"Las pibas pobres son objeto de consumo"
La Red de Docentes del Bajo Flores describe el entramado de violencias que atraviesan las pibas pobres como Brenda, Morena y Lara en los barrios y las consecuencias de la retirada del Estado que permite el avance de la violencia narco.
El cruento asesinato de Brenda, Lara y Morena puede tener multiples interpretaciones y todavía es necesario saber un poco más sobre todas sus aristas para hacer un analisis completo. Con la información que circula y con nuestra experiencia en el barrio, entendemos que es una muestra extrema de lo que muchas pibas de nuestro barrio padecen. Esto que desde la Red venimos denunciando desde hace diez años. El vínculo entre las desapariciones, los narcos, la circulación de drogas, ciertos boliches, la connivencia del Estado. Pobreza, juventud, machismo, consumo, abuso, explotación y precarización hace que ciertas vidas se consideren descartables.
Nosotras no hablamos de casos de trata de niñas como único factor que explica la ausencia de las pibas de su casa. No decimos que no haya casos, decimos que no son el único factor. Por otro lado, la trata es un concepto legal que no siempre capta o describe el problema frente al que nos encontramos. Entonces hablamos de un modo de socialización que se impone desde la "inteligencia política estatal" para las adolescentes pobres, muy a menudo racializadas y migrantes, la trata es probablemente una de sus derivas más gravosas pero no la única ni la que explica todos los casos.
Nosotras vemos que muchas veces si no se lee "trata" pareciera que la pobreza, los abusos, la discriminación, la cultura del consumo como proveedora de estatus social, los estereotipos de belleza, la falta de oportunidades y de espacios para desarrollarse, para divertirse, para procurar a su vida; incluso las otras formas de explotación laboral o sexual, no tienen suficiente entidad. Y la verdad es que esa "inteligencia política estatal" es la que muchas veces genera las condiciones para que además las pibas sean captadas por la trata. Pero no es un camino unívoco.
Lo que se naturaliza es que las pibas pobres son objeto de consumo, vidas que no importan. Entonces si denunciamos que faltan de sus casas no hay una búsqueda proactiva, seguimos lidiando con la mirada moralizante y clasistas de quienes tienen que velar por su seguridad: que "por algo será" o juzgan sus decisiones, si se fue con el novio, si está de fiesta. Eso es parte de una política de precarización de la vida que antecede en mucho el momento en el que se llega a la comisaría.
La inserción del dato de nacionalidad de los potenciales responsables de la muerte de las chicas, son formas del poder político de "construcción del enemigo" que buscan desdibujar un fenómeno que trasciende las nacionalidades, si por algún motivo en este caso son de nacionalidad peruana, ese dato no describe el conjunto y poner la atención ahí es distraer nuestra atención del problema. La misma torsión se hace con la demonización de quienes viven en la villa y la criminalización de la pobreza. Son retóricas para facilitar la comunicación política, para eludir la responsabilidad del Estado, es más fácil decir que el enemigo viene de afuera.
La persona que nace en la villa no nace ahi por una condición genetica, sino porque el Estado toma la decisión política de mantener los barrios sin urbanización, basurales a cielo abierto, dejar que proliferen enfermedades como tuberculosis y sífilis, pibxs sin escolarizar y drogas como el paco y el tusi, para consolidar un genocidio por goteo. Cada paso hacia atrás que da el Estado en materia de políticas públicas, es territorio cedido al narcotráfico, que no sólo se extendió en el control territorial, sino que hace años dispone de los cuerpos de las jóvenes como mercancía y objeto de lujo.
Las pibas son pibas que tienen deseos de disfrutar, de desarrollarse, de expandirse, si lo único que está a su alcance es la pobreza, el cuidado que se traduce en el encierro (porque no hay espacios cuidados para que se diviertan y las familias optan por impedirles salir) la imposibilidad absoluta de acceder a todo lo que le "venden" los medios y las redes, que tiene que tener para ser "alguien", si hay una cultura que las sexualiza, si ven a sus madres y referentes sobreexplotados en trabajos que no les permiten sustentarse, en fin, si no encuentran la forma de escapar a un destino de miseria, van a buscar salidas, fugas para no tener un destino ya trazado. Aunque esas fugas sean fallidas, aunque muchas veces esas fugas las expone a severos peligros.
Los escapes son muchos más que las drogas y la prostitución, las severas depresiones que atraviesan hoy lxs pibxs y otras afecciones de salud mental, son silenciosas y probablemente más cómodas porque no salen a la luz, la falta de espacios, de escucha a sus necesidades, de dispositivos de salud. El consumo problemático de pantallas, son todas formas de fuga, de evasión. No queremos reproducir lógicas binarias o que explican lo complejo de una sola manera.
Entendemos que este caso condensa muchas situaciones que venimos denunciando desde hace tiempo, pero sobre todo tienen por objeto una pedagogía social de la crueldad, una forma de exponerla, de espectacularizarla, de demostrar el poder sobre el territorio, sobre los cuerpos de las mujeres, son un disciplinamiento, un mensaje que va más allá de Brenda, Lara y Morena, pero que tampoco es casual que haya recaído en ellas por todo esto que referimos sobre el modo de socialización impuesto a las pibas pobres.
Nosotras no solo creemos sino que tenemos absoluta certeza de que la movilización por ellas es imperativa, no sólo para exigir al Estado sino también para que los poderes paraestatales no den por ganada la disputa. Las vidas de Brenda, Morena y Lara nos importan y es movilizándonos que estamos construyendo políticas de cuidado y prevención para que no se naturalicen esas muertes ni se olviden esas vidas.