Investigadores del INTA, ambientalistas, productores orgánicos y productores agroecológicos comparten su mirada acerca de las formas de producción de alimentos en el país. Segunda entrega del ciclo de notas: ¿Quiénes nos alimentan?
En Argentina hoy se realizan principalmente tres tipos de producciones de frutas y verduras: convencional, agroecológica y orgánica. ¿Pero sabemos la diferencia entre cada una?¿Cuándo mordemos una manzana tenemos conocimiento si fue fumigada con agrotóxicos?¿Conocemos quién y cómo la produjo?¿La estamos pagando a precio justo?¿A quién va destinado nuestro pago?¿Cuáles de estas producciones mitigan la crisis climática?¿Cuáles nutren la soberanía alimentaria?
Las preguntas podrían ser infinitas. Pero empecemos por lo básico: qué es cada tipo de producción y en qué se diferencian.
¿Qué tienen las tres producciones de frutas y verduras en común? Que según la Organización Mundial de la Salud los componentes principales de una dieta equilibrada. Inclusive estima que en 2017 unos 3,9 millones de muertes se debieron a un consumo escaso de frutas y verduras.
¿Qué diferencia a la producción convencional de la agroecológica y la orgánica? Que utiliza semillas transgénicas y agrotóxicos (las empresas que los venden prefieren llamarlos fitosanitarios o agroquímicos para combatir plagas y malezas). Las semillas transgénicas están modificadas genéticamente y son compradas a empresas multinacionales como Bayer-Monsanto, Syngenta, DuPont, Dow o BASF. Esas mismas empresas luego venden los agrotóxicos que necesitan esas semillas para crecer sin plagas, y que envenenan y enferman a quienes trabajan o viven cerca del campo.
¿Es la única diferencia? No, la modificación genética y los agrotóxicos también generan modificaciones en el tamaño y las formas, pérdida del gusto y menor cantidad de nutrientes en los alimentos. Brillan más y tienen formas más perfectas, pero alimentan menos.
¿La producción convencional tiene algo a favor? Una vez cosechadas las frutas y verduras tienen mayor durabilidad y pueden realizar viajes más largos, lo que otorga mayores posibilidades de exportación.
¿Pero eso es algo a favor de quién? Para nadie que viva en este planeta porque el traslado de alimentos es uno de los grandes responsables de la crisis climática junto a -precisamente- el sistema alimentario vigente.
¿Evidencias? Muchas. Aquí van solo algunas en orden cronológico. La organización internacional GRAIN, que trabaja para lograr sistemas alimentarios basados en la biodiversidad, calculó en 2011 que un 6% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen del transporte de alimentos. El porcentaje fue aumentando durante toda la década.En 2015 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura conocida como FAO por sus siglas en inglés publicó su agenda para el desarrollo post 2015 y aseguró que “los sistemas alimentarios consumen actualmente el 30 por ciento de la energía disponible en todo el mundo --produciéndose más del 70 por ciento de este consumo fuera de las explotaciones agrícolas-- y generan, incluyendo el cambio de uso de la tierra, el 31 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero”. El 70 por ciento del consumo fuera de las explotaciones agrícolas está vinculado principalmente con el transporte pero también con el procesamiento, el embalaje, el almacenamiento y la compraventa de alimentos.
Por último, en 2019 el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC) destacó en su informe que las emisiones brutas de la agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra (AFOLU) representan un tercio de las emisiones globales totales.
El sistema agroindustrial de producción se basa en la deforestación para la explotación del monocultivo, la sobreabundancia de producción y consumo de ganado y la utilización de fertilizantes contaminantes. Mientras que las producciones agroecológicas u orgánicas tienen prohibida la utilización de fertilizantes químicos o contaminantes y los reemplazan por bioinsumos o técnicas naturales para el cuidado del suelo y las malezas a las que se denomina tecnologías de procesos ¿Los ejemplos más simples? Preparación de compost con bosta de animales y residuos orgánicos para fertilizar la tierra o fomento de depredadores naturales para cuidar los cultivos de bichos y malezas.
La agroecología es una ciencia, un movimiento social y político, y un conjunto de prácticas agrícolas
Hasta aquí bastante simple. La evidencia científica nos demuestra que, para que la población pueda alimentarse saludablemente y mitigar el cambio climático, los estados deben reglamentar y hacer cumplir leyes para reducir el uso de agrotóxicos y el traslado de alimentos. (Las producciones a las que Monsanto llama "tradicionales" aunque nada tienen de tradición; la forma correcta de nombrarlas es "convencionales" porque son las hegemónicas al día de hoy). Y en paralelo fomentar las producciones que hoy son consideradas “alternativas” a pesar de que son las mismas que alimentaron durante siglos a toda la población mundial: la orgánica y la agroecológica. Eso ya lo decidió la Unión Europea: para el 2030 el 25% de sus tierras deberán producir orgánico. En Argentina la producción orgánica se exporta en un 95% y solo el 5% queda en el país, mientras que la producción agroecológica si bien se destina íntegramente al abastecimiento interno carece de acceso a la tierra.
DEFINICIONES
¿Qué es la agroecología? “La agroecología es una ciencia, un movimiento social y político, y un conjunto de prácticas agrícolas. Se trata de un cambio de paradigma en el modelo, el uso y el acceso de la tierra así como también en el rol de los consumidores”, define Marcelo Belloni, investigador especializado en agroecología del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (CIPAF CNIA.
“Es convivencia cordial con nuestros hijos y nuestros hermanos, viviendas cómodas, conocer a las personas que reciben las verduras, hacer alianzas y disminuir los intermediarios en la comercialización para que el precio sea justo también para el consumidor. Es un camino posible hacia una producción sana, soberana y segura”, agrega Joselo Trujillo, uno de los primeros productores en recibir la certificación agroecológica que otorga el Consultorio Técnico Popular (COTEPO) de la Unión de Trabajadores de la Tierra bajo la tutela del INTA y el Senasa.
“Es dignidad y transformación social. Es producir sin químicos, sin venenos pero también es producir en condiciones dignas. Los quinteros no pueden trabajar día y noche para llegar a fin de mes como sucede con la producción convencional. La agroecología garantiza precios justos porque el traslado de alimentos y los intermediarios al acercar al productor con el consumidor”, resume Delina Puma, certificadora del CoTePo.
"La producción orgánica es la que cuida al medio ambiente y al consumidor"
¿Qué es la producción orgánica? La ley 25127 publicada en el Boletín Oficial del 12 de septiembre de 1999 entiende por ecológico, biológico u orgánico a todo sistema de producción agropecuario y su correspondiente agroindustria, sustentables en el tiempo y que mediante el manejo racional de los recursos naturales y evitando el uso de los productos de síntesis química y otros de efecto tóxico real o potencial para la salud humana, brinda productos sanos, mantiene o incremente la fertilidad de los suelos y la diversidad biológica, conserve los recursos hídricos y presente o intensifique los ciclos biológicos del suelo para suministrar los nutrientes destinados a la vida vegetal y animal.
“La producción orgánica surge en Europa para diferenciarse de una producción química y han sido los consumidores quienes definieron sus requisitos. La Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (INFOAM) fue la que sustentó en 1972 las bases que fueron tomando todas las normativas del mundo: producción que no utilice síntesis química ni nada genéticamente modificado, cuide el suelo, promueva la biodiversidad y el bienestar animal, y tenga trazabilidad. En Argentina este sistema está regulado por la resolución Senasa 374/2016 amparada bajo la ley 25127 basada en las bases de INFOAM. Allí está bien plasmada la definición de lo orgánico. Se van actualizando los insumos permitidos o los procesos pero en el espíritu la definición no ha perdido vigencia”, certifica Facundo Soria, coordinador del área de producción orgánica de la dirección Nacional de Alimentos y Bebidas del Ministerio de Agrícultura, Ganadería y Pesca.
“La producción orgánica es la que cuida al consumidor y al medio ambiente. Es la normativa 25127 y una fiscalización que surge a partir de esa ley que la hace Senasa”, refuerza Ricardo Parra, presidente del Movimiento Argentino para la Producción Orgánica (MAPO). Y detalla lo que se entiende como un producto orgánico: “Es excelencia en seguridad, inocuidad, trazabilidad. Para que un producto sea orgánico tiene que estar trazado de punta a punta, las semillas, el transporte y el frasco donde se vende deben estar habilitados por el SENASA. Un producto orgánico es un alimento que cuida al medio ambiente y al consumidor”.
Hasta aquí las definiciones. ¿Pero qué pasa con las formas de producción?¿Qué técnicas y tecnologías utiliza cada una para garantizar sus objetivos?
FORMAS DE PRODUCCIÓN
¿Qué es una forma de producción agroecológica? Lo explica Marcelo Belloni: “Priorizar la utilización de tecnologías de procesos por sobre las tecnologías de insumos. La agroecología se basa en que el propio ecosistema genere los recursos, y los servicios ecosistémicos”. ¿Qué quiere decir? “Que los animales, la tierra y el ser humano maximicen y autorregulen los procesos, evitando la dependencia de insumos externos”.
¿Ejemplos? Un productor adquiere conocimiento de que determinadas plantas atraen determinados insectos depredadores naturales de las plagas de los cultivos. Entonces aumenta la vegetación de esas plantas (corredores biológicos) o las acerca a los cultivos para que aparezcan y habiten dichos insectos, y controlen las plagas. Este es uno dentro de tantos ejemplos de uso de tecnologías de procesos.
“La forma de producción agroecológica es dignidad y transformación social. Es producir sin químicos, sin venenos pero también es producir en condiciones dignas"
¿Cómo hace un productor una producción agroecológica? “Es necesario que esté en el campo, que conozca la tierra y diversifique sus cultivos. Debe generar un vínculo estrecho con la Pachamama y sentir que da junto a ella un servicio a la sociedad: alimentos sanos y con vida. Y cuidar el suelo para que sus cultivos sean saludables y generen defensas en la calidad nutricional”.
¿Qué es una forma de producción orgánica? Lo explica Facundo Soria: “Es la que se diferencia de la agricultura química a partir de los descubrimientos y conocimientos de la ecología y la biología”.
¿Cómo hace un productor una producción orgánica? “Cumpliendo la normativa orgánica de no aplicar en ningún momento de la cadena agrotóxicos ni modificaciones genéticas. Los requisitos para cada actividad y cada cadena orgánica se encuentran en la resolución 374/2016 del Senasa en la que se detallan las cantidades permitidas de bionsumos y las condiciones que deben reunir el suelo y las semillas. Pero antes hay tres pre-requisitos que deben cumplir los productores:
1-Tener cumplimentado todo lo que se refiere a legalidad: trabajadores inscriptos legalmente, condiciones dignas laborales, no explotación, libreta sanitaria, etc.
2- Realizar buenas prácticas agrícolas para asegurar la inocuidad y seguridad del trabajador.
3- Realizar prácticas agroecológicas: potenciar los servicios ambientales que presta la biodiversidad a través de tecnologías de procesos para para así permitir las sinergias entre los organismos, el control biológico, la polinización y la fertilización. Esto tiene como objetivo que el sistema se cierre y dependa cada vez menos de subsisdios energéticos, es decir que salga de la dependencia de los insumos, inclusive de los insumos biológicos permitidos por la norma”.
¿Esto quiere decir que un productor orgánico es también un productor agroecológico? “Lo que podemos decir es que al día de hoy una producción orgánica tiene que ser agroecológica. Sin serlo no será orgánica. Y un productor orgánico debe ser previamente agroecológico en cuanto a lo ambiental, no necesariamente en cuanto a la parte social y política”.
PRECIOS ORGÁNICOS Y AGRICULTURA SOCIAL
Ya tenemos claro qué significa la producción agroecológica, que significa la producción orgánica y las formas en que se producen pero aún no hemos analizado qué representa cada una en la sociedad.
¿Qué sabemos de la economía de la producción orgánica? Que garantiza con un sello la calidad del producto pero eso mismo la hace considerablemente más cara para los consumidores ante cualquier otro tipo de producción y por lo tanto ejerce una conciencia ambiental sin acercarse al objetivo social de nutrir la soberanía alimentaria de la mayor parte de la sociedad. ¿Pero es tan así? ¿Cuál es su objetivo?
“La producción orgánica se convirtió en una herramienta de diferenciación y agregado de valor aunque su surgimiento no tuvo que ver con eso, sino con producir de otra manera, más ecológica y no tan química”, introduce el investigador del Ministerio de Agricultura y ex técnico de una certificadora de productos orgánicos Facundo Soria.
¿Cuánta producción orgánica hay en el país? “De las 300 millones de hectáreas en el país solo entre el 1 y el 2% producen orgánico. Estamos atrasados respecto del promedio mundial que está por el 4%. Y el 95% de la producción se exporta”, precisa el presidente del MAPO, Ricardo Parra corroborando que el producto orgánico no abastece al mercado interno. Aunque él desea cambiar esa situación.
¿Por qué lo orgánico es más caro? Lo explica Soria: “No es tanto lo que cobran las certificadoras sino lo que exigen. Pasa que el productor convencional externaliza los costos de su producción. Los costos los pagamos todos con la salud o con el deterioro del medio ambiente. Tanto lo agroecológico como lo orgánico internalizan los costos”.
Sin embargo Parra, titular del Movimiento de Productores Orgánicos, como mencionábamos antes cree que el precio de lo orgánico en el país podría modificarse: “Para eso la cadena comercializadora tiene que entender el proceso. Hay más demanda que oferta. Si los precios no fuesen tan altos, la suba en la demanda haría que más gente produzca orgánico. Pero la gente que está en la cadena comercial está dispuesta a pagar más para transformarlo en algo exclusivo; lo ve como una oportunidad o como una moda, y eso lleva a niveles que solo alguna gente puede pagar.
Igualmente el precio de un alimento orgánico va a ser mayor al del agroindustrial porque por ejemplo una mermelada agroindustrial es gelatina y saborizante, y la orgánica tiene fruta. Donde no debiera haber diferencia es entre un producto orgánico y uno regional. Si lo orgánico se entiende como caro o de difícil acceso es porque nos falta la parte comercializadora. Se ve a lo orgánico como algo selecto, como algo no encontrable. En Argentina, la comercialización aún no se entendió su cadena de valor. Los productos orgánicos argentinos son de los más requeridos y confiables de todo el mundo por los estándares de calidad y las exigencias sanitarias del SENASA. Lamentablemente todavía no se entiende dentro del país, no hay que remarcar por demás”.
“Lo orgánico por la certificación y otras varias razones de peso, genera un valor diferenciado y hay quien puede pagarlo y quien no. Está bueno pero no tiene vinculación directa con la soberanía alimentaria. Es algo a seguir trabajando”, resume Marcelo Belloni para introducir la necesidad de la agroecología. “La lógica del sistema agroecológico es comercio y precio justo. Se trata de un acuerdo. Cuando el consumidor paga recibe un producto que contribuye a una lógica social”
¿Por qué lo agroecológico tiene precios más accesibles? Es cierto que no paga para certificar su producción pero no es ese el punto central de la diferencia sino, como marcaba Parra, la comercialización.
¿Cómo se comercializa la producción agroecológica? Acercando el productor al consumidor. “Acá conocemos a las personas que reciben las verduras, nos vemos las caras, nos visitan quienes las van a comercializar y podemos hacer alianzas y precios más justos. No es que solo vienen por las verduras, pagan y se van”, explica Joselo Castillo, quien empezó a producir agroecológico en su finca de El Pato en Berazategui al ver cómo sus vecinos que habían dejado la producción convencional conseguían condiciones de vida más dignas.
El precio de un alimento orgánico va a ser mayor al del agroindustrial porque por ejemplo una mermelada agroindustrial es gelatina y saborizante, y la orgánica tiene fruta.
Delina Puma que arrienda hectáreas en los alrededores de la Ciudad de La Plata agrega: “Sabemos que si la producción va al mercado es mal paga, por eso desde la UTT se armó una comercializadora que abastece a los almacenes. Y los precios los definimos en asambleas. Nos juntamos los productores con los almacenes y acordamos precios justos”.
¿Por qué si el productor agro vende más caro no se traslada el precio al consumidor? “Por la cadena corta. En la producción convencional el alimento pasa por muchos espacios que le sacan la ganancia y entonces el precio es diez veces más caro de lo que se pagó por la verdura en la finca. En cambio en la producción agroecológica de la UTT el costo es de fletes y almacenes. De lo que se le cobra al cliente el 20% va al transporte, el 20% a los almacenes y el 60% a quienes producimos el alimento. En el modo convencional ese porcentaje es apenas de entre un 5 y un 10%”.
¿La agroecología tiene entonces un rol social? Sí. Carlos Vicente, miembro de GRAIN, explicita: “La agroecología busca equidad y justicia social. No permite la explotación: exige un horario de trabajo y un salario digno, y por supuesto nula exposición a agrotóxicos”.
GREEN WASHING
En los últimos años, las empresas multinacionales que contaminan y producen la crisis climática han volcado parte de su producción a lo orgánico y/o natural inclusive certificando sus productos. O sea producen con agroquímicos, con semillas modificadas genéticamente, generan gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero y trabajan o subcontratan personal sin condiciones ni paga digna pero venden productos supuestamente sustentables. Por ejemplo Coca-Cola vende una línea de bebidas orgánicas.
¿Cómo es posible que un consumidor compre un producto seguro y sustentable a una empresa que hace todo lo contrario? Responde Soria: “La producción orgánica tiene riesgo de ser leída como Green Washing, porque las exigencias del Estado y de los consumidores hacen que las grandes empresas, lo vean como una tendencia o como una exigencia y se reconviertan. Siempre empiezan de a poco pero con el tiempo tienen que tomar la decisión de reconvertir todo en orgánico o seguir en convencional. Lo vi cuando trabajé en una certificadora: la producción orgánica les complejiza el negocio. Por ejemplo grandes bodegas o empresas lácteas sacaban un producto orgánico y eso les generaba un problema de desconfianza del consumidor en su producto convencional”.
“Sí, hay un lavado verde de las empresas. Ahora sacan productos que ni siquiera los producen ellos”, reconoce Ricardo Parra. “La verdad que en algún momento pensé que las empresas podían cambiar el paradigma pero ahora entiendo que se cambia desde la gente y su consumo. Cuando uno compra, elige el mundo en que vivir. La revolución verde nace diciendo que va a haber hambre en el mundo y sigue habiendo hambre y se tira la comida”.
¿Entonces estas empresas podrán engañarnos con su producción verde?
Facundo Soria cree que no les será tan fácil: “No creo que el Green Washing pueda sostener el doble esquema. Tarde o temprano el Estado va a exigir. Y también la agroecología como cuestionadora de este sistema capitalista en crisis. El mejor ejemplo es la carta encíclica Laudato Si del Papa Francisco en donde ya se reconoce el daño del capitalismo y que los grupos ambientalistas son parte de la solución.
Entonces, ¿Cuál es la diferencia entre orgánico y agroecológico?
Soria: En cuanto a prácticas y enfoque son lo mismo. La agroecología produce sin externalidades. Lo orgánico tiene un sello. Como lo agroecológico implica relación directa entre productor y consumidor no lo necesita. En cambio cuando no están cerca lo orgánico tiene más peso porque cuenta con el aval del SENASA para afirmar que el producto es lo que dice ser.
La producción orgánica fue creada en Europa y configuró una normativa taxativa e inflexible. Mientras que la producción agroecológica nació en países no tan desarrollados y con problemas sociales, por lo que no llegó a conformarse como un mercado estructurado pero sí se posicionó como una ciencia que incluye no solo datos científicos duros sino también sabiduría empírica y conocimientos aplicados. La agroecología es más disruptiva, cuestiona las bases, y viene a aportar soluciones a un sistema capitalista totalmente en crisis. La producción orgánica es más parte del establishment o status quo y propone un cambio gradual, lo agroecológico al ser un movimiento social y político también puede ser visto como algo más revolucionario.
Parra: Lo orgánico y lo agroecológico estamos los dos de la misma vereda con sus diferencias. No me interesa entrar en una dicotomía. A mí lo que me vuelve loco es que lo convencional está librado al azar, y a ellos nadie los controla. Ellos son los que debieran pagar las certificaciones. Yo personalmente nací como agroecológico y me fue un poquito mejor y pase a lo orgánico. Lo agroecológico busca vincular al productor con el consumidor. Ojala mayor cantidad de gente se vuelque a la soberanía alimentaria. Acá la pelea es contra el sistema alimentario.
Belloni: Tanto lo orgánico como lo agroecológico abonan a un cambio de sistema, lo orgánico utiliza más biofertilizantes y lo agroecológico más técnicas de procesos. Son lógicas distintas pero que se complementan. Las dos producciones buscan productos más saludables, aunque la orgánica no contempla tanto los aspectos socio-productivos.
Vicente: La agricultura orgánica plantea un modelo de producción centrado en el no uso de agroquímicos y en alimentos saludables. La agroecología tiene más dimensiones: se plantea recuperar los conocimientos que se generaron para la agricultura a través de 10 mil años y utilizarlos para seguir produciendo alimentos sin agrotóxicos. Su foco central es la producción local para el abastecimiento local. La agricultura orgánica se plantea la exportación sin problema y no considera de la misma manera a los ecosistemas: se podría desmontar un monte nativo y allí realizar producción orgánica.
Otra diferencia es que la producción orgánica se plantea una certificación en la que se establece qué es una producción orgánica y hay una empresa que pone un sello y cobra un porcentaje por ponerlo. Eso crea un nuevo mercado. Por el contrario la agroecología propone una certificación participativa y comunitaria que no tiene al negocio de por medio. La agroecología es mucho más que una producción sin agroquímicos.
"La agroecología cuestiona las bases, y viene a aportar soluciones a un sistema capitalista totalmente en crisis"
Joselo Trujillo: Lo agroecológico es la vida de las personas. Lo orgánico se refiere al producto, no se interesa en cómo vive quién produce. La agroecología también es que cada persona pueda elegir qué consumir sin que sea un costo económico; y que no sea una imposición lo que producís. Es un camino posible hacia una producción sana, soberana y segura.
Delina Puma: Para la producción orgánica necesitas de una empresa certificadora y te piden requisitos que no se pueden cumplir como pequeño productor. La producción orgánica plantea cuatro o cinco años sin echar veneno al campo para conseguir el sello de certificación orgánica y eso no lo podemos cumplir porque más del 90% alquilamos las tierras. Otra diferencia es que en orgánico no te dicen en qué condiciones están ni si son bien pagos quienes trabajan el campo.
¿Entonces la agroecología y el movimiento orgánico pueden convivir? ¿Tienen los mismos objetivos? ¿Se complementan? Responde Facundo Soria: “La agroecología es una militancia más social que toma lo ambiental para producir los cambios sociales y pienso que tiene como objetivo también el acceso a la tierra porque no puede haber producción justa y soberana de alimentos sin acceso a la tierra, mientras que la producción orgánica tiene un objetivo y una militancia ambiental. Pero ahora ese cambio ambiental solo se puede lograr si hay un cambio social. Entonces ahí, confluyen los dos movimientos y sus objetivos”.
Esta nota forma parte del ciclo temático "Quiénes nos alimentan", que cuenta con el apoyo de la Fundación Rosa.
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