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El apoyo a Evo en Deportivo Español: un mar de wiphalas

por Mariano Pagnucco
Fotos: Hernán Vitenberg
22 de enero de 2020

Al menos 20 mil personas llegaron al Bajo Flores para que el sol iluminara con fuerza las wiphalas, los rostros morenos sudorosos y los coloridos trajes de las agrupaciones musicales que bailaron hasta entrada la noche para apoyar al presidente derrocado de Bolivia.

Decir que Bolivia ha conquistado (el Estadio) España no es ninguna alteración de la Historia. El día que Evo Morales debería concluir su mandato presidencial, la cancha del Club Deportivo Español se convirtió en una pequeña patria boliviana.

No menos de 20 mil personas llegaron al Bajo Flores para que el sol iluminara con fuerza las wiphalas, los rostros morenos sudorosos y los coloridos trajes de las agrupaciones musicales que bailaron hasta entrada la noche.

Fueron a escuchar al líder del proceso social, político y cultural que en 14 años transformó a un país marginal en el de mayor crecimiento económico de Sudamérica. Evo lo dirá desde el escenario, pero esas gentes que agitan banderas y sostienen pancartas con su cara ya lo saben, porque lo han vivido.

"Hemos venido a apoyar a nuestro presidente legítimo, porque no la queremos a la usurpadora (Jeanine Áñez)", dice María Elena Condori Quispe, 50 años, sosteniendo un busto del líder cocalero hecho por sus manos artesanas como ofrenda en este día especial. Ella, que cuando niña debía "hacer fila para comprar pan y kerosene para cocinar", agradece que ahora los recursos energéticos sean bolivianos y haya rutas asfaltadas. ¿Cómo se siente en medio del estadio lleno de compatriotas? "Muy emocionada, como si estuviera en mi país".

Quedan pocos lugares libres en las tribunas y el campo de juego. Evo realiza un detallado informe de las transformaciones que vivió su Bolivia, que hoy se trasladó geográfica y políticamente a Buenos Aires porque un golpe de Estado racista y antipopular lo ha desplazado del poder. ¿Por qué molesta tanto un Presidente indígena que tiene la capacidad de llenar un estadio?

"Es una gran pena, porque este informe de gobierno se tendría que estar haciendo en Bolivia", lamenta Odilón Karma, 60 años, oriundo de Potosí. Cuenta que sus contactos en Bolivia le han dicho que en Cochabamba se cortó misteriosamente la luz y el servicio de internet en la previa al discurso del líder expatriado. "El golpe de la derecha comenzó con una cacería humana y persecuciones a quienes no piensan como los golpistas".

Enumera los grandes logros del MAS en estos años: nacionalización de los recursos, distribución de la riqueza, informes transparentes de gestión. Para él, las estrategias de la derecha para borrar el legado de Evo no tendrán efecto en las urnas, el próximo 3 de mayo: "No se puede tapar el sol con la mano", concluye.

"¡Evo no estás solo! ¡Evo no estás solo!", gritan desde los cuatro costados de la cancha como respuesta a las intervenciones del Presidente. "Con la Biblia han violentado la whipala y la pollera", denuncia desde el escenario. Entre los cientos de mujeres presentes abundan las trenzas, los sombreros y también las polleras. "Yo soy pollera, mi madre y mi abuela eran pollera", remarca orgullosa Sofia Quajira, 53 años, nacida en La Paz.

¿Qué significa la pollera? "Es una herencia de generación en generación que representa a cada región del país", menciona. Su hija Lucía, 38 años, también se siente pollera, aunque viva en Argentina desde 1993.

Cada tanto retumba entre las tribunas un murmullo como de gol. Las palabras de Evo se expanden y regresan convertidas en cantitos y arengas. Con sombrero paceño, pollera verde hasta las pantorrillas y wiphala en mano, Herminia Quispe dice que en Villa Celina también siente "el orgullo de llevar pollera". A sus 50 años, tiene claro el legado de Evo: "El país cambió mucho y hasta las mujeres que no sabemos leer nos hemos despertado".

Desde el escenario, el Presidente que hoy concluyó su mandato arranca la última ovación cuando exclama: "‘¡Jallalla Bolivia! ¡Patria o muerte!". Su gente le responde: "¡Evo, hermano, Bolivia te espera!".

El sol se va escondiendo mientras el viento hace flamear las wiphalas.