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El regreso del legendario B.A.Rock

por Patricio Fernández Abregu
31 de enero de 2017

El festival que cambió y empezó a forjar la historia del rock argentino con sus cuatro ediciones, entre 1970 y 1982, encenderá su nuevo fuego en octubre de este año.

Vuelve B.A.Rock, la leyenda viva de la música joven nacional. El festival que cambió y empezó a forjar la historia del rock argentino con sus cuatro ediciones, entre 1970 y 1982. Ya fue confirmada la realización del evento por el mítico fundador de la revista Pelo, Daniel Ripoll, quien también lideró la organización de las versiones anteriores.  En principio, la quinta edición del evento se realizará a lo largo de cuatro días, durante la primera quincena de octubre de 2017, en los predios aledaños al estadio Malvinas Argentinas, que contará con un escenario principal y dos alternativos. Regresará el rock con su bagaje de cinco décadas, y será el primer B.A.Rock  bajo un gobierno democrático. 

Cuando todo era nada

En 1970, el incipiente rock argentino gozaba de buena salud gracias a un joven puñado de acérrimos seguidores, dispuestos a  bancar a capa y espada las propuestas de una nueva generación de artistas. Este público veía en estos grupos y solistas el reflejo de un cambio, que si bien era reciente, ya contaba con todas las armas para combatir al establishment del mercado musical de la época. Pero su mayor oponente fue la dictadura de Onganía. No obstante, el accionar represivo de este régimen no logró su cometido, que era el exterminio de un género musical que según ellos violaba los principios morales de la familia argentina, occidental y cristiana. Las autoridades gubernamentales, una y otra vez, impedían que se llevaran a cabo festivales de rock, porque -desde su óptica- propiciaban el consumo de drogas, el sexo desenfrenado (por fuera del sacro y santo matrimonio) y demás malos hábitos que contradecían así  la tan mentada moral nacionalista católica, resumida en instituciones muchas veces tan vituperadas como la patria y la familia.

Ante la agonía del onganiato, luego del Cordobazo de 1969 y el secuestro y posterior ejecución del general Aramburu por parte de Montoneros, se produjo un hecho significativo que sería muy importante para el movimiento de rock argentino. En febrero nacía la revista Pelo, la publicación más cercana y difusora del quehacer rockero del momento. Fue fundada por un joven periodista llamado Osvaldo Daniel Ripoll, que venía de ser secretario de redacción de la Pinap, otrora publicación en donde aún convivían los nuevos artistas del rock con otras expresiones vinculadas al beat adolescente y complaciente.

La Pelo contó con la aceptación de los músicos y el público desde el primer número de la revista. Era una publicación que se había estado esperando impacientemente por la cultura rock. Pelo resultó ser -en aquellos primeros años- el ABC de lo nuevo que se iba cocinado en cada sala de ensayo, en cada teatro o discográfica, que se aventuraba a hacer de estos irreverentes, un producto rentable. Ya fuera el anuncio del primer disco de La Pesada del Rock n´Roll, liderada por Billy Bond,  la presentación en vivo del primer trabajo de Arco Iris, en una sala porteña; o una amplia nota a los miembros de Vox Dei, anunciando su inminente álbum basado en La Biblia. Todas y cada una de esas notas fueron devoradas por adolescentes lectores, ávidos de información rockera.

Pero claro, nada superaría a la estupenda noticia publicada a mediados de 1970, que anticipaba para noviembre un mega festival al aire libre bautizado como B.A.Rock. Algo así como el “Woodstock argentino”. La buena nueva despertó a un malón de eufóricos jóvenes comprometidos con la causa, que deseaban una Buenos Aires más rockera y eléctrica.
“Recuerdo el gran escenario armado frente a uno de los bloques de gradas del viejo Velódromo Municipal, repletas hasta el tope, y a los músicos protagonistas de todo el flamante rock argentino dispersos entre la gente fraternalmente presente. El momento inicial en escena fue inolvidable: Héctor Starc en un solo memorable de guitarra como bienvenida histórica. Lo apodaban cariñosamente ‘bola de ruido’ por la densidad de su entrega”, así lo contó el escritor Miguel Grinberg, una postal de aquello que sus ojos albergaran para siempre en la memoria.

Justamente, los afiches de este primer festival, que se llevaría a cabo en el Velódromo de la Ciudad de Buenos Aires, anunciaban que el 7 de noviembre iban a tocar Moris y Alma y Vida. Luego, el 11 de noviembre, Los Mentales, Contraluz y una troupe de músicos de la ciudad de La Plata que se hacían llamar La Cofradía de la Flor Solar, quienes terminarían deslumbrando con su propuesta psicodélica. Las fechas siguientes contaban con una grilla ya más consolidada en  los escenarios porteños: el  14, 21 y 28 de noviembre pasaron por el B.A.Rock nada menos que Pappo, Engranaje, Vox Dei, Manal, Miguel Abuelo, Almendra, Arco Iris, La Barra de Chocolate, Los Gatos y otros tantos músicos que convocaron durante todo el mes unas 30 mil personas, para escuchar a tres solistas y 31 conjuntos. Una cantidad más que considerable para la época, teniendo en cuenta la aún escasa difusión del género.

Según cuenta Miguel Grinberg en su libro Cómo Vino la Mano, “un incidente del último día ilustra el clima imperante entre el público. Cuando Rodolfo Alchourrón, director del grupo Sanata y Clasificación, decidió invitar como cantante al complaciente Carlos Bisso. Craso error: la lluvia de monedas fue tremenda”. Ya no había término medio. O se estaba de un lado o del otro. O se era rockero progresivo o seguidor de la música pop complaciente. No habría retorno, el rock empezaba a erigirse como la única música sólida y contundente para representar el devenir de los jóvenes argentinos.

Por supuesto, luego del éxito de su primera edición, B.A.Rock contó con dos ediciones más en los setenta. La primera se realizó durante los cinco sábados del mes de noviembre de 1971 en el Velódromo Municipal, desde las 13.30 hasta la puesta del sol. En esta segunda edición del Festival, la cantidad de bandas desconocidas superó a las ya consagradas. Esta fue, sin dudas, una propuesta interesante por parte de Ripoll, que abrió las puertas a grupos que no tenían en sus espaldas una historia que los avalase. Pero de eso se trataba el B.A.Rock: hacer trascender a jóvenes músicos de talento, carentes de oportunidades de mostrar su arte. Si bien algunos quedaron a mitad de camino como Bang, Lágrimas (de Rosario, con el futuro “El Reloj”, Eduardo Frezza), Homus o La Cría Rockal, entre los varios que animaron esas tardes soleadas también estuvieron Pedro y Pablo, Alma y Vida, Arco Iris, Litto Nebbia, Vox Dei, Moris, Héctor Starc Trío, Raúl Porchetto y el dúo acústico Miguel y Eugenio - con la misma propuesta de los ya consagrados Pedro y Pablo. Como novedad también participaron bandas del exterior como Spirit of John Morgan (Inglaterra), Fabio (Brasil), Tótem (Uruguay, con Rubén Rada en voz y percusión), Psiglo (Uruguay, con el futuro “Crucis”, Gonzalo Farrugia, en batería), y Opus Alpha (Uruguay). Pero la perla del festival resultó ser un jovencísimo y carismático guitarrista de Santa Fe: León Gieco, apadrinado por Gustavo Santaolalla, amigo y profesor de guitarra, quien también subió al escenario del festival con su banda Arco Iris.

Grinberg regresa con la máquina del tiempo de sus recuerdos. “Vi acurrucados en el foso delante del tablado a mis amigos de la Cofradía de la Flor Solar de La Plata, previo a su gran debut porteño. Y se largó la década de los años 70, amasada de modo subterráneo durante los 60. La música no se detuvo jamás”.

La leyenda plasmada en el celuloide

El tercer B.A.Rock se llevó adelante en septiembre de 1972, el mismo mes en que Perón regresó a Argentina después de diecisiete años de exilio. Esta edición se realizó en la cancha auxiliar del club Argentinos Juniors. En esta oportunidad actuaron León Gieco, Raúl Porchetto, Litto Nebbia (acompañado por Domingo Cura), Pappo´s Blues, Color Humano, Vox Dei, Arco Iris, La Pesada del Rock n´Roll, Gabriela, Piel de Pueblo, Escarcha, Orion´s Beethoven, Porchetto, además de bandas del interior del país como La Pequeña Banda Tricupa de Tucumán, Cadenas de Rosario, Virgem de Santa Fe, y las uruguayas Días de Blues y Psiglo. Cabe destacar el debut de Sui Generis, un jovencísimo dúo de dos chicos de Caballito que eran promovidos por la sabia muñeca de esa sociedad formada por Billy Bond y Jorge Álvarez. Aunque aún no habían terminado de grabar su primer álbum, “Vida”, Charly García y Nito Mestre hicieron su primera actuación ante un público masivo. Y aunque cierto público rockero ortodoxo no les dio mucha pelota, tildándolos de “blandos”, bastantes asistentes les aventuraron un fructífero porvenir.

Sin embargo, lo más importante de este tercer B.A.Rock –último de la década del 70- fue la llegada de estos artistas a la pantalla grande, con la filmación de varias de las actuaciones, que quedarían inmortalizadas en el film “Rock Hasta que se Ponga el Sol”, dirigido por Aníbal Uset, y estrenado a principios de 1973.

“A pesar de que participé en la emisión de 1971, mis mejores recuerdos pertenecen al Barrock 1982 que se realizó en Obras al aire libre”, recuerda Miguel Cantilo.  “Fue un encuentro muy armónico, aún cuando había grupos de diferentes extractos: música heavy mezclada con pop, folk con reggae y protesta mezclada con surrealismo. Sin embargo los diferentes públicos convivían sin agredirse mutuamente. Otros festivales como los de La Falda en Córdoba, o Prima Rock en Ezeiza, presentaron situaciones en los que reducidos grupos creaban en el auditorio climas hostiles hacia determinados grupos o solistas”.

Nueva década, guerra y perspectivas

Tendría que pasar una década para que nuevas generaciones de jóvenes y músicos se reúnan en un festival de tamaña envergadura. Terminó ocurriendo a fines de 1982, pocos meses después de la Guerra de Malvinas. En esta oportunidad, el evento tuvo lugar en la cancha de hockey de Obras Sanitarias, donde durante cuatro semanas actuaron 40 grupos, que fueron vistos por 40 mil personas. Era el encuentro de dos generaciones de público y artistas.

 “En el caso del B.A.Rock en Obras hubo una convivencia que nunca más volvió a repetirse, ya que los posteriores eventos como el auspiciado por la Rock and Pop en Vélez, unos años después terminó con las posibilidades de programar festivales locales por un largo período de tiempo, dado el nivel de caos y mala onda que se generó”, dijo Cantilo. “B.A.Rock 1982 además de haber sido filmado profesionalmente como un documental por el cineasta Héctor Olivera, fue una reunión que reconcilió al rock con la sociedad después de años de persecución y censura. Además es destacable que la organización era excelente ya que todos los grupos cobraban su cachet, cosa que en oportunidades anteriores se omitía, invitando a los grupos a participar por el carácter de difusión y/o prestigio pero sin permitirles acceder a la remuneración económica. Fue un magnífico festival, al menos para mí. Lo único inexplicable fue la ausencia de Charly García que faltó por un desacuerdo económico”.

Aún se recuerdan aquellas tardes calurosas y primaverales del 82, cuando los dueños del escenario fueron David Lebón , haciendo una memorable versión de “Despiértate nena”, de Pescado Rabioso, junto a su amigo Héctor Starc ; o Pappo, que arrasó con su nuevo grupo “Riff”, en donde brilló ese look de cueros, tachas y cadenas, hasta el momento desconocidas, para deleite del aún escaso público metalero. Además de un brillante Luis Alberto Spinetta, comandando con sutileza su grupo “Spinetta Jade”, y las actuaciones de Memphis la Blusera, La Torre, Aucán, Los Abuelos de la Nada, Demo y Púrpura. Este B.A.Rock también fue filmado para la película Buenos Aires Rock, como expresara Cantilo, dirigida por Olivera y estrenada a principios de 1983.

Por supuesto, no todos comulgaban con las “buenas ondas” del manso y tranquilo Piero, y su set acústico junto a Raúl Porchetto, en donde no faltaron flores a granel para deleite de la tribu hipona local. Por allí también desfiló  un desconocido y joven Ricardo Iorio, a la sazón bajista y uno de los líderes de V-8, quien quedaría inmortalizado despotricando, no sólo contra evento, sino también peleándose con quien se le cruzase  en su camino. Y es que el músico metalero estaba sumamente irritado por el ambiente hippie reinante en el festival, señalando que todo eso era el montaje de una gran farsa, mientras se torturaba y mataba en centros de detención clandestinos, como la ESMA o el Tiro Federal, a pocos metros del estadio Obras.

La vuelta en pleno siglo XXI

Han pasado más de 45 años del primer B.A.Rock y mucha agua corrió bajo el puente. Algunos pioneros ya no están, otros continúan como dignos exponentes del rock, esa música que ya no es under sino que ahora mueve innumerables intereses comerciales y auspicios. Incluso el público, las tribus rockeras actuales, están en las antípodas de aquellas pequeñas audiencias de los primeros años setenta.

La presentación oficial del B.A.Rock 2017, primera edición en 35 años, se dio mediante una conferencia de prensa, encabezada por el mismísimo Daniel Ripoll, en La Trastienda. Allí se hicieron presentes innumerables músicos y periodistas del rock vernáculo, ante una gran expectativa.

Quizás por eso, cuando Ripoll subió al escenario junto a su equipo, el aire se cortaba con una hoja, el silencio era manifiesto y no volaba ni una mosca en el recinto. Por fin, el legendario pionero del periodismo rockero abrió la conferencia y manifestó sentirse muy orgulloso de contar con un excelente grupo humano que lo ayudaría a llevar adelante este quinto B.A.Rock, que tendrá como sede el estadio Malvinas Argentinas, durante el mes de octubre del año que viene.

Si bien la grilla de las bandas a presentarse aún no ha trascendido –en gran parte, debido al hermetismo de quienes conforman la organización-, el fundador de la Pelo aseguró que este nuevo B.A.Rock tendrá la misma esencia, el mismo espíritu de los anteriores: “Todos aquellos que han tenido la posibilidad de haber vivido esa maravillosa experiencia, saben bien de qué se trata”.

Ripoll aseguró que todavía no hay ningún artista confirmado para la grilla del Festival, aunque señaló: Tenemos tiempo y vamos a armar una programación con buen gusto, porque B.A.Rock siempre fue un festival selectivo y no acumulativo. Nosotros elegíamos a los grupos que creíamos que ese año tenían que estar presentes porque expresaban el aire del momento, y ahora vamos a hacer lo mismo".

Entre los otros organizadores del evento que tomó la palabra en La Trastienda, se destacó la figura del mítico disk jockey Alejandro Pont Lezica, actual productor artístico de B.A.Rock, quien agregó: "Queremos que estén todos: los históricos, los de hoy y los que vienen. De ninguna manera va a ser un festival de la nostalgia sino una fotografía del presente del rock argentino, dándole lugar a los que nos permitieron llegar hasta acá, y a los protagonistas de hoy”.