Ya se consiguen en los kioskos de la Ciudad de Buenos Aires la colección de libros de la Editorial Chirimbote, en tiempos de las heroínas femeninas. Frida Kahlo, Violeta Parra y Juana Azurduy son parte de la colección,
Frida Kahlo y Violeta Parra no se preguntan quién es la más bella de todas, esa batalla puede ganarla Blancanieves. Hoy el espejo es otro. La colección autogestiva de libros infantiles, con mujeres latinoamericanas como protagonistas, es una original propuesta que reniega de viejos estereotipos sexistas en las primeras lecturas de niñas/os.
“Un gran punto de debate es el modelo de belleza, que incluso las nuevas princesas aggiornadas de Disney, más aventureras e independientes, no logran cuestionar. En ese sentido, conmueve ver a chicas disfrazadas de Frida, con el entrecejo y los bigotes pintados", cuenta el editor y diseñador de Chirimbote, Martín Azcurra.
La sociedad las prepara para ser buenas mujeres, madres y ciudadanas. Y los textos infantiles ocupan un lugar preponderante en esa nada inocente construcción en un mundo preparado para el dominio del macho. Los mandatos sociales, que se graban imperceptibles en el imaginario de una niña, marcan a fuego su vida adulta pero también la de los varones. Entonces la batalla cultural resulta ser en dos frentes.
"Elegimos estas historias porque las mujeres que lucharon por algo grande fueron escondidas, silenciadas, reducidas a una expresión mínima y en muchos casos asociadas a un hombre supuestamente más grande que ellas. Todas tuvieron una doble lucha: además de cambiar el mundo tuvieron que pelear contra la visión machista que les imponía que se quedaran en su casa. Queremos que las nuevas generaciones conozcan a estas mujeres de la misma manera que conocen a Borges, Cortázar, San Martín, el Che, y tantos otros", dice Azcurra.
“Un espejo diferente en el que las chicas pueden reflejarse”
La autora de la colección, Nadia Fink, invita a descubrir a referentes “profundamente latinoamericanas”, que trascendieron a partir del arte en mundos donde ser mujeres no resultaba nada fácil. La escritora destaca sus espíritus luchadores y la construcción colectiva que soñaron desde obras individuales. “No todas las mujeres del mundo aspiran a ser princesas”, confía.
-Hoy hay muchas expresiones culturales que intentan romper con estereotipos de género. ¿Por qué decidieron hacerlo desde la infancia?
-Quizás por nuestras propias infancias, que tendieron a romper los estereotipos sin darnos cuenta: porque como mujeres queríamos estar activas, ser protagonistas, correr y ensuciarnos o jugar un juego colectivo con pelota; o porque como varones decidíamos pintar, leer y compartir juegos con niñas. Esa diversidad tan característica de la infancia es muchas veces cercenada por los estereotipos que intentan determinar que está bien o mal según género y sexualidad. Apostamos a generar un aporte para que las pibas y los pibes puedan elegir qué ser, a qué jugar o en qué creer, el principio de adultos y adultas libres y felices.
- ¿Qué modelos rompen Frida Kahlo y Violeta Parra en las chicas y chicos de hoy?
-No sé si rompen, porque hay muchas mujeres rompiendo modelos y estructuras todos los días, pero sí son claramente un espejo diferente en el que las chicas (sobre todo) pueden reflejarse. Y en ese nuevo reflejo también hay chicos que pueden ver que no todas las mujeres del mundo aspiran a ser princesas (o botineras, las neoprincesas sudamericanas). Frida y Violeta son mujeres profundamente latinoamericanas, que trascendieron a partir del arte como de sus vidas en las que ser mujeres no resultaba nada fácil: Desde cómo ganarse el dinero, hasta lidiar con no ser madres, en el caso de la pintora, o seguir con sus hijos a cuestas, en el caso de la cantautora; que lucharon por lo que querían y que, además, se alejan de la belleza externa que nos proponen las princesas para desarrollar una belleza integral: de "corpalma", diría (Eduardo) Galeano, y de rasgos más cercano a Nuestra América que a la blancura europea.
- Las dos mujeres tenían una gran sensibilidad por el sufrimiento del pueblo...
-Sí, porque venían del pueblo mismo y porque desarrollaron una obra profundamente política. Cada una en su tiempo y en su país supieron conocer las necesidades de su pueblo y transformarlas en arte: en el caso de Frida, en el contexto de un México posrevolucionario, desde sus autorretratos hablaba no de ella sino de muchas otras (femicidio, suicidio, maternidad, bisexualidad están reflejadas) y fue parte de la enseñanza de pintura que se hacía al aire libre, promovida por el Ministerio de Cultura. En el caso de Violeta, además de un ejemplo de autodidacta, recogió la música que se estaba perdiendo en un folklore que parecía "de postal" en los rincones del Chile profundo para devolvérselo al pueblo desde la radio o desde el centro cultural que instaló en los últimos tiempos y promovió la "Nueva canción Chilena". Ninguna de las dos buscó un lucimiento personal y su trascendencia se dio después de que murieran. En vida fueron luchadoras y construyeron colectivamente aún en sus obras individuales.
- ¿Esperaban esta respuesta tan positiva de parte de chicas/os?
-La verdad que no. Llegamos a un público más amplio del que pensamos con un material que incluso se lee en jardines de infantes y en colegios secundarios. Hicimos algo honesto y pensado, pero no esperábamos que sobrepasara la barrera de "padres y madres progres" que no encontraban lecturas para sus pequeños/as. Y lo hicimos.
- Hay un mensaje claro en los libros: el arte como instrumento de lucha. ¿Por qué ese mensaje?
-Porque creemos en el arte popular. Esto que decía de nuestras artistas. Violeta decía: "Yo no vengo a lucirme, vengo a decir una verdad". Esa verdad no nace en aulas o en cátedras sino que se nutre de lo que se transmite de generación en generación, se baila en las fiestas, se canta en las casas, se pinta en una tela o en un cartón. Y el arte es un instrumento que transforma la lucha en belleza y en alegría. Dos características que nunca tienen que perder para que trasciendan y para que se incluyan a muchas y muchos.
- ¿Cómo fue tu infancia con respecto a los estereotipos que te imponían?
-En mi infancia trataba de hacer de varón en los juegos en los que reproducíamos series o películas de moda porque eran ellos los que se metían en la acción. Si me tocaba rol femenino (como pretendían mis amigos, porque llevaba puesto vestido), sólo tenía que sentarme y esperar a que me rescatara algún valiente. Jugar fútbol o básquet resultaba más divertido. Eso sí: después nos turnábamos con mi hermano para que el jugara a las muñecas conmigo.
- ¿Conocés alguna antiprincesa actual?
-Conozco muchas, me rodean en lo cotidiano: desde conocidas hasta las más ignotas. Una mujer que sale a pelear por justicia cuando matan a su hijo y aprende un lenguaje nuevo y construye lazos; otra que cría a sus hijos e hijas sola (porque el abandono suele ser por parte de padres en la mayoría de los casos); o quien sabe lo que quiere y sale a buscarlo cada día. Estamos rodeados de antiprincesas, hay que saber mirar los matices como en un gran caleidoscopio.
Antiprincesas en Escuelas
Además de la propuesta literaria con perspectiva de género, los libros incluyen actividades didácticas pensadas para la práctica escolar. Ya son elegidos por docentes de educación inicial y primaria para trabajar en clase. Fink recorrió varios institutos de formación docente para dialogar sobre los ejes de trabajo en el aula, haciendo foco en los estereotipos.
También son frecuentes los mails que reciben con dibujos realizados por estudiantes primarios de todo el país. “Ejemplos que demuestran la necesidad pedagógica pendiente con respecto a las referencias de la mujer en la historia y su relación con las prácticas sociales actuales, sobre todo en las nuevas generaciones, ávidas de estas temáticas. Fue sorprendente -admite Fink- la gran cantidad de chicas que criticaban el modelo de princesa de Disney, a diferencia de lo que una suponía".
¿Dónde conseguir los libros?
La colección Antiprincesas es una serie de libros de la Editorial Chirimbote que ya cuenta con dos títulos (Frida Kahlo y Violeta Parra) y se encuentra en producción el tercero (Juana Azurduy), que ver la luz en las próximas semanas.
Las publicaciones tienen un valor de 70 pesos y están disponibles en kioscos y librerías de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y puntos de venta en todo el país, pero también se pueden conseguir en tiendas online: Oasis y Boliche Rodante (Capital Federal) y Los libros de Claudia (provincia de Córdoba).