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Gollán, un símbolo del periodismo cipayo

Redacción Rosario
02 de diciembre de 2014

Según las necrológicas de Clarín y La Nación murió un gran hombre de los medios. Según quienes lo conocieron, murió un cómplice de la dictadura.

Siempre acomodado con el poder, ya sea militar o político, el ex intendente de facto y cónsul honorario de Gran Bretaña, Alberto Gollán, falleció a los 95 años sin una sola acción a su nombre del pequeño imperio mediático que lideró hasta el lunes 24 de noviembre: Televisión Litoral Sociedad Anónima (TLSA), la empresa propietaria de Canal 3, LT2, FM Vida, Rosario 3.com y otra serie de emprendimientos vinculados. Sus maniobras financieras para evitar juicios de los socios minoritarios, y la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual Audiovisual -que impide taxativamente que titulares de licencias hayan formado parte de una dictadura-, lo obligaron a soltar formalmente los papeles, aunque nunca dejó las riendas del negocio que manejó desde su casa, construida en el mismo predio donde se encuentran montados los estudios de radio y televisión (y el consulado).

Más que para una semblanza, el material que tenemos acumulado en el archivo de este periódico sobre la figura del “Don Alberto”, como gustaba hacerse llamar, da para un libro. Y a pesar de que sus empleados del ala gerencial de TLSA publicaron elogiosas necrológicas esta semana, los conceptos recogidos de socios minoritarios damnificados o de laburantes que soportaron sus caprichos, apuntan en una dirección completamente distinta.

El silencio sobre ese otro costado de la biografía de Gollán no es una sorpresa, ha sido una constante en la historia de los propietarios de medios de comunicación de la ciudad, entre quienes existe el pacto tácito de no contarse las costillas y ocultar sus respectivos conflictos gremiales. El último ejemplo de esto ocurrió pocos meses atrás, cuando sin ninguna razón el recién fallecido mandamás de Televisión Litoral decidió despedir a una productora de LT2, lo que provocó una airada protesta del Sindicato de Prensa Rosario y paros y asambleas de sus compañeros. El conflicto no se oyó, vio ni leyó en ningún medio de la ciudad.

Aunque algunos periodistas y dirigentes “progres” quisieron presentarlo como un empresario local con perfil “nacional”, que “resistió la llegada de multimedios capitalinos”, Gollán fue socio comercial del Grupo Clarín, quien rebalsó de contenidos porteños su canal, y tuvo una actitud de las más cipayas entre el club de burgueses locales, integrantes del Foro Regional Rosario y contertulios de la ultraneoliberal Fundación Libertad.

Publicado en la edición 171 del semanario El Eslabón.