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Las calles de Cristina

por Revista Cítrica
Fotos: Agustina Salinas
02 de septiembre de 2022

Una multitud se concentró en los alrededores de Plaza de Mayo para acompañar a la vicepresidenta luego del atentado que sufrió ayer. Apoyos orgánicos, familias unidas y la sensación de que al odio se lo vence con movilización popular.

La sensación primera es que esta película ya la vimos en la historia de la democracia argentina. Hay una jornada de sol con miles de personas caminando hacia la Plaza de Mayo. Hay organizaciones sociales, espacios políticos, sindicatos, organismos de derechos humanos. Hay banderas, pancartas, remeras, grafittis. Hay juventud, grupos de amistades, vieja militancia, parejas, niñeces (a upa, de la mano, en carritos), familias enteras. Hay una multitud en el centro porteño un día feriado.

Pero la escenografía y la trama de esta película son distintas. Es 2 de septiembre. No hay antecedentes de una movilización popular de esta magnitud en esta fecha. Lo que hay, y explica el sentido de esta jornada soleada con miles en las calles, es una liturgia peronista en la que se repite el mismo nombre con distintas variantes. No el de Juan Domingo o el de Eva, símbolos clásicos de la liturgia, sino el de otra figura capaz de reunir a miles coreando su nombre en la Argentina del siglo XXI: Cristina Fernández de Kirchner. O, como demuestra la calle, Cristina a secas.

Hubo una doble operación en las últimas semanas que impulsó a estos y estas miles a las calles y a defender a “la Jefa”. Primero, el pedido del fiscal Diego Luciani de 12 años de cárcel e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos para la vicepresidenta de la Nación por su participación en una asociación ilícita para favorecer a ciertos grupos con las obras públicas. Ese primer movimiento fue leído por el peronismo (y por quienes conocen la Historia argentina) como un intento de proscripción hacia Cristina.

Lo segundo, el detonante definitivo hacia la calle, fue el atentado que sufrió la dos veces Presidenta de la Nación ayer al regresar a su domicilio en Recoleta, cuando Fernando Sabag Montiel (brasileño, 35 años) gatilló una pistola a centímetros de su cabeza. Ese disparo fallido fue un punto de quiebre. 

Hubo expresiones de zozobra y afecto en las redes sociales y la necesidad de encontrarse con otros y otras en las calles para procesar los sentimientos en una liturgia de cuerpos en movimiento. Por eso el tono distinto de esta película que pudo haber sido de horror y se convirtió, finalmente, en un drama político que se escribe en tiempo presente.

 

Los límites regionales del odio

“Reflexión, reflexión”, repite como un mantra Graciela (60), productora cinematográfica que hasta recién bailaba al compás de arengas peronistas. Su reflexión: “El intento de asesinato de un vicepresidente es algo muy grave. Lo que hay que hacer es bajar con la violencia, bajar con las cosas que se dicen en los medios, tratar de reflexionar, de darnos cuenta que esto es grave. Es muy fuerte ir caminando por la calle y ver los negocios abiertos y a la gente como si nada. ¡Nos lavaron la cabeza si no nos damos cuenta que lo que pasó ayer es muy grave!”

¿Cómo se llegó hasta este límite con los discursos de intolerancia y odio? “¡Los medios de comunicación! El incentivo de un lado y del otro, yo no hablo de un solo lado, de un lado y del otro echándonos culpas. La derecha está desbocada en todo el mundo, ¿por qué no va a estar desbocada acá? Y ellos matan, matan de verdad: nos mataron a 30 mil”.

Pasado el mediodía, avenida de Mayo y las diagonales que también desembocan en la Plaza se empiezan a abarrotar de columnas organizadas y personas sueltas (muchas familias, muchas niñeces) que quieren estar, acompañarse, procesar con otrxs un sabor extraño en el paladar social.

Está Eduardo “Vasco” Murúa (67), referente del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas. ¿Por qué salir a la calle hoy? “Vinimos a denunciar el atentado contra nuestra compañera Cristina de Kirchner, la participación del Departamento de Estado seguramente en esta situación”. Para Murúa, hay una “nueva etapa que se abre de violencia política” y que “requiere de un marco de unidad con otras organizaciones”. 

¿Qué ve un tipo con largos años de militancia en el horizonte argentino? “No alcanza solamente con la movilización, en esta nueva etapa deberemos sumar algunos mecanismos de autodefensa popular y también una reflexión para el Gobierno, que va a tener que radicalizar su política contra los sectores del poder concentrado”. 

Su lectura del contexto: “El proceso de destrucción o debilitamiento de los gobiernos populares tiene que ver con esto: el encarcelamiento, la persecución política de los dirigentes populares. No es solamente lo de Cristina, hay un montón de dirigentes populares procesados. Ellos necesitan mayor represión para domesticar al pueblo argentino y a su clase dirigente para no avanzar en un proceso de liberación de nuestra patria”.

José María Dunn (49), referente de Canillitas en La Matanza, también hace una lectura geopolítica del atentado contra CFK. “Lo de ayer fue una precipitación de lo que los sectores más concentrados de la economía pueden hacer. Ésta es su cara más violenta, gatillarle un arma en la cabeza a Cristina, que es claramente la dirigente más encumbrada del campo nacional y popular. Esto viene pasando en la región, con la persecución a Evo, con el encarcelamiento y proscripción de Lula, con el golpe de Estado a Zelaya en Honduras en 2009 y podríamos estar toda la tarde enumerando hechos”.

En su trabajo cotidiano con las publicaciones que riegan los cerebros argentinos con ríos de tinta (muchas veces venenosa), este diariero conurbano opina: “Lo que circula en diarios, canales de televisión y redes no es otra cosa que la expresión del proceso de centralización económica. Los medios masivos son parte de ese proceso de concentración, responden a esos capitales y, por lo tanto, defienden esos intereses”. 

Señala un detalle periodístico: “Ayer en la tapa de Clarín digital publicaron que el Gobierno decía que había habido un ataque a Cristina. Eso me hizo acordar a 'La crisis causó 2 nuevas muertes' cuando fueron los asesinatos de Kosteki y Santillán. Lo que circula en los medios masivos de desinformación son sus intereses convertidos en mentiras permanentemente”.

 

La familia cristinista

Charly (40) lleva en los hombros a María Inés, su hija de 5, “fanática de Cristina”. ¿Por qué vinieron desde San Miguel hasta el corazón porteño? “Vinimos a darle el apoyo a Cristina, que sepa que el pueblo cuenta con ella y que no tenga miedo. Que siga, que banque, que acá va a estar siempre el pueblo con ella”. 

¿Qué mensaje deja el atentado? “Es una señal de la derecha para tratar de revertir esto que genera el pueblo, que es la unión. Como Cristina es nuestra referente, quieren hacer caer al pueblo amenazando a Cristina, pero no lo van a lograr. Lo que le hicieron a Cristina, lo que nos genera como peronistas y como pueblo es la unión. Vamos a salir siempre a las calles a bancar a Cristina y al peronismo”.

Su antídoto para que no penetre el odio: “El amor. Quieren instalar un odio sin sentido para dividir al pueblo, por eso el pueblo sale a las calles para manifestar que no nos van a separar, que no nos van a dividir y cada vez vamos a estar más fuertes”. 

Carmelo vino desde Merlo, conurbano oeste. A sus 67, confiesa que es “peronista a muerte” y también que “es la primera que vengo a una concentración”. Dice: “Nunca vine a una concentración en mi vida. Pienso que por el momento difícil que estamos pasando hay que estar”. ¿Cómo se llegó hasta acá? “Esto pasó por el odio que transmiten ciertos periodistas, que son la mayoría”.

Claudio (48), llegó desde La Paternal con su hija y su señora. “Nos parece importante venir en defensa de la democracia, es terrible lo que pasó ayer. Estuvimos a un paso de perder la paz social”. ¿Qué piensa del ataque a CFK? “Aunque sea un loquito suelto, se generaron las condiciones para que eso pase, hay un sector de la sociedad que está agitando el odio. Si la bala hubiera salida, se habría perdido la paz social, algo terrible para todos y para ella misma (señala a su hija), por eso decidimos traerla también”.

 

El mensaje de la calle

Hablan los carteles y los cantitos, con el mismo nombre multiplicado en distintas combinaciones: “Con Cristina no se jode”, “Si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar”. Son las tres de la tarde y el desfile de columnas, de grupos, de gente no frena. Llegan por las diagonales, por las calles laterales, por la avenida de Mayo, salen del subte o vienen caminando.

Hay un grupo de turistas, todas mujeres brasileñas, con una bandera con la cara de Lula Da Silva. Se enteraron de lo que pasó ayer y quisieron estar junto al pueblo argentino movilizado. María Consolación (61), habla en portugués pero expresa el idioma universal de la empatía: “Lo que pasó con Cristina fue un atentado político, porque es un Gobierno que quiere que haya igualdad de derechos. Brasil está pasando por este movimiento que quiere acabar con la democracia, igual que toda América latina. Por eso hay que solidarizarse. Necesitamos fortalecer a nuestros pueblos en estos momentos de la democracia amenazada”.

“Es sumamente necesario, una obligación venir a defender a Cristina y los intereses del pueblo que tanto tiempo ella defendió”, expresa Eliana (33), mientras se acomoda el cabello. Llegó desde Florencio Varela. ¿Qué cambió ayer? “Esto significa un retroceso muy grande. Cristina puso muchísimo el cuerpo por nosotros, es una mujer que dejó todo y más, le pasaron un montón de cosas y ella sigue firme, pero esto ya es demasiado, no podemos dar un paso atrás”. 

¿Cuál es el mensaje de la calle en la jornada de multitudes en la Plaza de Mayo? “El mensaje a los odiadores es que Cristina no está sola, y al Gobierno que se ocupe de lo importante y lo urgente, que es defender a ella y a todos nosotros”.

El “Vasco” Murúa hace su lectura de la calle: “Hoy se va a demostrar la movilización de las organizaciones populares, pero necesitamos un marco de unidad, dejar de discutir algunas cuestiones internas entre las organizaciones, y también necesitamos más pueblo en la calle y organizado para cambiar la realidad del país”.

Para el canillita José María, en la calle se juegan varios frentes: “Como clase obrera argentina, la calle siempre fue uno de los centros de nuestra pelea. Pero la calle no significa solamente movilizar en días como hoy, también hay que construir en los barrios donde vive la clase trabajadora, en las manzanas, en las plazas. También hay que ocupar las calles en la grandes ciudades para ir a la Sociedad Rural, la Copal, los puertos y los grandes sectores concentrados de la economía que ayer ejecutaron el intento de magnicidio contra Cristina”.

Graciela, que se animó a bailar al ritmo de las arengas peronistas, explica su alegría callejera. “Me da mucha alegría que la gente salga. Me gusta bailar, sentir que vale la pena salir y... ¡viva la vida y que no la mataron!”. 

La película argentina, siempre cambiante de trama y personajes, se sigue escribiendo en tiempo real.