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“Estuvimos presas por ser mapuche”

Florencia Melo, una de las siete mujeres mapuche detenidas en Lof Lafken Winkul Mapu, habla luego de ser liberada y sobreseída. Un relato sobre la violencia al pueblo mapuche y el futuro de resistencia.

Por Florencia Melo

Durante el tiempo que estuvimos detenidas todo fue demasiado irregular. Nuestros abogados siempre se enteraban tarde de los movimientos que se iban haciendo. Cuando nos trasladaron a Buenos Aires se montó un operativo sumamente exagerado con un enorme control policial. No sabíamos adónde nos estaban llevando, pasamos por distintos lugares, estuvimos en una alcaldía, después nos llevaron a una unidad y finalmente al penal de Ezeiza, donde estuvimos tres días y recién ahí nos tomaron declaración.

Nos requisaron en cada lugar al que fuimos, nos llevaban esposadas, con un montón de control alrededor de los vehículos en donde nos trasladaban, como si fuéramos terroristas o estuviéramos haciendo algo malo. La misma policía alentó un destrato innecesario porque nosotras nunca demostramos ser violentas o que nos íbamos a escapar, aun así estaban todo el tiempo custodiándonos y creando una imagen de que éramos  terroristas y violentas, cuando en realidad no estaba pasando nada de eso.

Todo el tiempo intentaron generarnos miedo, incertidumbre y terror. No sabíamos a dónde íbamos y tampoco podíamos confiar en lo que nos decían que iba a pasar. En uno de los traslados también nos esposaron las piernas con cadenas, aparte de las esposas que llevamos en las muñecas.

“Nosotras no vemos el territorio con un fin económico y un interés inmobiliario pero el huinca sí”

Estuvimos presas por ser mapuche, por querer defender y recuperar lo que nos fue arrebatado hace años. El Estado tiene una falta con nosotros por no reconocer la preexistencia del pueblo mapuche, por no reconocer que los territorios fueron habitados por nuestros ancestros y que lo que reclamamos es lo que corresponde. No tenemos intereses económicos como sí los hay de su lado. Mientras los intereses de los empresarios, terratenientes y de Parques Nacionales -en el caso de nuestra comunidad- sigan existiendo, siempre va a haber esa puja. Hay diferencias que nunca se van a llegar a limar porque nosotros no vemos el territorio con un fin económico y un interés inmobiliario, y el huinca sí. Esta lucha va a seguir porque queremos recuperar los territorios y defender la vida.

Ahora que se abrió el secreto de sumario en la Justicia, nos enteramos que hay otros lamien que también están siendo perseguidos y judicializados. El territorio sigue estando militarizado y creemos que esto va a continuar. El hostigamiento y la persecución se va a trasladar a otras comunidades, eso es lo que están planeando y lo que ya se está empezando a ver, con esta idea de que los mapuche somos terroristas y vándalos y que tenemos que dejar de existir. Cada vez van a aparecer más acusaciones porque así se maneja el huinca, con mentiras y acusaciones falsas. Ojalá la sociedad sea consciente de lo que está pasando y pueda ver cuál es la realidad.

Acá en Bariloche hay un clima bastante fascista y mucha gente anti mapuche. En Villa La Angostura también se está generando un clima de violencia en base a mentiras y a la negación de la existencia de los pueblos ancestrales, a la negación de la realidad que es que el Estado es el verdadero terrorista, el verdadero opresor y represor que violenta el derecho que tenemos a recuperar nuestra identidad, nuestra cultura y nuestra espiritualidad como mapuche.

Lo principal ahora es que el territorio se desmilitarice porque una de las autoridades más importantes para nosotros, que es la machi, tiene su rewe allí y es necesario que vuelva a ese territorio. Necesitamos recuperar ese espacio por la machi, por la importancia que tiene para la espiritualidad de nuestro pueblo y porque es un derecho ancestral estar en el territorio que nos corresponde por ser mapuche, donde vivieron nuestros ancestros.

No queremos que haya miedo, tenemos que alzar la voz y manifestar lo que creemos justo y necesario para nuestro Buen Vivir, que no es nada disparatado ni es un capricho, tiene que ver con recuperar nuestra identidad, nuestra forma de vida. El volver a los territorios es volver a estar conectados con la tierra. Cada persona que sienta el compromiso, tenga sangre mapuche o no, la llamamos a que nos acompañe porque esto es en beneficio de todos, sin intereses políticos o económicos. Que la gente mapuche y no mapuche se despierte, se levante y que podamos aunar en un mismo pensamiento esa fuerza para volver a recuperar todo lo que nos fue arrebatado.