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Diciembre de 2001: la historia contada en imágenes

por Revista Cítrica
19 de diciembre de 2021

Revista Cítrica convocó a tres fotografxs que transitaron las calles el 19 y 20 de diciembre de 2001 e inmortalizaron en imágenes la historia argentina reciente. Liliana Contreras, Juan Pablo Barrientos y Enrique Medina invitan a entender el estallido social desde sus lentes.

“Para el fotoperiodismo no existe otro lugar que la calle”
por Juan Pablo Barrientos

El 19 salí en bicicleta, con la cámara y un rollo en blanco y negro; salí a protestar y a hacer algunas unas fotos. Las palmeras de Plaza de Mayo incendiadas es el primer recuerdo que se me viene a la mente. Caminé por ahí y volví por Rivadavia, llena de piquetes, todo quemado, basura por todos lados, un caos; me sentía en una película. Cuando cruzaba mirada con alguien, me potenciaba con esa energía de ‘vamos a sacarlos a todos del Congreso, de la Casa Rosada’. 

El 20 estaba en la redacción de Billiken, donde trabajaba como diagramador. Mi jefe se dio cuenta de todo, me trajo dos rollos y me dijo: andate ya, no te quiero así. Andá a hacer fotos’.  Salí corriendo. Cuando llegué a Avenida de Mayo y 9 de Julio, noté que había perdido un rollo, o sea que me quedaba uno solo. Un solo rollo, 36 fotos. Tenía que cuidar cada foto que disparaba, cuidar cómo fotometraba, el encuadre, todo.

Uno en estos casos nunca sabe cómo va a reaccionar, pero con el correr del tiempo y de curtir la calle, se te forman algunos callos dentro del corazón, dentro de la mente y uno actúa. En este caso fue una de las primeras veces que tuve esas primeras sensaciones, fueron muchas y muy fuertes. No saber para dónde correr cuando viene un malón de gente, dónde quedarte, si pegarte a los colegas o no pegarte a los colegas para hacer algo diferente. 

Para el trabajo de fotoperiodismo no existe otro lugar que no sea la calle, la calle es fundamental para curtirte. Y lo más importante es poder leer entre líneas lo que puede pasar o lo que está pasando, para anticiparte a algo y tener esa imagen. En teoría al menos. Después en la práctica hay que ver si sale. Pero por lo menos uno ya va con esas consignas a determinados lugares. Y ver si funciona o no funciona. Todo lo que no pasó el 19 y 20, porque era un hecho totalmente inesperado. Al menos para un fotoperiodista inexperto como lo era yo. 

¨Basta loco, ya no les peguen más, los tienen acá, los pibes no se pueden ni mover¨, le gritábamos a la policía en Avenida de Mayo e Hipólito Irigoyen, donde encerraron a un grupo de cinco pibes y los estaban masacrando. Literalmente no se podían mover, un pibe intentaba levantarse y se caía de los golpes que tenía en la cabeza, estaba totalmente inconsciente.

Uno de los pibes era Mauricio Polchi. Él estaba tirado en el piso, con una cantidad de balas en el cuerpo, con los dientes que se le caían de las patadas que le habían pegado. Ese momento nos unió de alguna manera. Hace algunos años tuvimos un re encuentro en un 24 de marzo, estaba con su hijo Fidel en las calles. Nos abrazamos.

Para mí es como un hermanito, un amigo eterno que tengo. Sin haberlo conocido tanto, sin haber tenido una relación tan grande como es la de un amigo, lo conozco de haber curtido ese día tan especial para los dos.



“Los reporteros siempre estamos para ilustrar la historia”
por Enrique García Medina 


Tengo una imagen atravesada en la memoria: un niño de unos 10 años que salió con su familia a la plaza, como salimos muchos, y cuando empezaron los gases y las balas, quedó tirado en el medio de todo ese caos. Recuerdo a ese niño, ahí, entre gases y represión. ¿Qué será de su vida? Me encantaría saber de él. Esas imágenes se me vienen seguido.  

Y en esos primeros años de trabajo, después de aquellos días del ‘que se vayan todos’, se empezó a generar algo bueno entre la gente, empezaron a aparecer las asambleas populares, los barrios se juntaron, la gente necesitada se unió y pasaron cosas muy buenas.

Después volvieron los problemas de siempre en Argentina. Y todo volvió a empezar. La realidad a veces duele y hay que afrontarla y seguir.

Los reporteros siempre estamos para ilustrar la historia y lo bueno es eso, que en los días históricos hay que estar atento para para que nuestro trabajo tome forma. Es cierto que los tiempos cambiaron y con nuestros celulares todos podemos sacar fotos pero lo distintivo es pensar la foto como una forma determinada de mostrar la realidad, con el idioma de la fotografía. Es una forma de ser militante también.

“La foto es esa: gente y más gente compartiendo la bronca”
por Liliana Contrera

La víspera del 19 y 20 eran un gran sin sentido, ese no entender para dónde se podía ir. Había también bastante tristeza, porque fueron años en donde se fue mucha gente de mi generación digamos. Mucha gente se fue a vivir afuera, a España, Italia. Hubo un momento en el que todas las semanas había una fiesta de despedida de alguien.

Cuando empezaron los cacerolazos el 19 yo estaba en la calle, volvía a mi casa caminando y ese expandir de cacerolas lo fui escuchando y fui viendo cómo la gente empezaba a salir a la vereda. Entonces llegué a mi casa, agarré la cámara y salí. La foto es esa: gente, gente, gente y más gente.

Y sentir, con 14 años, llegando al Congreso, esa alegría. Había alegría, en ese momento estábamos todos felices, estábamos ahí, en la calle, compartiendo la bronca y la alegría; uno de los momentos más felices de mi vida fue cuando llegué al Congreso y vi toda la cantidad de gente que había.

Después de Congreso fuimos a ver qué pasaba en Plaza de Mayo y cuando llegamos, a los dos minutos se pudrió todo. Yo ya venía con pánico de muchas otras marchas. En los 90 cualquier manifestación terminaba con gases, cualquier cosa se pudría, no solo marcha, sino recital, un acto, cualquier cosa, siempre. Entonces para el 2001, cuando se pudrió en Plaza de Mayo, pensaba: ¿cómo se para esto? Es obvio que se va a parar a los tiros. Y así fue, reprimieron.