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“Morvillo no está quebrada, estamos quebrados los laburantes”

por Revista Cítrica
Fotos: Rodrigo Ruiz
11 de marzo de 2025

La gráfica Anselmo Morvillo, fundada en 1974, dejó en la calle a 234 trabajadores de un día para otro, en un fugaz pedido de quiebra. Los operarios, con varias décadas de trabajo ininterrumpido, ocupan la fábrica mientras la patronal incumple una conciliación obligatoria.

“Trabajadores de Morvillo en defensa de sus puestos de trabajo”, dice un pasacalle colgado en la entrada de la empresa gráfica, un gigante de paredes rosas y techo gris que ocupa toda una manzana en Avellaneda. Una expresión de desamparo domina los rostros de los hombres que entran y salen de la fábrica en la que pasaron gran parte de su vida. Toman mate, charlan, resisten con una permanencia indefinida dentro de la planta para proteger lo que durante tantos años cuidaron: su empleo.

“Esto me golpeó, me cayó como un balde de agua fría, me duele el alma”, dice Alejandro y se le llenan los ojos de lágrimas. Trabaja en el sector de terminación de Morvillo, empresa a la que ingresó hace 42 años, casi desde los inicios de la gráfica fundada en 1974. “Soy el único sostén de mi familia. Tengo un hijo menor, mi mujer tiene problemas de salud y estuvo muy enferma porque tuvo un ACV”, explica Alejandro, que vive en Isidro Casanova y viaja una hora media para llegar a la fábrica todos los días. 

Morvillo imprime títulos de la editorial Perfil, como las revistas Caras y Noticias, catálogos de AVON, Millanel, TSU, Gigot y supermercados Naldo, entre otros clientes. El martes 25 de febrero, una hora después de finalizada la jornada laboral, los trabajadores recibieron una notificación informando sobre el cese de actividades de la planta. Las 234 personas empleadas en la empresa definieron una permanencia indefinida ni bien recibieron el anuncio.

 

Patrones fantasmas
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La empresa presentó un pedido de quiebra que la Justicia rechazó en primera instancia y finalmente prosperó. Si bien el volumen de producción venía bajando, ningún trabajador pensó que el final estaría tan cerca ni que se daría de manera tan injusta. 

Alejandro expresa: “Los años que llevo trabajando acá, siempre puse mucha voluntad y compromiso, no solo yo, sino también mis compañeros. La gran mayoría hemos puesto mucho sacrificio y hemos hecho cualquier cosa para venir a trabajar todos los días”.

La extensa trayectoria de Alejandro lo llevó a conocer al dueño, Anselmo Morvillo. “Él me conoce desde muy chico. Inclusive, mi papá también trabajó para él cuando se estaba iniciando en la rama del sector gráfico. Sabíamos que el avance tecnológico nos iba a afectar pero nunca imaginé que tendríamos un final así”, asegura.

La mayoría de los trabajadores tiene un promedio de 30 años de antigüedad, algunos están a punto de jubilarse y muchos son el único sostén económico de su familia. Desde hace 15 días se turnan para permanecer en la fábrica, día y noche, en resguardo de su fuente de trabajo.
Sebastián Rodríguez, secretario general de la comisión interna de Morvillo, tiene 27 años de trayectoria en la fábrica: “Estamos en una permanencia dentro de las instalaciones, al pie de máquina, desde el día martes 25 de febrero a la noche, tras la desaparición de la parte patronal. La empresa dejó de atender los teléfonos, no se presenta a las audiencias del Ministerio de Trabajo ni aparece en planta”.

El Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires dictó una conciliación obligatoria que la empresa desconoció. “Nosotros estamos cumpliendo esa conciliación. Hoy no estamos ni despedidos ni suspendidos, no sabemos nada. Esto nos parte al medio, ¿qué salida vamos a tener en esta situación de crisis económica?”, se pregunta Rodríguez.

 

La teoría de la quiebra
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Luis Altamirano trabaja en Morvillo desde hace 24 años, entró cuando tenía 19 y recién se había recibido de técnico: “Fui padre muy joven, mis tres hijos fueron criados con mi sueldo de la fábrica. Ahora tengo un hijo de ocho meses, y voy a perder la obra social. No sé qué va a pasar con nosotros, es desesperante. Al igual que yo hay compañeros que tienen familiares directos con enfermedades que dependen directamente de la obra social. El hecho de que la patronal haya desaparecido nos quiebra a los trabajadores”.

Morvillo imprimía 10 millones de pliegos por mes, un número alto para la industria gráfica local. Con este nuevo escenario, casi 300 laburantes con varias décadas de actividad en la planta se quedan en la calle. “Sabemos que bajó la producción de la planta porque estamos en medio de una recesión y toda la industria está siendo afectada por las políticas económicas que están golpeando de lleno al sector industrial”, plantea Rodriguez. 

Sobre el contexto actual del rubro, dice: “También nos afecta la tecnología, que se come gran parte de las publicaciones que antes se imprimían, pero el punto es que la empresa tiene 51 años, trabajó muchas décadas, siete días a la semana, las 24 horas. Ahora que baja la producción, descarga la crisis sobre los trabajadores”.

El representante sindical aclara que “Morvillo no está quebrada, estamos quebrados los laburantes que quedamos en la calle de un día para el otro, sin un mango, a la deriva, tratando de reorganizar nuestra vida social en función de semejante golpe”.

Los trabajadores continúan esperando una respuesta de la patronal para volver a poner en funcionamiento la fábrica. No se rinden, le hacen frente a la patronal cuidando lo que tantos años sostuvieron con esfuerzo y dedicación.