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LA PRIMERA VEZ DE NAZARENO CASERO

por Revista Cítrica
25 de septiembre de 2015

Si lo sospechaba, aquí se lo confirmamos: Nazareno Casero tuvo su debut artístico antes de cumplir sus diez años. Fue en en el teatro Opera, ante miles de personas, y delante de una cámara de televisión. Suena entendible: hijo de un humorista de culto como Alfredo, su primera vez tenía que ser precoz. “¡No podía tragar saliva de los nervios!”, le cuenta a Revista Cítrica el actor de Aballay, la película argentina nominada a los Premios Oscar 2012.

¿Cuándo fue?

 

 

 

Tenía aproximadamente ocho años. Mi viejo estaba haciendo un show con la Halibour Fiberglass Sereneiders, una banda que tenía con Mex Urtizberea, Javier Malosetti, el Mono Fontana y Lito Epumer. ¡Una gran banda! En el medio del show, de repente, me pusieron a mí a recitar un poema sobre un perro que teníamos. La síntesis del poema era que nuestro perro era una mierda, o algo así.

 

 

 

 

 

 

¿Pero todo esto dónde sucedió?

 

 

 

 

 

 

¡En el teatro Ópera! Imagínate: yo, con ocho años, caminando sobre el escenario del Ópera y enfrentándome a más de mil personas. ¡No podía tragar saliva de los nervios! Entonces, lo primero que dije fue: “Piano a piano, se me van los tanos”. Yo no sabía que la frase que solían decir los italianos era “piano a piano se va lontano” (paso a paso se llega lejos). Me salió sin querer eso, y todos estallaron de la risa: desde mi viejo hasta el público. Lo más gracioso es que todos se reían, pero nadie sabía que yo repetía una frase sin entenderla.

 

 

 

 

 

 

Un tiempo antes o un tiempo después ÓNazareno no lo recuerda bien, algo que en rigor no nos importa demasiadoÓ, también tuvo su primera vez en la televisión. Fue en Cha Cha Cha, aquel programa que modificó la manera de hacer humor en la tevé y que resultó el prólogo de Todo por dos pesos. “Yo estaba con el hijo de un productor televisivo. No entendíamos mucho lo que pasaba. De repente salía mi viejo a preguntar mirando a cámara: ?¿Saben qué están haciendo sus hijos en este momento??. El pibe se reía. Estábamos como presos, entonces yo lo increpaba:
Ó¿De qué te reís, gil, no ves que estamos en cana? Ólo toreé.
ÓMe río, me Río de Janeiro Óme respondió. Fue desopilante.”