Al machismo, mierda mierda

por Jésica Farías
10 de marzo de 2017

Entre los reclamos del paro internacional del 8 de marzo, el colectivo de mujeres, lesbianas, travestis y trans alertó sobre la precarización de más de la mitad de la población, la brecha salarial y las leyes laborales incumplidas.

En promedio, y según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las mujeres ganamos un 25 por ciento menos que los varones. Si esa información indigna, hay otro dato aún más alarmante: recién en 2186 se saldaría la brecha salarial entre mujeres y varones, tal como señaló el Foro Económico Mundial en un informe de octubre pasado sobre paridad. Pero mientras la igualdad parece estar más lejos –y complicada- que los últimos siete planetas descubiertos por la NASA, la tierra tembló. En la Argentina, miles de mujeres, lesbianas, travestis y trans copamos nuevamente las calles, y fortificamos alianzas y estrategias contra el patriarcado, ese que entre sus múltiples violencias también nos agrede cuando habilita la división sexual del trabajo; quita autonomía económica con laburos precarizados; reduce horas de recreación y aumenta las cargas horarias; redistribuye inequitativamente y obliga a tareas de cuidado que no se remuneran –pero que sostienen al capitalismo-; o aplasta con sus techos y paredes de cristal.

“Llegamos al Día Internacional de la Mujer trabajadora en condiciones de extrema desigualdad y eso explica la enorme repercusión que tuvo el paro en nuestro país”, nos señala Violeta Guitart, licenciada en Economía (UBA) y co-editora Economía Femini(s)ta, un grupo que trabaja en la producción, organización y difusión de información económica desde una perspectiva de género.

El conflicto docente generado por Cambiemos también es contra las mujeres. Ocho de cada diez docentes, son mujeres. Otro sector típicamente femenino es el empleo público, en donde parcialmente existe cupo trans, que sufrió miles de despidos y tuvo un ataque para desprestigiarlo socialmente

Ni una menos

El Observatorio Adriana Marisel Zambrano, que es coordinado por la asociación civil La Casa del Encuentro, registró 290 femicidios y femicidios vinculados de nenas, adolescentes y adultas entre el primero de enero al 31 de diciembre de 2016. En tanto que contabilizó 2384 desde 2008 hasta el año pasado. “Las cifras son cada vez más alarmantes. El femicidio es la expresión más evidente de la opresión, que en nuestra condición de trabajadoras nos golpea por partida doble: en promedio nos matan cada 30 horas y en conjunto con esa situación extrema, presentamos mayores niveles de desempleo, entre las jóvenes la tasa de desocupación supera el 20 por ciento; subempleo e informalidad que los hombres. La situación se agrava aún más para las trabajadoras informales. A la falta de acceso a salud y aportes jubilatorios - situación que si bien resultaba insuficiente era parcialmente mitigada con la moratoria jubilatoria -, se suma una brecha salarial que es del 39 por ciento”, detalla Guitart y así, sin dejarle tomar aire le preguntamos sobre las mujeres, lesbianas, travestis y trans en el modelo productivo del gobierno actual. Sabemos, por conocimiento propio, cómo aprietan y violentan las medidas macristas y Violeta lo reconfirma: “Los sectores más perjudicados son los feminizados, mientras que los beneficios tienden a concentrarse en aquellos masculinizados”. Un ejemplo: a sectores como el agro y la minería, que tienen una presencia masculina de más del 90 por ciento, además de caracterizarse por crear poco empleo y de baja calidad, se le bajaron retenciones durante el primer año de Cambiemos al frente del Ejecutivo.

Las políticas aplicadas impactan de una manera diferente a mujeres, lesbianas, travestis y trans. “Sin ir más lejos, nos encontramos en pleno conflicto docente ante propuestas de aumentos salariales sumamente inferiores a la inflación. ¿Sabés cuántas docentes son mujeres? Ocho de cada diez. Otro sector típicamente femenino es el empleo público, en donde parcialmente existe cupo trans, que sufrió miles de despidos y tuvo un ataque para desprestigiarlo socialmente”, refuerza la ecofemini(s)ta.

Estrategias para dar vuelta al patriarcado

“El Estado debe dejar de reproducir la idea de que la responsabilidad del cuidado es de nosotras. Mujeres, lesbianas, trans debemos organizarnos en nuestros barrios, trabajos, escuelas, universidades para exigir el fin de estas desigualdades. Se debe exigir aborto legal, seguro y gratuito para que las interrupciones en condiciones dignas no sean un derecho al que solo las clases altas tengan acceso;  lactarios en los espacios de trabajo y en las instituciones educativas; jardines materno-parentales; la extensión de las licencias por paternidad y maternidad es fundamental”, responde Guitart cuando le consultamos –e ideamos colectivamente- maneras de dar vuelta la tortilla. Vamos en camino.

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