Educadores y amantes del deporte recorren el país y el mundo. Y le dan vida a Codasports, un proyecto que desarrolla y difunde prácticas lúdico- deportivas. Lo hacen con una mirada alternativa, con el sueño intacto de vivir en un mundo diferente, en el que se alimente el jugar y aprender, por sobre el éxito y los records.
Román Césaro nació en la provincia de Chubut. Pero hace años que vive en La Plata, donde da clases de Educación Física. Su interés por observar y estudiar los juegos tradicionales de los pueblos originarios lo llevaron a conocer a su coterráneo Ricardo Acuña, durante un encuentro de luchas ancestrales, a fines de los 90; y en consecuencia a sumergirse en el mundo de los deportes alternativos.
Román reconoce en ese período, “neoliberal por excelencia”, una suerte de resistencia. Una “resignificación” de las prácticas lúdico- deportivas que defienden la interculturalidad y la inclusión, con “estructuras filosóficas más igualitarias, vivenciales y pasionales”; que buscan generar autoconfianza y fortaleza mental, y apuestan por la estimulación de la imaginación y la creatividad. Además de tener un alcance más horizontal y menos “dogmático”, que cuestiona la burocracia de los reglamentos y el deporte espectáculo de cifras exorbitantes.
“Descubrí nuevas prácticas, juegos y deportes que eran desconocidos. Comprender, describir y analizarlos te permite tener una especie de vidriera para entender otros procesos sociales y formas de comunicación cultural”, explica Román.
Comprender, describir y analizarlos te permite tener una especie de vidriera para entender otros procesos sociales
Son muchos kilómetros recorridos, una tarea maratónica de autogestión (sin ayuda de ningún tipo del Estado); de la mano de Acuña, el “gurú”, y les que se fueron sumando en el camino, y forjaron lazos y amistades sin fronteras. Y de alguna u otra manera forman parte de Codasports: una ONG que desde hace 20 años desarrolla, difunde y brinda cursos y capacitaciones en deportes alternativos –en nuestro país existen más de 90 entidades miembros-, por todo Latinoamérica y el mundo.
Ahora bien: ¿Qué es lo que hace que un deporte sea alternativo? Básicamente, el jugar con materiales no convencionales, “no hegemónicos”, muchas veces elementos reciclados. O el simple hecho de no necesitar más que un par de zapatillas –y de ser posible unos músculos de acero-, como en el caso del Kabaddi: deporte de contacto que se juega en equipo y echó raíces en Asia -hace más de 4 mil años-; donde posee fuertes razones sociales, políticas y mediáticas.
En la Argentina, gracias a la perseverancia de quienes hacen Codasports, el Kabaddi despierta pasiones y gana fieles seguidores que se destacan en una liga nacional de alto rendimiento. Román es uno de los históricos del plantel de la Selección masculina que se formó en 2011 y viajó como invitada a Punjab (India) para jugar el Mundial. En la actualidad, Román es el entrenador de la Selección femenina de Kabaddi, que tendrá en Malasia –en modalidad Indoor, del 6 al 15 de abril-, su debut mundialista.
Román confiesa que la “idiosincrasia” hizo que no fuera tarea fácil armar un equipo de Kabaddi de mujeres de más de cuatro jugadoras –se juega siete por lado, con cinco suplentes-. “Es un juego duro y raro. Acá todavía hay cierta resistencia”.
Es un juego duro y raro. Acá todavía hay cierta resistencia
De Pilar, Escobar, de Entre Ríos y Chubut. Luchadores y luchadoras, jugadorxs de rugby, multi deportistas y profesorxs de Educación Física; llegan al Club Deportivo La Plata. Buscan la puesta a punto, el funcionamiento colectivo. Sujetan sus manos para capturar al raider (atacante) y evitar ser tocados. Aunque a veces no alcance y haya que luchar y revolcarse por un punto, en esas colchonetas conseguidas gracias a lo recaudado en los sorteos, de vital importancia para disponer de los materiales, y un espacio propio de entrenamiento y disfrute construido “a pulmón”.
Hace dos años, Gisela Sangiao empezó a practicar Kabaddi en La Plata. Lo que más le gusta de este deporte es que “es un juego colectivo, y no hay un jugador estrella, sino la coordinación de varias personas”. Gisela piensa que la experiencia de Malasia será “enriquecedora”.
Al igual que Román, es profesora de Educación Física, y se interesa por que los pibes y pibas conozcan los deportes alternativos en las escuelas. “Los practicantes tienen una tendencia de asemejar su práctica lo más parecido al deporte hegemónico. Ser cada vez más competentes. Pero hay otros que buscan divertirse, y cambiar las reglas de ser necesario”, dice Gisela.
“Los deportes que son televisados por los mass media, suponen siempre una relación de lo lúdico con lo hegemónico y el dinero. El deporte moderno está fagocitado por la dinámica del mercado, el éxito, el record, la eficacia y la eficiencia. Se trata de ser los mejores”, explica Román. “Lo masivo se vuelve un problema cuando no es apropiado por cada trozo de la masa. Que se masifiquen las lógicas del juego, no la imposición absoluta del reglamento”, plantea Pantaleón Riquelme, miembro de Codasports.
Es un juego colectivo, y no hay un jugador estrella, sino la coordinación de varias personas”. Gisela piensa que la experiencia de Malasia será “enriquecedora
En este contexto, lo alternativo trasciende hacia otros horizontes. Y deja destellos que por momentos parecen utópicos, pero que a fuerza de un “trabajo de hormiga”, ejercen presión hacia arriba, erupcionan y se vuelven realizables: en diferentes regiones del país, como Caleta Olivia (Santa Cruz), Gaimán (Chubut), y Benito Juárez (Buenos Aires); se abrieron escuelas con actividades mixtas –entre hombres y mujeres-, que promueven deportes alternativos, como el Kabaddi, el Kin-Ball, y el Roundnet.
“Tiene un peso político más de allá de conocer nuevas propuestas. A veces se asocia lo alternativo con un deporte que acá no se ha visto nunca. Pero eso puede variar de un continente a otro. El Badmington es el tercer deporte más jugado y poca gente lo conoce. Lo que me mueve es pensar un mundo diferente. El deporte y el juego son parte de ese mundo. La práctica deportiva es un derecho, como la educación y la salud. Lo convierte en una militancia”, dice Pantaleón, mientras nos muestra un recorte de manguera que en algún momento sirvió de frisbee –disco-, para practicar Ultimate, deporte en el cual no existe la figura del árbitro, y se enfatiza el juego limpio.
Para Román, el deporte es como un caleidoscopio, con varias “aristas y tenores”. “No creo que haya deportes alternativos. Tiene que ver en cómo son pensadas las prácticas y sus lógicas. El problema no es el contenido, sino el modo. Está muy vinculado con la idea de lo alterativo y disruptivo. Implica la posibilidad de interpelar lo establecido que está enquistado. Estas prácticas te conectan con otros mundos, otras geografías, y permiten un proceso educativo súper rico con una gran variedad de opciones”.
La invitación, está hecha.
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