#4J: A 10 años del Ni Una Menos
El 4 de junio se realizó una nueva marcha en conmemoración de los 10 años del primer Ni Una Menos. Docentes, jubiladas, estudiantes, trabajadoras del Estado despedidas, integrantes de pueblos originarios y colectivos sindicales, de base, feministas recorrieron las calles para exigir políticas efectivas contra la violencia de género, atención del gobierno nacional a los casos de femicidios y travesticidios que no dejan de aumentar.
Kantuta Killa, del pueblo quechua, expresó frente al Congreso: “Nos sumamos a esta lucha porque hay muertes, despojo, inseguridad que se expande en nuestras comunidades y nos quieren invisibilizar. Este gobierno quiere arrebatarnos todo, cerrar instituciones y restringir nuestro derecho a protestar. Tenemos que defender a la madre tierra y vivir en armonía con ella”. Su testimonio subrayó la interseccionalidad de la marcha, que también reunió reclamos ambientales y territoriales.
Pamela, madre de una niña operada en el hospital Garrahan, explicó: “Vengo porque ese hospital no solo salvó a mi hija, sino que brindó un apoyo enorme. Los derechos se ganan en las calles. No podemos dejar que desmantelen algo tan importante como el Garrahan. Los profesionales merecen mejores salarios y condiciones”. Por otro lado, Fran, varón trans con discapacidad, denunció la emergencia en políticas para personas discas: “El ajuste nos afecta a todos, las obras sociales no cubren lo que necesitamos. Pongo el cuerpo para que el Presidente nos escuche”.
La marcha en la Ciudad de Buenos Aires también recordó casos recientes que muestran la urgencia de continuar la lucha. Tamara, de 29 años, de Fraile Pintado, Jujuy, desapareció el 24 de mayo, hace unos quince días, y fue hallada asesinada y calcinada días después. La violencia y la impunidad impactaron en todo el país: la policía provincial reprimió a manifestantes que reclamaban justicia y detuvo a varias personas que pedían esclarecer el femicidio. Natalia Morales, diputada del PTS/Frente de Izquierda, alertó en sus redes que hubo tres femicidios en menos de veinte días en Jujuy, un reflejo de la crisis que atraviesan mujeres y disidencias.
Según el Observatorio Nacional de MuMaLá, de enero a junio de 2025 se registraron 128 femicidios, 505 intentos de femicidio y 84 niñxs huérfanxs. Solo el 13% de las víctimas había denunciado previamente, y las provincias con tasas más altas fueron Santa Cruz, Tierra del Fuego, Chaco, Catamarca y Río Negro. Victoria Aguirre, vocera nacional de MuMaLá, alertó que la desconfianza hacia el Estado crece debido al desfinanciamiento de políticas de género, profundizando las condiciones de violencia machista.
La marcha también articuló reclamos interseccionales: extensión de la Ley Micaela a medios y empresas y sanción de una Ley Integral de Cuidados. Además, las manifestantes exigieron justicia por Tehuel, joven trans desaparecido en 2021, y por Claudia Benítez, asesinada en Misiones, así como el desprocesamiento de la médica Miranda Ruiz por un aborto legal. Este #4J hubo todo tipo de carteles, gritos, llantos, fuerzas y protestas frente a la crueldad que día a día manifiesta Javier Milei y sus funcionarios en todo el país.
En la Ciudad de Buenos Aires, la concentración comenzó en Avenida de Mayo y Bernardo de Irigoyen. A las 17, las participantes llegaron frente al Congreso, donde se leyó un documento unificado que resumió los reclamos: autonomía económica para mujeres, lesbianas, travestis y trans, justicia económica, reforma judicial feminista, implementación efectiva del aborto legal y políticas públicas para la protección de la vida y la salud de niñas, niños y adolescentes.
El 3J y 4J demostraron que la agenda feminista sigue vigente y que la protesta en Argentina continúa siendo un referente regional. La unidad de las luchas -por derechos de género, salud, educación, trabajo y pueblos originarios- mostró la fuerza recordando que cada femicidio, cada travesticidio y cada injusticia exige la organización colectiva en las calles.