Cansadxs de sufrir una discriminación sistemática, un grupo de personas trans y no binaries comenzaron a juntarse para nadar en un espacio libre de violencias. La organización creció tanto, que hoy formaron la liga Deportiva TTNB de natación, el primer seleccionado trans y no binarie de Latinoamérica en competir en el Mundial IGLA de deportes acuáticos. Historias que encontraron en el deporte un camino para olvidar el dolor.
Sábado 10 am de un febrero sofocante. Mientras lxs integrantes de la Liga Deportiva TTNB de natación llegaban al Centro Cultural y Deportivo Municipal Peretz de San Martín, se sucedían abrazos –de esos en los que durante varios segundos los cuerpos quedan aferrados– y sonrisas que reflejaban el entusiasmo por el encuentro. Se sentaron en ronda para conversar con una escucha atenta. Un rato después lucían con comodidad sus mallas, cofias y antiparras.
En la pecera, la humedad del ambiente preparaba al cuerpo para entrar al agua. Se alistaban para nadar de una punta a la otra de la piscina con los brazos extendidos, primero de a uno, después juntos. Hubo crol, mariposa, espalda e incluso una exhibición de clavados en medio de risas y miradas cómplices. Mientras los músculos se tensaban con la respiración agitada, tomaron aire y volvieron a empezar.
Realizar un deporte acuático o simplemente tomar clases de natación para las personas trans y no binaries no es algo sencillo de concretar. Existen muy pocos espacios donde pueden hacerlo sin tener que pasar por situaciones de discriminación o exclusión. El binarismo de género sigue atravesando baños, cambiadores y, por sobre todo, los espacios de competencia deportiva.

Cansadxs de ser echadxs de todos lados, un grupo de personas trans y no binaries comenzaron a organizarse para nadar juntxs en un espacio libre de violencias. No solo consiguieron un lugar que hoy es como su hogar, sino que además comenzaron a entrenar y se convirtieron en el primer seleccionado trans de Latinoamérica en presentarse en el Campeonato Mundial IGLA2024, un evento internacional de deportes acuáticos LGBTIQNB+ que se realiza desde 1986. Argentina fue sede ese año. También son quienes conformaron la categoría TODES, sin género, que permitió por primera vez la participación de atletas travestis, trans y no binaries para competir en el ámbito internacional.
Desde hace un año la Liga Deportiva TTNB de natación entrena en el Centro Cultural y Deportivo Municipal Peretz de San Martín. Allí construyeron un espacio seguro. Algunxs viajan más de dos horas para llegar al Peretz, pero la distancia no pesa cuando se va al encuentro de amistades, contención y la realización de un deseo. También entrenan en el Natatorio Olímpico de Avellaneda, lo que hace más accesible la concurrencia para las personas que viven en el sur del conurbano bonaerense.
Antes de llegar al Peretz nadaban en otras piletas con medidas de cuidado: se organizaban para ir en grupos con horarios específicos y evitar situaciones de discriminación. “La natación es un deporte donde el cuerpo está muy expuesto, tenes que cambiarte delante de gente que te está mirando y, en general, los vestuarios de varones no suelen tener cortinas. Hay una exhibición del cuerpo masculino cis que es un lugar muy incómodo para las diversidades, por eso es necesario que nos agrupemos", cuenta Kenzo Maruri, secretario de la liga, delegado de natación de San Martín y uno de los ganadores del mundial IGLA.

Un sueño cumplido
Lío tiene 37 años, empezó a nadar unos meses antes de la pandemia, las piletas cerraron y volvió cuando se enteró que la liga se estaba formando. "Lo que estamos construyendo es un acto de reconocimiento, aprendizaje y un proyecto por fuera de las lógicas de lo que tiene que ser lo femenino y lo masculino”, advirtió. Lejos de la competencia y el individualismo propio de este tipo de disciplinas deportivas, en la liga cada logro personal se convierte en una celebración colectiva. “Lo tomamos de una manera amorosa y amistosa. Podemos pensar la competencia y el deporte desde un lugar saludable, genuino, cuidado, teniendo en cuenta la salud mental y desde una competencia sana, de no enemistad. Eso para mí es un orgullo”, agregó.
Celina es la entrenadora del equipo, en su experiencia con el grupo entendió la relación que tienen las personas trans y no binaries con su cuerpo: “Empecé a hacer una especie de docencia y a difundir en ámbitos hetero cis lo que aprendí con el equipo. Muchas personas hablan desde el desconocimiento absoluto y cuando escucho algo que no es verdad ahora puedo decir: ‘Esto que decis es una pavada y no se acerca ni ahí a la realidad que vive una persona trans o no binaria’”. Para Celina el grupo superó ampliamente sus expectativas, no solo por las 27 medallas que ganaron en el mundial, sino por el nivel de profesionalismo deportivo que adoptaron para que sus cuerpos estén aptos para competir. “El compromiso que mostraron, que tienen y sostienen es muy significativo", agregó.

Kei Castle practica natación desde los cuatro años y hasta los 12 participó de competencias. Cuando comenzó su transición no había reglamentos que amparen a las personas trans y tuvo que abandonar. A los 30 su deseo fue volver a nadar. El primer club donde consultó le dijeron que podía ir solo al mediodía o en el último turno de la noche, el horario con menos concurrentes. Además, debía usar un andarivel de la piscina en el que no hubiera otras personas y cambiarse en un baño sin duchas que en otros horarios era destinado a infancias. No volvió más.
La liga la fundaron en el 2023 Kei y Samuel. La idea surgió cuando se encontraron en una marcha por la reparación histórica de las travestis y trans. Comenzaron practicando natación en una pileta en el barrio porteño de Boedo y luego sumaron basket, fútbol y otros deportes. La convocatoria fue tan masiva que a la tercera clase de natación ya eran más de 50 personas. "Ahí me di cuenta que había una necesidad enorme que hicieron surgir otras, como por ejemplo, que necesitábamos profesores. También logramos que pongan cortinas en los vestuarios y en los baños para evitar situaciones de discriminación porque antes de eso nos echaban”, explicó Kei.

Experiencias anfibias
yagui es profesore de natación, llegó a la liga después de pasar por espacios donde el machismo estaba muy presente: “Fue un camino que lo recorrí muy sole, ahora poder compartir el deporte con personas como yo es un sueño para mí. La liga representa un antes y un después en mi vida, porque todo lo que viví antes lo sufrí mucho. La liga es más que un grupo de personas trans nadando, significa un cambio de paradigma en la historia del deporte. Crear la categoría Open, competir y salir con una medalla de plata era impensado. Ahora estamos en vías de gestar el primer seleccionado trans argentino en la historia del mundo para el IGLA 2025”, contó.
“Cuando nado, cada vez que miro abajo del agua, veo sonrisas: la felicidad de mis compañeres. Esto tiene una pata que es reparadora en un momento donde tenemos un presidente que niega nuestra existencia y nuestra historia”, dice Mel, quien deja atrás las escenas de violencias que vivió en los vestuarios durante su adolescencia.
Karin tiene 42 años, encontró en la liga un espacio donde practicar un deporte sin que su edad fuera un impedimento para competir, como lo es en el ámbito cis. “Nuestra grupalidad se potencia, nos bancamos entre todos y también participamos de asambleas y marchas con nuestra bandera en representación de la liga”, contó Karin, una de las ganadoras de medalla en el IGLA2024.

Un precedente histórico
Para poder participar del mundial IGLA, la liga se convirtió en una referencia internacional porque es la única en Latinoamérica que recibe personas trans y no binaries. Se reunieron con las autoridades del campeonato y presentaron un reglamento que escribieron junto a organizaciones LGBTIQNB+. Así surgió el primer torneo de natación sin género en el que podía participar cualquier persona sin importar su género.
“En natación, al igual que en atletismo, maratón y ciclismo lo central es llegar desde el punto A al B en el menor tiempo o de una manera específica. Nos dimos cuenta que no había realmente una necesidad de dividir por género, se puede medir por edad y por tiempos, así pudimos demostrar que se compite en igualdad. En la categoría OPEN se anotaron 40 personas de distintos países y ganó una persona trans contra ocho personas cis, entre ellas, varones y mujeres. Ese fue el comprobante de que nuestra propuesta funcionaba y el IGLA lo aceptó", explica Kei. Es un precedente histórico que sentó las bases para que ahora esa categoría pueda presentarse en el próximo campeonato.
Hoy Kei es vicepresidente del IGLA 2025 y en ese rol propuso la creación de una beca deportiva para atletas travestis, trans y no binaries que fue aceptada. “En este momento histórico, con Trump negando a las personas trans, esta beca le da la posibilidad de competir en el corazón de Washington a cinco personas latinoamericanas de la comunidad trans. Ya se presentó el seleccionado titular que va a ir y que incluye a tres integrantes de la liga y dos atletas del equipo TTNB+ de natación de La Plata, por lo tanto, Argentina va a tener una representación trans en el mundial”, explicó Kei.

Actualmente la liga está conformada por más de 200 personas que practican distintos deportes y tal vez, lo más interesante de esta experiencia es que lograron forjar un lugar no solo para jugar, es también un refugio, es apoyo mutuo, un abrazo reparador.
La excusión social, del deporte y la ausencia de una ley de identidad de género en ese momento lo llevaron a Kei a preguntarse: “¿Soy un monstruo?”. Hoy pudo dejar atrás esa pregunta y asegura: “Que los pibes puedan pensarse como deportistas y como un orgullo nacional es un montón para esas vidas que sufrieron la exclusión. Hacemos deporte y también activismo, acompañamos a los pibes que están en situaciones complejas porque el deporte es algo que los saca adelante. El deporte, para mí, viene después de que tenés trabajo, un DNI y salud. Buscamos que la persona tenga todo eso y después vemos si puede competir y convertirse en un deportista de élite. Somos una red de apoyo y también una liga deportiva".

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