"Las escuelas están cerradas, pero jamás dejamos de dar clases"
por Revista CítricaFotos: Agencia Télam
27 de diciembre de 2020
Un docente porteño analiza los aprendizajes que dejó la pandemia en el ámbito educativo, castigado además por una ministra como Soledad Acuña que desprecia a quienes ha sostenido con esfuerzo la tarea.
*Por Luis Freitas. Docente de la Escuela de Educación Media N° 3 D.E. 19 “Carlos Geniso”, Villa 1-11-14, Bajo Flores, CABA.
Lo que aprendimos a partir de la pandemia es que se profundizaron las diferencias socioeconómicas y culturales reinantes que ya se habían ampliado durante la gestión del gobierno neoliberal de Mauricio Macri. Por otra parte, quedaron expuestos el abandono y la desidia que caracterizan al Gobierno de la Ciudad, con el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta a la cabeza.
Durante la suspensión de la presencialidad, la enorme mayoría de nuestras y nuestros estudiantes no pudieron recibir las clases virtuales debido a la falta de conexión a Internet y la ausencia de dispositivos (la mayoría no poseen computadoras). Por eso nos preguntamos: ¿cómo hace una familia con tres o cuatro hijes en edad escolar con un solo celular para tomar clases, recibir trabajos, mirar videos de docentes y luego escribir y mandar las tareas? ¿Cuánto pueden llegar a gastar en datos, si apenas los escasos recursos que poseen alcanzan para sobrevivir e incluso más de uno debió vender su celular apremiado por la falta de dinero?
Tampoco a escuelas como la nuestra llegaron los elementos indispensables (barbijos, guantes, máscaras y alcohol en gel) para evitar el contagio durante, por ejemplo, la entrega de los bolsones con alimentos que, por otra parte, siempre resultaron insuficientes.
El aprendizaje positivo de la pandemia –si es que se puede hablar de algo positivo– fue que mostró las expresiones más generosas de las personas. La solidaridad brilló en los barrios, en los comedores, en las organizaciones sociales y, por supuesto, en las escuelas.
En un contexto que nadie esperaba, les docentes seguimos sosteniendo el vínculo con nuestres alumnes y sus familias, luchando para garantizar el derecho a la educación. Las escuelas están cerradas, pero nosotres jamás dejamos de dar clases.
Por eso, cuando la ministra Soledad Acuña –además de tildarnos de viejos, fracasados, con poco capital intelectual y acusarnos de “bajarle línea” a nuestres alumnes– habla de “revinculación” para justificar el regreso a las clases presenciales en un contexto de pandemia, miente una vez más.
Y nosotres le decimos con orgullo que no vamos a volver. No vamos a volver porque nunca nos fuimos.
“Las clases presenciales no son una opción"
Con argumentos que complejizan el debate en torno a la vuelta a las aulas, una alumna de quinto año de la Escuela Pugliese cuenta su experiencia en la virtualidad y también cómo expondría a su familia si debiera retornar físicamente a estudiar. "Los dos panoramas tienen bastantes desventajas", afirma.
"Decidimos cuidar la salud más allá de las decisiones caprichosas de Ciudad"
Una docente del Bajo Flores habla sobre la educación vista desde los márgenes, donde el abandono del Estado es anterior a los tiempos de la pandemia y los cuidados también dependen de la autogestión barrial.
La trampa de decir que todas las escuelas son iguales
La opinión en primera persona de una docente que da clases en la Ciudad de Buenos Aires, donde la fractura entre sur y norte quedará evidenciada, una vez más, con el regreso a las clases presenciales. Propaganda mediática, discurso simplificador y un peligro latente concentrado en los barrios más pobres.