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Cosechar un país más justo

por Revista Cítrica
18 de febrero de 2019

Una reflexión sobre las imágenes de la represión al Feriazo que aún conmueve e indigna: de un lado, el pueblo queriendo vender y comprar verduras a precios justos. Del otro, la violencia de un Gobierno que, una vez más, superó un límite.

¿Quién no hizo, alguna vez en su vida, una germinación para la escuela? ¿Cómo hacer para no maravillarse frente a esa semilla de la que empieza a brotar un tallo dentro de ese frasco transparente sin vida? ¿Y una huerta en el balcón, donde una porcioncita de tierra sirve para que nazcan los intensos aromas de una planta de albahaca, o de tomillo o de romero? ¿Y quién no quisiera tener una cacho más de espacio para esos zapallos silvestres que prenden con solo tirar unas semillas, o esos tomates que trepan con sus rojos fulgores? 

Bien, hay trabajadoras y trabajadores de la tierra que todos los días de su vida están pendientes, con el amor que requiere la tarea, sin importar si es sábado, domingo o feriado, para que ese milagro se produzca y de esas semillas, como las que usamos para germinar en la escuela, surjan lechugas, rúculas, rabanitos, berenjenas y tantas otras delicias.

Pero no a todo el mundo le interesa que aquellos y aquellas que trabajan la tierra a diario y permiten que tengas verduras en tu casa -cuando podrían plantar soja, como hacen tantos, solo para alimentar a los chanchos chinos- reciban lo que les corresponde por tan noble labor. 

Escopetas, bastones y gases lacrimógenos frente a laburantes que no tienen otra arma más que unos morrones en un cajón.

Es entonces cuando hay que salir a la calle, y plantarse en una plaza, y germinar una lucha colectiva, y florecer aunque sea invierno, y vender los productos a precios económicos que ayuden a quienes no tienen ni para comprar un kilo de papa a diario, y enfrentar a la policía si es necesario, tan equipados con sus escopetas, sus bastones y sus gases lacrimógenos frente a laburantes que no tienen otra arma más que unos morrones en un cajón, y en el mismo momento, enfrentar a las políticas miserables de políticos miserables, que mandan a incautar el fruto de su trabajo, y volver después a la labor, para volver a sembrar, y volver a cosechar; en una de esas, un país más justo.

Bajen las armas, aquí sólo hay pueblo... (queriendo comer)

Las imágenes están ahí a la vista. Algunos también la vieron por televisión. Un Feriazo organizado por familias productoras para vender verduras a precios justos, más baratos.

Diez pesos la lechuga. Sin intermediarios. Una salida, una solución, encontrada de manera colectiva por un montón de gente que, como vos, ve que no le alcanza la guita y piensa alguna manera de sobrevivir.

¿Realmente las encuestas y los focus group dicen que es mejor reprimir a personas que van a vender y comprar comida barata?

Entonces los Feriazos se empiezan a reproducir en varias plazas de todo el país. Son un éxito para todo el mundo, incluso de rebote para los funcionarios porque descomprimen un poco la difícil situación: al menos la gente tiene un lugar para ir a comprar verdura barata. Y los productores, tan golpeados, también para poder hacerse unos mangos.

Pero no.

La elección es otra. ¿Realmente las encuestas y los focus group dicen que es mejor reprimir a personas que van a vender y comprar comida barata? ¿Realmente al Gobierno le garpa la mano dura, incluso en casos como estos, cuando no hay ni palos ni encapuchados y hasta los conductores de TN le preguntan al ministro de Seguridad porteño, Marcelo D´Alessandro, de qué violencia habla si fue la policía la que llegó, cuando todo estaba en paz, y sólo había gente tratando de comprar verdura, y comenzaron a tirar gases, balas de goma y pegarle palazos a personas que, repetimos, querían vender o comprar verdura a precios no tan abusivos?

“En los ocho años que existimos como organización jamás pasamos por algo así. No sólo nos pegaron sino que tiraron la verdura al piso, la gasearon y después nos la robaron, se la llevaron en un camión. Nosotros lo único que pedimos son políticas públicas para los pequeños productores y lo venimos haciendo pacíficamente a través de feriazos y verdurazos. Desde hace más de tres años, y es la primera vez que un gobierno en las catorce provincias que estamos como organización nos niega la posibilidad de vender verduras a 10 pesos, que de alguna manera es una forma de cubrir la grave crisis por la que está pasando el pueblo en general. La gente se acercó porque tiene una necesidad y hoy se encontró con policías con cascos y escudos, reprimiendo con palos, gases y balas de goma a laburantes, consumidores y pequeños productores”.

"No solo nos pegaron sino que tiraron la verdura al piso, la gasearon y después nos la robaron".

Lo que cuenta, con los ojos rojos por los gases, un productor de la UTT - Unión de Trabajadores de la Tierra es lo que vio todo el país. Es lo mismo que viste en la tele y en estas fotos. No hay mucho más para contar que eso.

O sí: el permiso.

Desde el gobierno insisten con que no tenían permiso. Pero a su vez, desde Espacio Público niegan los permisos. Insisten con que fue una movida política. ¿Y mandar a reprimir un Feriazo no es una decisión política? Insisten con la “violencia”. ¿Pero quién genera la violencia? ¿Y de quién es, en definitiva, el Espacio Público?