"Nosotras trabajamos, no cobramos nada de arriba"
por Revista CítricaFotos: Agustina Salinas
28 de julio de 2022
Lejos de las cámaras de TV, Maruja, una trabajadora social, derriba mitos sobre lxs piqueterxs y cuanta cuáles son las necesidades en los barrios, donde ellas son el sostén de pibes y pibas que no tienen qué comer.
“La organización nos ayuda bastante para salir adelante, como podamos. Yo entré al movimiento hace 15 años. Para entonces éramos cinco compañeras y no teníamos comedor. Nosotras ayudamos al barrio con las ollas populares, con el taller de género, damos una mano porque nada funciona. No tenemos educación ni salud pública. En los barrios no te atienden ni en las guardias,y en los hospitales no tienen insumos.
Venimos con nuestros hijos a las marchas porque no tenemos con quién dejarlos. A veces no hay clases, y dónde los vamos a dejar, nos acompañan. Tenemos compañeras que son madres solteras, tienen hijos y viven de alquiler. Muchas veces no te quieren alquilar con chicos y muchas quedan en la calle.
En la Ciudad de Buenos Aires sufrimos de todas las cosas, la pandemia nos llevó puestos. Las compañeras no llegan a fin de mes pero somos solidarios. Si las compañeras vienen sin nada, las ayudamos, hacemos actividades, bingos, donaciones. Hay compañeras que sufren de violencia de género. Si llamás a la policía aparecen después de varias horas. Lo mismo con la ambulancia.
Nosotras ayudamos al barrio con las ollas populares, con el taller de género, damos una mano porque nada funciona.
También tenemos compañeras que son mayores, tienen presión baja, presión alta, están mal de salud. No tienen jubilación, o si tienen, no les alcanza. También vienen por la comida, por un vaso de leche. Lo que haya.
Nosotras no cobramos nada de arriba, nosotras trabajamos, tanto en el rubro textil, como en niñez, en reciclado y en las calles en barrido. Reciclamos y les sacamos la basura a los vecinos, casa por casa, les entregamos bolsas para que nos separen la basura, del plástico y el cartón.
Hacemos muchas cosas. En las villas las compañeras también trabajan en la construcción, hacen pintura, instalación de agua, de luz. Nos discriminan. No somos ningunas vagas, como se dice de nosotras, somos la clase trabajadora, nosotras vamos a trabajar, de cualquier cosa, pero queremos trabajo digno.
En las villas también 31 y 21-24 también tenemos comedores, ahí las compañeras trabajan de manera comunitaria, nos organizamos para cocinarle a nuestros vecinos. Cada día recibimos 550 raciones, pero terminamos dando 600 raciones. Hoy nos llegaron 463 raciones. Hay muchos vecinos que se acercan. Hay mucha pobreza.
El Gobierno no te da ollas, cocinas, ni cuchillos, todo el equipamiento que tenemos lo conseguimos nosotras. A los comedores asistidos sí les equipan. En horas de elecciones el Gobierno viene a las villas, después se borra. Y nosotros nos preguntamos: ¿Cuánto gana un diputado? ¿Cuánto está la inflación? ¿Cuánto pagamos de alquiler? ¿Cómo hacemos para sobrevivir? ¿Quiénes son los que corren en las villas?: Nosotros, ayudando y socorriendo. Cuándo te llaman llorando, ¿qué vas a hacer?: Correr."
Maruja Choque, trabajadora social, integrante del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL).
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