Ana estuvo casi nueve meses presa en Corrientes por un aborto espontáneo. Su absolución fue celebrada como un triunfo de las organizaciones feministas que la acompañaron en el proceso judicial. "Por ser mujeres y pobres no tenemos que bajar los brazos", dice tras quedar en libertad.
Casi nueve meses. El equivalente a una gestación fue el tiempo que Ana estuvo privada de su libertad en Corrientes a raíz de una emergencia obstétrica. Fue absuelta la semana pasada, después de un juicio oral que se desarrolló en Goya. Aquí su testimonio.
“Tuve un aborto espontáneo e involuntario y en el hospital de Esquina me negaron la atención en dos oportunidades. Yo estaba mal de salud, necesiba atención y no podía recurrir a otro lugar. El 7 de noviembre de 2021, mi mamá se acercó a la comisaría local para denunciar el abandono de persona que me estaban realizando en el hospital.
Recurrió a la Policía porque estaba desesperada, pensaba que me podía morir, y la engañaron. Usaron su declaración en mi contra e inventaron una denuncia. Ese día empezó una pesadilla que recién terminó el viernes 5 de agosto de este año, con mi absolución. Me pasé 8 meses y 19 días presa injustamente.
Después de estar dos días internada, me llevaron directo a la comisaría. En un país donde el aborto es legal, seguro y gratuito, me pusieron “presa por abortar”. Los medios fueron muy duros, los que más me condenaron. Cada audiencia judicial ponían toda la energía en criminalizarme. Ahora, cuando me liberaron, no dijeron nada; pasaron la información rápido y sin profundizar. Ahora que se hizo justicia, ya no les interesa la noticia.
Los primeros días fueron durísimos. Yo no paraba de llorar, no entendía lo que estaba pasando. No vi a mis hijos durante un mes. No podía. Mi nena de 11 le preguntó a su abuela: ‘¿Mi mamá murió y no me lo quieren decir?’. Empezaron a visitarme y eso era más difícil todavía. ¿Cómo explicarles a tus hijos que estás presa injustamente?
Estoy feliz porque volví a dormir con ellos abrazadita toda la noche, no nos despegamos, fue la mejor noche de mi vida. Pasé el cumple de mi nene presa, no pude disfrutarlo el primer día de clases, y también pasé Navidad y Año Nuevo sin mi familia. ¿Quién me devuelve ese tiempo perdido? ¿Quién nos borra de la mente esta pesadilla?
Mi mamá iba a visitarme todos los días, para llevarme comida caliente, para brindarme su apoyo y el de mis vecinos del barrio, de la gente que me conoce. Ella fue de fierro. Ella, mi familia y las organizaciones feministas me sostuvieron. Pedimos la prisión domiciliaria varias veces, siempre me la negaron.
Dentro de todo lo malo, yo rescato lo bueno que sucedió: la lucha feminista me liberó. Las chicas, las abogadas, todas me acompañaron, cuidaron a mis hijos y mi mamá. Sin el feminismo hoy yo no estaría acá con mis hijos. Porque cuando te meten presa injustamente, te arruinan la vida en todos los sentidos. Mis hijos sufrieron mucho, mi mamá la pasó mal; económicamente nos destruyó. Yo trabajaba en una tienda y hacía comida para vender los fines de semana. Perdí todo. No tengo trabajo y me da miedo salir. No sé cuándo voy a poder recuperar el tiempo perdido y volver a la normalidad.
'Mamá, estoy feliz de estar con vos, ¿vos estás feliz?’, me dijo mi nene cuando apagamos la luz para dormir. Toda la noche me apretó la mano, me abrazaba dormido y me decía que me amaba. Me robaron mucho en este tiempo, voy a tratar de recuperarlo, pero no me pudieron robar el amor de mis hijos, la contención de mi familia y las ganas de luchar.
Y ése es el mensaje que quiero dejar: hay que luchar, no hay que dejar vencerse por las injusticias de este mundo. Por ser mujeres y pobres no tenemos que bajar los brazos. Siempre vamos a contar con otras que nos van a acompañar”.
Homicidio agravado por el vínculo y alevosía, era la acusación penal contra Ana después del aborto involuntario que había tenido en su casa.
El debate oral en el juicio en su contra comenzó el lunes 1 de agosto, con la acusación del fiscal Javier Gustavo Mosquera. El viernes 5 de agosto el Tribunal Oral Penal de Goya (integrado por Ricardo Diego Carbajal, Jorge Antonio Carbone y Julio Ángel Duarte) consideró que había “insuficiencia probatoria” y decidió absolverla.
Fue recibido como un gran triunfo por un amplio abanico de organizaciones feministas que acompañaron a Ana en el proceso judicial.
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