidario llegó para, de alguna manera, saldar ese problema.

-Es hermoso lo que estás diciendo y además te sumo como profesional de salud mental que a mí me hace mucho más sentido que podamos establecer una relación con ese ser que nos está ofrendando su medicina y nuestra vida que comprar el goterito. No tiene nada de malo comprar el goterito, tengo un montón de amigas que también están en ese servicio y está buenísimo, pero hay algo de la conciencia en las relaciones, porque estamos en un momento de la historia en el que no sabemos de dónde viene lo que consumimos ni a dónde va lo que desechamos. Que de repente aparezca una planta que la podés cultivar en tu casa, que te va a enseñar a reconocer los tiempos orgánicos, te ayuda a trabajar frustraciones, es alguien más que está sosteniendo todo el proceso. El autocultivo no solo tiene que ver con obtener cannabinoides y terpenos, sino con la relación. Es ampliamente superador porque creo que somos varias las personas que soñamos con una forma que pueda trascender ese modelo de disonancia cognitiva de que no sabemos de dónde vienen las cosas ni a dónde van.

-¿Por qué crees que se sigue demonizando a la planta y qué mitos existen?

-Por un lado, juegan un montón de intereses económicos y sobre eso se crean ideas para propulsar o evitar que las personas se relacionen de tal o cuál manera. Hay algo que me parece que es importantísimo que es reconocer el prohibicionismo. Son esas ideologías que están ahí subyacentes, el prohibicionismo de la censura se sostiene de hacernos creer que la planta puede generar locura, que puede ser una mala idea vincularse con la planta para la salud tanto física como mental, que puede generar adicción, que hace que una persona se pervierta. Esa base viene de una idea que se instaló en Estados Unidos, en el siglo pasado con Harry Anslinger que pasó a la historia como el zar de la guerra contra las drogas, donde había un interés claro de usar la estrategia cannabis para perseguir a inmigrantes mexicanos y a personas afrodescendientes. Era un tema que estaba sostenido en la censura y esa censura a lo único que ayudaba es al poder económico de la industria farmacéutica y del narcotráfico, que son los dos poderes que se ponen en juego, es más una cuestión económica y de persecución política que de salud. En la década del 30, en el siglo pasado, cuando el lobby de la industria del alcohol hizo que caiga la ley seca, la oficina de estupefacientes de Estados Unidos se quedó sin laburo, porque no tenían a quien perseguir. En ese momento, Anslinger empezó a perseguir a quienes usaban marihuana. 

¿Qué consecuencias observas con respecto a las demoras en las renovaciones y autorizaciones del -REPROCANN?

-Lo que veo es que hay un retroceso enorme en relación a la seguridad con la que las personas se relacionan con la planta. Otra vez las personas están angustiadas, tienen miedo, está presente la idea de que el REPROCANN fue una estrategia para que algunos sectores se laven la cara y que los drogones sean legales. Primero que yo no percibo que existan drogones de cannabis, pero hay gente que lo piensa. El REPROCANN es una estrategia que sirve mucho para el acceso en salud, que al Estado no le cuesta nada, porque las personas se autoproveen de todo, el Estado no tiene que proveer la semilla, el sustrato y las luces del indoor ni te bajan los impuestos porque sos usuario de cannabis. Estas demoras vulneran el derecho esencial al acceso a la salud y la verdad que es una situación muy problemática porque cuando vos te sentís mal y encontrás una herramienta que te sostiene, es un bajón tener que dejar de usarla porque tenés miedo. Tenés miedo de un Estado que no reconoce tu padecimiento, que es una estrategia integral porque por ahí usás cannabis porque tenés ansiedad, pero también aparte regula el funcionamiento como el ciclo menstrual y ya no te duele cuando te baja la menstruación o te saca el dolor de cabeza o el insomnio. Para nosotros está buenísimo porque es una estrategia muy suave para tratar al cuerpo. Si a mí una persona me dice que se tomó una caja de psicofármacos entera, seguramente me preocupe, le mande una ambulancia a la casa, le avise a la familia y hagamos toda una movida para que le hagan un lavado de estómago. Si una persona me dice que se tomó el frasco de aceite de cannabis entero, cuánto mucho le avisaré a alguien que esté atento no más, que le ponga Pink Floyd y que le vaya a comprar comida para que cuando se despierte coma algo, se que no va a haber un problema. A mí que sea ilegal no me va a afectar, en mi uso personal, porque soy activista, pero a la señora de enfrente que cultiva marihuana por la artrosis, que le hace superbien y de repente le dicen que puede quedar presa, va a dejar de hacerlo. Y eso impacta negativamente en la calidad de los tratamientos y la calidad de vida de las personas.