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“Traer sus huesos, saber donde están”

Diario de la región
30 de octubre de 2013

Lo afirmó Daniel, hijo de “Lila” Soto de Cian, docente correntina desaparecida hace 37 años por la dictadura militar .

Los restos de la maestra Isabel “Lila” Soto de Cian, desaparecida hace 37 años por la dictadura militar, fueron inhumados el viernes en el cementerio San Juan Bautista de la capital provincial.

En una sencilla ceremonia de la que participaron familiares, entre ellos su hijo, Daniel Cian, amigos, compañeros, integrantes de la Comisión Provincial de Derechos Humanos y dirigentes del peronismo correntino, se despidieron formalmente de los restos de la docente desaparecida en 1976.

El cuerpo de Lila Soto fue identificado por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), en una tumba que figuraba como NN, en el cementerio La Piedad de la ciudad de Rosario.

“Gracias a las testimoniales, las pruebas de ADN, las visitas al cementerio y gracias al trabajo de la Fiscalía, se hizo la exhumación”, explicó su hijo, en declaraciones a la prensa.

En tanto, Daniel, que tenía poco más de un año al momento de la desaparición de sus padres, dijo sentir “tristeza y nostalgia”, a la vez que agregó “me encuentro con amigos de ellos, que me cuentan historias que no las sabía. Le doy tranquilidad a mi mente, a mi familia” dijo y destacó la importancia de “traer sus huesos, saber donde están, ponerles un nombre y reintegrarlos a esta tierra”.

Dijo además que haberla encontrado “nos acerca y nos une más” y remarcó que “todos los amigos que están acá son los que sufrieron aquella época, son los que se acercan porque entienden ese dolor, las historias son muy fuertes y muy duras”.

Finalmente, expresó tener una gran expectativa de encontrar a su padre (que aún continúa desaparecido), “porque ellos estuvieron juntos y fallecieron el mismo día”, contó y también a un hermano, “porque mi madre estaba embarazada de 8 meses y el bebé iba a nacer a los 20 días”.

 
 Restitución
Lila ejerció la docencia en el interior de Chaco y Corrientes hasta que se conoció con Héctor Cian, ligado al movimiento rural católico de Reconquista. Contrajeron matrimonio y se trasladaron al sur de Rosario, perseguidos por la Dictadura y que allí permanecieron hasta el 10 de diciembre de 1976, “cuando la Policía Federal irrumpió en su domicilio.

La versión oficial es que fueron muertos durante ese procedimiento pero que “distintas investigaciones realizadas en este último período permitieron reconstruir que en el cementerio La Piedad, se sepultaron los restos encimados” y que tras recientes pesquisas, confirmaron a Daniel (su hijo) que uno de los cuerpos era el de su mamá.

Lila es el tercer caso de restitución de desaparecidos en la capital correntina, después de Carlos Meza, en 2001 y de Rómulo Artieda, en 2008.