La extracción de oro, que se realiza en el norte de la Amazonía, del departamento de La Paz, Bolivia, contamina los ríos y los peces que viven en ellos. Decenas de poblaciones viven con riesgo de enfermar a causa del mercurio que envenena sus cuerpos. El Gobierno ofrece pocas respuestas para frenar la destrucción ocasionada por mineros cooperativistas y empresas extranjeras que llenan sus bolsillos a costa de la enfermedad.