"¿Defendemos la democracia o damos un salto al abismo?"
por Revista CítricaFotos: Rodrigo Ruiz
16 de noviembre de 2023
En una carta abierta a amigos y amigas ambientalistas, la escritora e investigadora Maristella Svampa llama a frenar a la ultraderecha el próximo domingo en las urnas. "Votamos a Massa, contra Milei. No es miedo, es racionalidad política y también conciencia histórica".
Por Maristella Svampa
Amigos y Amigas, celebro ver que en Argentina estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance dentro del orden democrático, para frenar la posibilidad de que triunfe la ultraderecha con Milei y Villarruel a la cabeza. Celebro ver la micromilitancia de la que somos capaces cuando nos tocan el límite; celebro ver a las fans de Sandro salir a decir Milei No, a las seguidoras de Taylor Swift, a los clubes de futbol, a las universidades públicas, a intelectuales críticos y artistas, más allá del signo político del que sean, incluso el comunicado de la Federación de Iglesias Evangélicas. Celebro la militancia-hormiga en trenes y subtes, de parte de expresos y presas de la última dictadura militar, de jubilados, o simplemente de indignados/as y preocupado/as por un eventual triunfo de Milei-Villarruel.
También quisiera decir que pese a todo, quizá con esta micromilitancia no nos alcance y que el lunes 20 de noviembre tengamos que pensar que, como ecologistas y feministas, como defensoras de los derechos humanos y ambientales, además de salir a defender nuestros territorios, nuestros bienes comunes naturales y el derecho a la protesta (tal como lo haríamos si Massa ganara), vamos a tener que salir a defender la educación pública, la salud pública, las empresas del Estado; vamos a tener que salir a defender “Memoria, Verdad y Justicia” para los desaparecidos y ex presos durante el terrorismo de Estado. Vamos a tener que salir a defender incluso el menospreciado peso argentino y el Banco Central. Vamos a tener que salir a defender nuestras Pymes, nuestros salarios, nuestras jubilaciones, por más magros que sean. Eso sin pensar en que tendremos que debatir sobre la venta de órganos, la libre portación de armas, la privatización de los ríos, nuevamente sobre la ley del aborto, quizá sobre el matrimonio igualitario, entre otras tantos disparates y propuestas regresivas que la ultraderecha ha venido haciendo y hará…
Vamos a tener que salir a defender todo esto, no porque el sistema público existente sea perfecto o funcione de maravilla; más bien no negamos la realidad ni mucho menos la crisis múltiple en la que estamos envueltos. Sabemos de la pobreza y la precariedad que hay en la Argentina, sabemos de la alta inflación y la degradación de los salarios, sabemos de la frustración y desencanto que hay con lo alcanzado por el régimen democrático, a 40 años de este enorme logro. Sabemos también del proyecto neodesarrollista extractivista del gobierno, de éste, de los anteriores y de los que vendrán. Pero nos queda claro que el proyecto político de Milei-Villarruel nada tiene que ver con la perfectibilidad y mejoramiento de la salud y la educación pública, de las empresas públicas, o con la apreciación del peso argentino, con la defensa de nuestros salarios y jubilaciones, con los derechos de los y las trabajadoras, con la defensa del ambiente sano, con los derechos de los que menos tienen, sino con la masiva privatización y mercantilización de todos esos bienes y servicios, en nombre del libre mercado y de la libertad de unos pocos.
Creo, como ambientalista y feminista, como investigadora anfibia del sistema público argentino y defensora de derechos humanos, que es un error mantenerse neutro/a ante tal situación extraordinaria. Seguramente, si gana Massa, el dia 11 de Diciembre, tendremos mucho trabajo por delante, siempre en defensa de los territorios, de los derechos humanos y en la lucha contra los extractivismos, buscando la vía de una transición ecosocial justa y popular. Nunca dejamos de hacerlo, esté quien esté frente nuestro. Pero hoy tenemos un desafío electoral que nos coloca frente a una disyuntiva política-civilizatoria: el de saber si apostamos a la continuidad democrática, con todos los problemas que hoy existen y siempre hemos denunciado; o queremos cambiar para peor, dar el salto al abismo, sabiendo que mañana tendremos que salir a defender cada uno y todos nuestros derechos frente a la ultraderecha autoritaria, envalentonada en la violencia discursiva, la agresión constante y el desprecio del otro/a.
No es miedo, es racionalidad política y también conciencia histórica. Se trata de elegir de quien seremos oposición. Por eso este domingo 19 de noviembre, decimos Milei-Villarruel nunca. Hoy votamos a Massa contra Milei.
**La foto que ilustra la columna es de Rodrigo Ruiz.
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