Monocultivo de pinos, una de las razones del desastre
por Colectivo AguayalaFotos: Jade Sivori
07 de febrero de 2025
Llamados “bosques comunales” por la FAO y otros organismos, los pinares reemplazaron a la flora nativa de la zona. El caudal de los rÃos en cuencas pinificadas disminuyó entre el 30 y el 60%, desaparecieron manantiales y las aguadas y mallines se secaron. Son altamente combustibles. Por eso, no detener estas plantaciones es sembrar futuros desastres.
No es una mina a cielo abierto. Es una invasión silenciosa, casi imperceptible en el dÃa a dÃa. Lentamente el paisaje cordillerano va cambiando. Se nota cuando uno vuelve a pasar por el mismo lugar después de varios meses o de algunos años. Los más jóvenes crecerán creyendo que es lo natural del lugar y los visitantes hasta disfrutarán del verde pino. Si me quedo con la foto hasta puede ser bonito, pero si veo la pelÃcula.
Cuando uno camina por senderos o sin senderos del bosque andino patagónico puede ver cipreses, lauras, maitenes, cohiues, cubiertos, rodeados y hasta ahogados por pinos que han crecido más rápido; puede ver pinos hasta en los lengales de altura, o fuera del bosque, en la estepa. Una invasión prácticamente indetenible. El viento dispersa semillas y aparecen renovales hasta kilómetros de distancia del pinar más cercano. El pinovirus se expande asà mucho más allá de las 100.000 hectáreas de las plantaciones originales hechas en la Patagonia argentina hasta el presente.
Al crecer los pinares fueron desapareciendo manantiales, las aguadas y mallines se secaron. En el sur de Chile, donde ya hay más de tres millones de hectáreas forestadas, podemos ver la pelÃcula completa: el caudal de los rÃos en cuencas pinificadas disminuyó entre el 30 y el 60%, los mayores porcentajes en las áreas o perÃodos más secos e independientemente de las mermas por las precipitaciones en disminución.
Numerosos trabajos de investigación, incluso de este lado de la cordillera, confirman esos porcentajes y dan cuenta del enorme consumo de agua de las plantaciones. Por mencionar un ejemplo visible, el nivel del agua de la laguna La Zeta (Esquel) está bajando a medida que crecen los “bosques comunales” plantados en más de la mitad de su cuenca. Los vecinos/turistas disfrutan de playas cada año más amplias, sin percibir que la laguna se está secando. Antes que crecieran los pinos, el nivel del agua al final del perÃodo de lluvias (principalmente invernales) cubrÃa el acceso a la glorieta.
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Y no es por el cambio climático. Luego de cortar los pinos el agua volvió a sus manantiales, a los aljibes, y mallines. La polÃtica forestal (CIEFAP-Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico, CORFONE) promueve ahora forestar el ecotono entre el bosque y la estepa. Esta franja tiene un marcado déficit hÃdrico, especialmente durante el verano-otoño y es allà donde, a lo largo de unos trescientos kilómetros de Norte a Sur, tiene sus nacientes el rÃo Chubut.
El principal forestador en esta cuenca, la CÃa. de Tierras del Sud-Grupo Benetton, lleva unas 15.000 hectáreas plantadas y no ha dejado de hacerlo incluso durante la pandemia. Con precipitaciones en clara tendencia histórica a disminuir, seguir plantando pinos agravará la actual crisis hÃdrica en el Valle Inferior del rÃo Chubut, donde vive casi la mitad de la población de la provincia.
El 90% de las plantaciones en Patagonia son de pino ponderosa, el menos apreciado como madera. ¿Para qué tanto ponderosa? En Uruguay, en el noreste de Argentina, en Chile, luego de las plantaciones inevitablemente siguieron las plantas de pasta de celulosa, con su conocido consumo y contaminación del agua.
Asimismo, los pinares han sustituido en gran medida el bosque nativo en los alrededores de las ciudades cordilleranas, ya agotado por su uso para madera y para leña. EufemÃsticamente llamados “bosques comunales” por la FAO y sus acólitos en la región, nada tienen de la biodiversidad de un bosque. Son monocultivos, debajo de los cuales, excepto hongos y lechuga de minero, no crece prácticamente ningún otro vegetal. Sea porque desecan el suelo hasta dos metros y medio de profundidad, sea porque liberan sustancias alelopáticas (inhiben el crecimiento de otras especies), sea por sombreamiento, nada crece debajo de ellos; son realmente desiertos verdes, como los llamó Vandana Shiva, doctora en FÃsica y premio Nobel alternativo en la India.
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Frecuentemente los pinares implantados o de invasión quedan abandonados sin el debido mantenimiento, por lo que acumulan material altamente combustible. Los pinos son especies pirrófitas, es decir altamente inflamables y son los principales responsables de la propagación incontrolable de los incendios forestales. El fuego activa la germinación de las semillas de pino luego del incendio. Investigadores del INIBIOMA (CONICET-UNComahue) encontraron que de 1000 pinos por hectárea en una plantación brotaron 21.000 luego del incendio (o más) y describen un ciclo infernal por el cual cada incendio genera más masa combustible y prepara el escenario para el próximo, aún más catastrófico. Sucesivos incendios en pinares favorecen la infección del territorio y van dejando atrás tierras degradadas.
Sin ir tan lejos, el incendio de marzo de 2021 en la Comarca Andina del paralelo 42, dejó tres muertos, quemó 500 casas en pocas horas y más de 14.000 hectáreas de bosque nativo en los dÃas siguientes; con vientos de más de 80 kilómetros por hora, los pinares con que se reemplazó al bosque nativo en la década de los 80, favorecieron su propagación fulminante. En el incendio previo (diciembre 2001) en Cuesta del Ternero, la trayectoria del fuego se pudo seguir por los pinares quemados, señaló en una entrevista en Radio Nacional, El Bolsón, el entonces ministro de Medio Ambiente de Nación. Los cambios del clima están produciendo más sequÃa, calor y viento extremos. Seguir plantando árboles-combustible es sembrar futuros desastres, afirman ecólogos forestales como Thomas Veblen y colaboradores.
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La promoción de las plantaciones ha sido discutida en un foro convocado por la Asociación Argentina de EcologÃa y en otras instancias. De las uno-dos millones de hectáreas mencionadas inicialmente, las estimaciones más prudentes del sector hablan ahora de 127.000 hectáreas disponibles en Patagonia; destinadas principalmente a apuntalar una industria maderera local. Por otra parte, las industrias y actividades que más CO2 (y otros gases con efecto invernadero) liberan a la atmósfera, en el mismo tiempo que se plantean duplicar su producción están financiando plantaciones de árboles de rápido crecimiento en el sur global, en modo tal que cumplirÃan con el compromiso de emisiones cero. “Soluciones basadas en la naturaleza”, una estafa planetaria, que además de no haber detenido el calentamiento global, dió y da lugar al robo de enormes extensiones de tierras, la asà llamada “industria de la conservación” (TNC y otras organizaciones).
Argentina crea en el 2019 el Gabinete Nacional de Cambio Climático para articular internamente los mecanismos REDD (Reducción de Emisiones derivadas de la Deforestación y la Degradación de los Bosque). Más allá de las declaratorias, en los hechos, REDD ha sido un mecanismo intrÃnsecamente corrupto. Es importante desenmascarar este conjunto de monocultivos mentales, poco conocidos o desconocidos por la mayorÃa, para que no seamos vÃctimas de estos nuevos cantos de sirena o espejitos de colores.
Aguayala
Aguayala es un colectivo de investigación, difusión y acción sobre el agua -como bien común- en Abya Yala, el nombre que utilizan algunos movimientos sociales y pueblos originarios para referirse a América. El colectivo toma como especial referencia a la región andino-patagónica y está integrado por vecinxs, comunerxs mapuche, cientÃficxs, militantes de asambleas, comunicadorxs y artistas de esa zona.
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