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Corrientes: “Elegí este suelo para vivir y lo voy a defender”

por Mariana Aquino
Fotos: Juan Pablo Barrientos
03 de marzo de 2022

Alejandra Boloqui es una de las afectadas por los incendios en Corrrientes. Ella, junto a un pequeño grupo, se quedó en la zona a defender la reserva natural Don Luis de la voracidad de las llamas, salvó animales de morir de sed y aprendió de contrafuegos para evitar que todo arda.

 

El video se viralizó. Circuló en redes sociales la caminata silenciosa de los yacarés en busca de agua. Fue Alejandra, con su propio celular quien filmó la procesión. Ella, junto a su pareja y una compañera más de la fundación Don Luis de la localidad de Ituzaingó (Corrientes) se encargaron de hidratar a los yacarés que resistían la sequía en pequeños charcos de barro, y después migraban a alguna laguna cercana, donde el fuego todavía no había hecho su aparición.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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La imagen sintetiza la pesadilla que duró 41 días, para Alejandra y para todo Corrientes:  “A estos fuegos no los parabas con nada. Una voracidad nunca vista. Duele ver el territorio así. Como se arruinó tanto esfuerzo y trabajo de tanta gente. Ojalá no vuelva a pasar, porque la pérdida es terrible. La mayor impotencia fue estar varias noches frente al fuego esperando para que llegue y contraatacar. Eran columnas de hasta 800 metros, nos mirábamos a la cara y pensábamos: ‘A este no lo paramos. Y así todas las noches. Y así nos iba comiendo hectáreas. Veamos lo chicos que somos frente al fuego. Llamaradas que atemorizan´”.

"La mayor impotencia fue estar varias noches frente al fuego esperando para que llegue y contraatacar"

Alejandra se define como una “correntina por elección”. Ella, después de vivir muchos años en Barcelona, volvió a Argentina en 2010 y en lugar de radicarse en Buenos Aires, donde había nacido y crecido, decidió ir a la tierra de su madre y su padre, el Corrientes del tereré bien frío, las siestas largas y el sapucaí antes de un chamamé. Esa tierra que la hace sentir más cerca de su familia es la que estuvo en riesgo y decidió defender. 

¿Defenderla de qué? ¿De quién? De la voracidad del fuego, con esas columnas de más de 800 metros, de la inacción de Estado que tardó varias semanas en reaccionar y enviar ayuda, más allá de la buena voluntad de los brigadistas, y también de la indolencia de los dueños de los campos, quienes no respetaron el medioambiente e iniciaron las llamas.  “Para iniciar una quema primero tenés que chequear la humedad, el clima y avisar a tus vecinos que vas a quemar. Nada se cumplió, nada de eso hicieron. Iniciaron los incendios y después no se pudo parar porque nuestro gran problema son las sequías”.

“Me sorprendió primero para mal la inacción de los estados pero para bien la empatía de la gente, cómo se solidarizaron con nosotros, y parques nacionales y brigadistas de varias provincias trabajaron a la par para que no sea mayor la pérdida. Fuimos uno de los primeros afectados. Desde enero estábamos con fuego pero recién en febrero llegó a tomar estado nacional el tema. Perdimos miles de hectáreas. Más del 40 por ciento del Iberá”. 

"Decidí seguir mi vida en Corrientes, esta tierra es mi lugar en el mundo"

Defender el territorio. Eso hace Alejandra desde 2012, cuando se sumó al trabajo de la fundación Cambyreta para la Naturaleza en la reserva Don Luis, en Cambyreta, Ituzaingó. Actualmente también es la presidenta de la Cámara de Turismo de la provincia de Corrientes y realiza excursiones respetuosas con el mediomabiente en el portal norte del Iberá. “Cuando volví a Argentina, mis viejos ya no estaban. Yo añoraba tanto estar con ellos que decidí seguir mi vida en Corrientes, esta tierra es mi lugar en el mundo, lo voy a defender”, dice la mujer que pasó varias semanas sin pegar un ojo. Se va el verano que Alejandro nunca olvidará. Se va, lentamente, el fuego. Habrá que trabajar para que no vuelva.

Habrá que recostruir todo lo que el fuego se llevó. La vegetación ya empezó a renacer en el Iberá, los animales que lograron escapar de las llamas, vuelven. Ahora toca reconstruir la reserva y preservar a esas especies que están -más que nunca- en peligro.