“No hay lugar a donde escapar de esto que llamamos civilización”
por Estefanía SantoroFotos: Rodrigo Ruiz
03 de noviembre de 2023
La activista travesti Marlene Wayar reflexiona sobre la necesidad de pensar en el fracaso del sistema capitalista, la indiferencia social que existe ante las demandas del pueblo de Jujuy y las de sus compañeras travestis y trans que se encuentran en una situación de emergencia.
Marlene Wayar habla pausado, con una cadencia meditada, enumera los arreglos que planean hacer en la casa militante donde nos recibe, que será espacio de encuentro de Futuro Trans, organización que hoy coordina. La construcción es antigua, pero grande y luminosa. Está llena de objetos vintage. "Hay que impermeabilizar la terraza, sacar unos techos que tienen la madera podrida y pintar. La idea es poder habitarla y generar distintos proyectos además de instalar la oficina de Futuro Trans", dice.
Un hogar que necesita una gran reparación, como la que exigen las poquitas travestis y trans que llegaron a superar los 50 años en Argentina, las sobrevivientes de un sistema que las condenó a la exclusión y la marginación por décadas. Reparación, de eso habla Marlene. Pero también habla de las nuevas generaciones, aquellas vidas que aún están a tiempo de pasar el umbral de los 40 en una sociedad que ignora el genenocidio travesti trans.
Marlene es escritora, psicóloga social, egresada de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, y comunicadora: en 2007 fundó El Teje, el primer periódico travesti de Latinoamérica. Marlene es -ante todo- una activista travesti, una muy valiosa, de las imprescindibles. Cuando ella habla moviliza deseos e imagina nuevos horizontes posibles, invita a soñar, siempre desde la ternura y la solidaridad.
-Me gustaría arrancar esta conversación preguntándote ¿Cómo te definirías hoy?
-Hace un tiempo que me vengo definiendo como activista travesti, eso no puede no estar, luego cada quien googlee y ponga lo suyo. Me gusta pensarme como educadora, hacedora de arte, pero lo básico es que soy activista. Después sí cobra importancia lo que no soy. Trabajo todos los días -y de forma tajante- para no ser fascista, racista, misógina, violenta, aunque violenta es muy amplio. Les aseguro que no soy una violadora, no soy abusadora de menores, no soy estafadora. Me parece que en una mesa política o en un acuerdo social es importante que digamos lo que no somos.
El Estado hasta ahora nos ha impulsado a decir quienes somos, por ejemplo, soy una mamá adolescente, soltera y entonces en relación a eso te encaja en una política pública, o soy de un pueblo originario, afrodescendiente, travesti, trans, gay, lesbiana, y ahí va armando cajas respecto de cómo identificarte. Eso empobrece a los seres humanos en su recorrido histórico y estereotipa ese rol en el que te ubican y lo que se supone que podés accionar en relación a esas narrativas.
A nosotras, las travestis, básicamente se nos ha dictado desde el concepto de la pornografía. Lo porno: puta. Grafía: el guión que se le escribe a la prostituta para desarrollar. No tenemos voz propia y, como es en el término de lo erótico, no tenemos erótica propia, sino que tenemos una erótica marcada para el otro u otra, que es el cliente que te viene a emplear como un objeto más dentro de los disponibles en el mundo, para quienes tienen los privilegios de poder pensar el mundo solo como objetos a utilizar, usufluctuar, explotar y exprimir.
Me parece importante poder salir de esas cajas que te estereotipan y proponer otras formas para que al Estado no le sea tan fácil de asirlo. Decir qué cosas no soy es políticamente mucho más importante. No somos fascistas. Porque marcás algunas diferencias y claves para definir, entre otras cosas, políticas públicas o acceso a derechos.
Tener un discapacidad, ser travesti, originaria, no son tantas en definitiva, somos cuerpos que necesitamos amor, consideración, alimentación, salud, educación, vivienda y no muchas cosas, no hay tantas diferencias. Después hacés el recorte sobre dónde quiere vivir determinada familia de pueblo originario, por ejemplo en Purmamarca, y que no le vayan a tirar agrotóxicos. Saber dónde está ubicada la travesti, que está en la urbe y no quiere que le tiren baldes de agua desde los edificios, que tenga posibilidades de desarrollo para pensarse una sujeta con autonomía en este mundo y ver si quiere un trabajo autónomo, tercerizado o en el Estado. Corresponden todas las oportunidades. Hoy posiblemente se nos ofrece como primera instancia trabajos en el Estado para los que claramente no estamos capacitadas, y no se nos puede pensar como gestoras de política, que es algo para lo que sí estamos más capacitadas porque sabemos cómo son las necesidades, en qué mundo estamos, cuál es nuestra forma de relacionarnos, y después todo depende, como en el caso de cualquier gestión política, que sepan sumar asesores y asesoras técnicas que te digan cómo cumplir con aquellos sueños que son los que necesitan las personas.
-¿Qué es lo que más te preocupa hoy pensando en la realidad social que vive el país?
-Parece muy grande la pregunta, tengo muchas preocupaciones, pero intentemos ir hacia algún punto que sea como la génesis, no podés salir corriendo y decir ‘no quiero saber más nada con nadie’ porque no hay ningún lugar a donde ir. Si vas al Chaco Salteño, te metés en la selva y a las dos semanas vienen topadoras, gente armada y te empiezan a disparar porque van a sembrar soja transgénica. Ni siquiera podemos corrernos porque ya tenemos que pensar que el agua va a estar intoxicada, no hay lugar a donde escapar de esto que llamamos civilización.
Me preocupa de ahí en más el círculo vicioso de enfermedad y eliminación en el que está nuestra sociedad capitalista que claramente no tenés más que abrir los ojos y ver el fracaso. Ves el fracaso en una persona adulta que lleva en brazos a su niño y mientras el niño llora está observando la pantalla del celular, ves chicos en algunos barrios o en la urbe pidiendo para comer, ves personas en situación de prostitución, ves la droga, ves nuestros campos diezmados, ves que no reconocemos cuáles son nuestras plantas originarias, que las aves no saben dónde anidar porque no reconocen tantos árboles traídos de otros lados. Es todo un entramado del fracaso que por donde lo quieras analizar es lo primero que surge no solo en el contexto de nuestro país, sino también en un contexto latinoamericano y global, por donde mires el fracaso aparece, es quizás el fracaso occidental. En ese ciclo de enfermedad y alienación el único mecanismo de defensa que tiene esta sociedad es la negación y la evasión del dolor a través de alcohol, drogas, psicofármacos, cuestiones pasatistas, agarran a Zulma Lovato y se ríen de la travesti, de cómo se le cae la peluca y de cuántos dientes le faltan.
La crueldad tiene un efecto muy exitoso porque es inmediata, acoso escolar, cibernético, acoso sexual en los trabajos, todo eso es exitosísimo porque produce una reacción inmediata que evita la sensación de impotencia que da no poder hacer lo que quiero, no poder crecer económicamente, no poder ver a mi barrio lindo, no poder votar alguien que me dé placer votarlo. Por muchos lados nos surge permanentemente la sensación de impotencia y ante ese fracaso extremo y la impotencia hay una negación, es decir, ‘todo está bien, hay que seguir, yo no soy parte de nada de esto, no hay 30 mil personas desaparecidas, ni hay niños expropiados robados de su identidad’. Como diría una de nuestras mediáticas más famosas, ‘subí los vidrios polarizados de tu auto, poné música y todo está bien’.
-¿De ese panorama desalentador que estamos viviendo y que describiste muy bien, hay algo que rescatas de bueno?
Sí, yo creo que en relación a todo eso la esperanza siempre está ahí, hay personas pesimistas que lo que están buscando es una esperanza y hay personas sumamente optimistas, que también quieren confluir en alguna esperanza.
-¿Vos de qué lado te ubicás?
-No lo sé, quisiera equilibrar las dos o creo que se lo tendrías que preguntar a mi terapeuta (ríe). Me quiero escapar de buscar una solución cerrada, se que nada está cerrado, vamos a ir viendo, caminando, hay que estar siendo. Ahora le quieren imponer al pueblo de Jujuy una constitución abiertamente inconstitucional, violadora de muchos derechos, acuerdos y principios jurídicos absolutamente resguardados en nuestra Constitución Nacional. Quieren avasallar, silenciar a la gente y expulsarlas de sus territorios ancestrales. El cronista inca Felipe Guamán Poma de Ayala escribió “Nueva Corónica y Buen Gobierno para el rey de España" donde hizo grabados de escenas cotidianas previas a la conquista y posteriores. En cada uno de esos grabados relata las formas de alimentación de los indígenas, hace una visión económica de las relaciones, dónde se ubicaban las mujeres. Luego cuenta lo que sucede a partir de la colonia y le dice al rey: ‘aquí nos han mandado sacerdotes que dicen traer la palabra del Dios verdadero, pero en realidad violan a nuestras mujeres, las embarazan las descartan y después ni nuestro pueblo las acepta y quedan en la indigencia, cómo es que vienen a decirnos que la palabra de este dios es esta, pero sus acciones son estas otras’. El cree ingenuamente que sus palabras le van a llegar a Fernando VII y que va a venir a poner en orden las cosas. El Malón de la Paz viene con toda esa ingenuidad, no sólo ante el Poder Judicial, ante el Ejecutivo y el Congreso de la Nación, sino también ante nosotras y nosotros que estamos en nuestros contextos, que tenemos otras posibilidades respecto de dónde te sitúas de hegemonía o no hegemonía y nos dicen conversemos sobre cómo es esto que nos van a venir a arrebatar las tierras, a privar de nuestras formas de vida pero también a contaminar la montaña, la tierra, el agua y eso ustedes lo van a beber, lo van a comer y tampoco les es ingenuo. Esta ciudad les ha dado la espalda tremendamente, están acompañados por grupos minúsculos. Nosotras vamos hacer el Malón del Orgullo para la marcha del orgullo de este año, que es el cuatro de noviembre. Decidimos corrernos de la marcha oficial para ir a pasar nuestro día del orgullo con ellos y tratar de generar mayor visibilidad y ver qué podemos hacer ahí en articulación. Mover para conmover, para que esta ciudad y el resto del país se conmueva y nos sentemos a conversar que esto es todo un absurdo.
Quienes piensan en la cuestión más egoísta de ‘queremos la plata del titanio’, es absurdo porque esa plata no va a ser nuestra, sino de las empresas que se la van a llevar afuera. Tal vez van a emplear 100 o 50 personas, pero ¿por cuánto tiempo? ¿hasta que rompamos todo? y qué sentido tiene después esa ganancia efímera en relación al recurso que es estar en este planeta. Vamos a intentar corrernos también de ese estereotipo de ser gay, lesbiana, tavesti, transexual, transgénero, no binarie, queer y todo lo que quieras ser, con un sentido y una visión mucho más amplia que el eje sexo-género. Yo travesti por supuesto que defiendo mi travestidad y la de todas mis compañeras, pero no tiene sentido sin tierras, sin soberanía alimentaria, sin agua fresca, sin poder tirarme en un lago y disfrutar de su frescura, sin saber que estamos mancillando al resto de las especies con mera crueldad para nuestra alimentación poco inteligente.
-¿Podemos hacer entonces una paralelismo entre la lucha del Tercer Malón de la Paz y las travestis ante la indiferencia social e institucional que sufren?
-Sí, el Malón de la Paz está como mis amigas y compañeras, travestis, viejas organizándose de manera autónoma por una reparación histórica después de años de estar pretendiendo que organizaciones, abogadas, abogados, entidades jurídicas entiendan esto. Que se organicen estas dos grandes ingenuidades me da esperanza y me moviliza a estar hoy en este presente sin que me interese tanto la oscuridad de un futuro que no está, no llegó y de un pasado que permanentemente cae en el olvido.
Argentina es el único país -paradigmático dentro del contexto latinoamericano- que se pudo reconfigurar después de los golpes militares y de tanto terror, pudo llevar a juicio a los responsables y seguir profundizando al decir ‘esto no es meramente militar, es militar y también civil, religioso, empresarial’ y siguió llevando a juicio a distintos actores sociales con distintas responsabilidades. Sin embargo, eso es algo que no puede ver otorgándose a las travestis, porque piensan que por ser travestis no les corresponde entrar en el concepto ni de genocidio, ni de crímenes de lesa humanidad, que es un ordenamiento neutro que establece la Corte la Corte Internacional en su código de Roma y que tiene una lectura muy clara y bastante objetiva que sostiene que corresponde a cualquier comunidad o grupo humano por ser perseguido y eliminado de manera sistemática por algún tipo de ordenamiento estatal y social.
Las travestis tenemos un promedio de 35 años de vida, nos matan en las cárceles, en los calabozos, en la calle. Nos mata gente uniformada y de civil, nos matan por hambre, por olvido, nos excluyen de la educación. Estamos claramente en una zona delimitada que son las zonas de prostitución que es un poquito más complejo porque no son solo que zonas específicas, sino que hay horarios específicos para que los transitemos o no. Todo eso configura un genocidio en los crímenes de lesa humanidad ¿Qué le pasa a la hegemonía del varón blanco y poderoso que no nos puede otorgar esto?
-¿Cómo le explicarías a aquellxs que no tienen en cuenta la situación de la población travesti trans por qué es urgente una reparación travesti?
-Yo le diría que es urgente porque es muy triste y peligroso que no lo vean. Cuando no vemos que estamos cuestionando a la víctima, muchos dicen ‘esa chica iba con una minifalda muy corta, claramente la iban a violar’ y disculpamos el delito por cualquier minucia que haya hecho la víctima, lo que no estamos entendiendo es el principio jurídico que dice ‘no tenes que violar’, no importa lo que haga quien haga, no tenés derecho, nada te habilita a pasar sobre la autonomía de la otra persona. Que nos puedan concebir a nosotras como sujetas de derechos en estos términos sería beneficioso para nosotras, pero es también beneficioso para esta sociedad, para que sepan que a una niña o un niño autista no se lo puede maltratar, burlar en un aula, en el transporte público, en un lugar lúdico, en un museo, para que entiendan que no puede haber estos extremos de pobreza que empujan a que una persona o un pibe sienta desesperación y quiera arrebatarle la cartera a alguien o que un adulto le facilite un arma de fuego y para que entiendan que trabajar en vistas a que sepamos convivir en armonía no tiene que ver con la policía.
Claramente las travestis queremos ser reparadas porque hemos sido víctimas de crímenes de lesa humanidad, algunas somos sobrevivientes y esto configura un genocidio. Ha habido un genocidio travesti en Argentina y todos hemos sido partícipes, emerge por supuesto la Policía Federal y las policías provinciales como actores más violentos, el Servicio Penitenciario también, pero no son los únicos. De nuestra fragilidad se aprovechó toda una sociedad porque por estadísticas entre los ocho y los 13 años quedamos en situación de calle y somos expulsadas del hogar, entonces desde los ocho años hasta los 18 ha habido todo una sociedad que usufructuó de la prostitución de menores.
-De ahí la importancia de proteger y cuidar a las niñeces trans
-Claramente, cuando se plantea la reparación, la Corte Interamericana y numerosos organismos jurídicos de derechos humanos han hablado en qué términos tiene que ser la reparación que no es meramente económica. Hablan de una reparación en relación a la magnitud de lo hecho porque la Corte piensa que la única manera que tiene de sujetar al Estado es que tenga miedo de volver a cometer los hechos para no tener que seguir pagando esas reparaciones, pero también hay un enorme abanico de medidas simbólicas y de políticas públicas que se le exigen, entre las que, principalmente las víctimas tenemos que considerarnos satisfechas con esa reparación.
No vamos a quedar satisfechas si no nos aseguran que las niñas, niños y niñes que están, que van a venir y que van a decir que son putitos, travas, tortas, no binaries, asexuales o lo que quieran ser, no les va a pasar lo que a nosotras nos pasó. No estar condenades a la prostitución, a la explotación, a tener que negociar con el mundo adulto, con comisarios, policías, con cabos de pésima ética moral, donde hemos sido explotadas por todo un país, por personas que nos alquilaban espacios mugrosos por el mismo precio que en ese momento el mercado decía que vos podías vivir en un semi piso en Libertador y el cliente te decía ‘yo estoy pagando eso’. Sí, y yo lo estoy pagando con mi cuerpo. A dónde íbamos a comprar maquillaje, a los supermercados, todo el mundo abusó en la medida en que pudo, habilitadas y habilitados por narrativas sobre nosotras como comunidad. Entonces todos tenemos una responsabilidad y esa responsabilidad debe asumirse y resarcirse y la manera en que se reparen va a impactar necesariamente en estas y otras futuras generaciones.
Tiene que ser nuestra memoria un instrumento pedagógico a implementar en escuelas primarias, secundarias y universidades. No podemos entender que un ginecólogo hoy no pueda enfrentarse a una masculinidad con vagina, seguramente no tiene un sentido económico estudiar los cuerpos travestis para quitarle la silicona pero es la obligación del Estado, del CONICET y de todos los centros de investigación científica estudiar nuestros cuerpos para que, a las que sea que estemos vivas, seamos 100 o 200 personas, puedan sacarnos la silicona industrial que este sistema nos obligó a tener por excluirnos de una medicina formal, habilitada y por exigirnos una corporalidad específica para estar en el ejercicio de la prostitución.
-¿Qué significa para vos la identidad travesti?
-Para mí la identidad travesti es un gran enojo a partir de la impotencia de sabernos, desearnos autónomas y en libertad. El contrato social dice que todas las personas somos libres e iguales en derecho, pero no si sos negra, marrón, pobre, mujer, travesti. Al final ¿Quiénes quedan dentro del recuadro, quiénes entran en la generalidad de la ley?. Cinco varones hegemónicos nacidos en Europa y que además tienen el poder de autoclonarse, o sea. ¡Despertemos! Creas en lo que creas, Dios, Pachamama, Iemanjá, sea cual sea tu creador, nos ha creado a nosotras también y no es dable pensar que ese creador o creadora ha cometido un error. Nadie es quien para pensar que una manifestación humana es un error porque no es justo, la deidad es deidad incuestionable. Siempre me van a doler más las travestis porque necesariamente es mi comunidad pero hay todo un territorio bombardeado hoy y me duelen todos esos dolores. Tal vez las travestis como subjetividad política es aquella capaz de dolerse de todos los dolores trascendiendo la propia identidad.
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