El 10 de enero de 2017 la policÃa de la Ciudad reprimió y desalojó a hombres y mujeres que se dedicaban a la venta ambulante en las calles de Once. RodrÃguez Larreta les prometió trabajo en blanco y no cumplió.
“Hace dos años nos prometieron reubicarnos en un lugar que nos iban a dar. Pero nos mintieron. Nos pidieron los documentos y todo, ¿y qué pasó? Que a las dos de la mañana te encontrabas que te estaban sacando la mercaderÃa de tu casa. Hoy por hoy nos da terror cuando nos dicen que nos van a censar, y nos da terror dar los documentos porque no sabemos si no es para sacarnos la mercaderÃa. Por eso no me quiero censar. Yo no creo en ellos. ¿Cómo sé que no van a hacer lo mismo si hoy vinieron, se llevaron todo y nos pegaron? Por eso no me quiero ir de acá, del medio de la calle. No es que me gusta luchar, es que no me queda otra para darle de comer a mis hijos”. Este testimonio de una vendedora ambulante no es de hoy. Es de hace dos años.
Exactamente hace dos años la policÃa de la Ciudad reprimÃa y desalojaba a los manteros y las manteras de Once. Y les prometÃan el paraÃso. Un paraÃso que, ya sabÃan, nunca serÃa real. "Es una mentira, es una estafa", decÃa una señora en silla de ruedas que habÃa sido golpeada por unos policÃas, que en medio de tantos palos e impunidad no se detuvieron a ver si golpeaban, mujeres, niños o discapacitados.
¿Y el paraÃso prometido por Horacio RodrÃguez Larreta? Unos galpones propios cedidos por el Estado. El sueño del local propio. Trabajar bajo techo, no sufrir el sol de enero, el frÃo de julio ni las tormentas. Además les prometió que estarÃan en blanco y tendrÃan el apoyo y la propaganda suficiente como para que la gente se acerque a esos galpones, ubicados por calles donde no pasa un alma. Prometió que publicitarÃa los galpones para que vendedores y vendedoras no tuvieran que volver a la "ilegalidad" de la calle. Pero han vuelto a la ilegalidad. Porque las promesas nunca se hicieron realidad.
"Nos duele en el alma llegar a nuestras casas y decirles a nuestros hijos que no tenemos nada. Vivimos el dÃa a dÃa"
El recuerdo de aquel 10 de enero aún le duele a Margarita, referente de vendedores ambulantes de Once:“Llegaron a la madrugada, por sorpresa, y levantaron los puestos. A la mañana nos juntamos con los demás vendedores y la policÃa tomó represalias. Por intentar defender a una señora en sillas de ruedas, recibà un palazo en la espalda. Vinieron a romper todo. En ese momento lo único que hice fue correr. Los varones estaban atrás, las mujeres por delante. Asà y todo no tuvieron contemplación. Dolió mucho”.
Dolieron los golpes, dolieron las pérdidas económicas de ese dÃa y de los que vendrÃan, dolió la mudanza, dolieron las promesas incumplidas pero lo que más duele es el hambre y la necesidad: “Nos duele en el alma llegar a nuestras casas y decirles a nuestros hijos que no tenemos nada. Vivimos el dÃa a dÃa.¿Quién se pone en los zapatos del pobre?”, se pregunta Margarita.
El Gobierno de la Ciudad -en 2017- les hizo creer a manteros y manteras que se ponÃa en los zapatos del pobre, que los ayudarÃa si censaban y se mudaban a la Feria del Once en La Rioja 70 o a la Feria de la Estación, en Perón 2869, dos puntos del barrio por donde casi no pasan quienes todos los dÃas se toman el tren. En los tiempos en donde aún habÃa manteros y manteras con la esperanza de que los puestos funcionaran, habÃa 750 personas entre los dos predios. Al principio hubo curiosidad: el público se acercaba a consultar, comprar, o simplemente iba de paso. Pero el esplendor duró poco, muy poco. Y la propaganda prometida por el Gobierno de la Ciudad nunca llegó: “Muchos compañeros renunciaron por no tener dinero para reponer la mercaderÃa. Y tener lo que tenemos nos ha costado años de sacrificio”, confiesa Margarita.
“La venta está muy baja por la falta de publicidad. Lamentablemente el Gobierno no tiene ningún interés en que esto funcione. Pensamos que Ãbamos a entrar en la formalidad del sistema, pero ya llevamos casi dos años, y no pasa nada. Muchos tienen miedo de salir a vender por la policÃa”, agrega Henry. CÃtrica recorrió los galpones: más allá del inspector que se pasea con el chaleco del Ministerio de Ambiente y Espacio Público, el vigilante y los mismos vendedores, no hay más nadie en el lugar.
“Muchos compañeros renunciaron por no tener dinero para reponer la mercaderÃa"
“¿Dónde está el Ni una menos? Porque acá vinieron los policÃas y nos pegaron a todas las mujeres, y encima se robaron toda nuestra mercaderÃa. Yo soy padre y madre para mis hijos, los mantengo, porque mi esposo es discapacitado y no puede trabajar. Además tengo a cargo a dos nietos. Soy el sustento de mi casa y hoy me quedé sin nada. Yo vengo desde La Plata a trabajar, porque acá los alquileres están demasiado caros. Si tuviera otra opción, estarÃa trabajando en otro lugar. A mà me gustarÃa dejar la calle. Pero no puedo. Tengo que venir y trabajar. Ni robar, ni vender falopa. Yo soy una mujer de 40 años y no consigo trabajo. En realidad no tendrÃamos que ser manteros, tendrÃa que haber laburo para todos. Un dÃa que llueve no podés armar el puesto, y ese dÃa no llevás nada a tu casa”, decÃa Gabriela el 10 de enero de 2017, el dÃa que le prometieron un techo para que pudiese trabajar a pesar de la lluvÃa. Eso, por supuesto, nunca pasó: hoy los galpones se inundan hasta el primer chaparrón y no solo no se puede vender; también se arruina la mercaderÃa.
"Estoy convencido de que el negocio funcionarÃa si tuviera mayor difusión. Yo fabrico los productos que vendo y tengo que bajarle los precios aún cuando todo sube y ni siquiera asà consigo vender. Acá venimos a calentar el asiento. Vendés una prenda y no te alcanza ni para el menú. Si incendiamos un contenedor en la puerta, la prensa viene enseguida y nos criminaliza. Nos discrimina. Ahora nadie viene a ver cómo estamos”. Alex solo necesita que alguien vea lo que vende para poder venderlo. Eso le prometieron, no cumplieron. Dos años de promesas incumplidas.
“El reino de los manteros”, "Las cifras millonarias que mueve la venta ilegal”, "El mantero que tenÃa pesos y dólares", "Los manteros quemaron basura", decÃan la televisión, ClarÃn y La Nación el 10 de enero de 2017.
El 10 de enero de 2019 ya no dicen nada. Dijeron hace dos años que el Gobierno les darÃa trabajo a manteros y manteras en los galpones. Nunca esos medios fueron a los galpones. ¿Para qué irÃan? La misión está cumplida.
De patitas...al galpón
A casi dos años del traslado a los predios de La Rioja 70 y Perón 2869, en Once, manteros y manteras dicen sentirse en prisión. Una tierra muerta que el Gobierno no publicita como prometió, donde escasean las ventas, llueve y no hay agua en los baños. Después de la salvaje represión de enero de 2017, la mayorÃa no vuelve a la calle por temor a perder la mercaderÃa.
¿Y si Nike es delito?
Desde los poderes judiciales, mediáticos y polÃticos se trata a la venta ambulante como si fuese un delito. Vendedores y vendedoras pegaron carteles con preguntas en las vidrieras del shopping del Abasto:¿No es delito impedir el trabajo digno?¿Dónde y en qué condiciones se hacen las costuras de Nike?¿Por qué se persigue la venta y no la producción?
"Negros vayan a estudiar, búsquense un laburo digno"
Una familia de vendedorxs ambulantes de Flores sufre la violencia de la PolicÃa de la Ciudad: golpes, robo de la mercaderÃa y denuncias. "Nos tratan peor que a los delincuentes".