Alé, Alé y la envidia

Andrés Toledo, presidente de la cooperativa, destacó hace unos días que "pudimos mantener nuestros puestos laborales y sacar la empresa adelante. Mientras que en enero venían entre 3.800 y 4.000 personas por mes, ahora vienen entre 8.500 y 9.000".

Alé Alé es un ejemplo maldito para los empresarios y para los defensores de los empresarios, generalmente políticos que se visten de amarillo. Ellos no han tratado en la legislatura porteña ,una ley presentada por varios bloques de la oposición, que propone garantizar la ocupación temporaria de las empresas recuperadas.

Los trabajadores de Alé-Alé conformaron la cooperativa luego de que el grupo OJA, dueño de una cadena conformada por Los Chanchitos, Mangiata, Don Battaglia y La Soleada, intentaran a fines del año pasado cerrar los restaurantes por una presunta quiebra.

Sin embargo el éxito que tienen hoy los restaurantes demuestra que no había motivos para que el grupo quebrara. O que en su defecto, los restaurantes estaban mal administrados. En síntesis, Alé Alé desmiente ese discurso que sale de la boca de los empresarios y reproducen desde políticos hasta medios de comunicación. Ese discurso, del cual se desconocen los argumentos dice que las "cooperativas" no funcionan. Las cooperativas conocemos la mentira mejor que nadie. Las cooperativas funcionan pero deben pelear contra los empresarios a los que no le gusta nada que se demuestre que ellos fallan y los trabajadores no.