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La ruta popular de los alimentos

por Gioia Claro
Fotos: Roxana Sposaro
06 de julio de 2022

La UTT inauguró el Corredor Patagónico Soberano, un recorrido en camión que articula geografías y producciones locales para abastecer las mesas argentinas a precios justos para familias productoras y consumidoras. Una salida colectiva por abajo que se opone a la concentración económica por arriba.

La Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) salió a las rutas para conectar distintas provincias argentinas a través del tesoro que mejor conocen, producen y cuidan: la comida. El llamado Corredor Patagónico Soberano es la excusa para atravesar la geografía argentina reduciendo costos de logística (que incrementan los costos de los alimentos) y acortando las distancias entre familias productoras y consumidoras. Una travesía de más de 4.500 kilómetros con la meta bien clara de que la soberanía alimentaria no sea una simple consigna.

Hace unos días salió un camión desde Buenos Aires. Uno entre tantos. Pero su recorrido es distinto al que suele hacer el resto. Primero se abasteció en el mayorista agroecológico de Avellaneda, para luego pasar por la planta cooperativa de alimento balanceado de la UTT en San Vicente, sur del conurbano bonaerense. De ahí se fue para Santa Rosa, La Pampa, donde descargó el alimento balanceado para las granjas de las familias productoras de la base cooperativa local y alimentos para los Feriazos que se hacen allí. 

Luego siguió viaje hasta Senillosa, por el Alto Valle de Neuquén y Río Negro, donde se cargaron vinos y mieles. En Centenario, Neuquén, el camión se encuentra con pequeños productores y productoras que aúnan esfuerzos, resistiendo al fracking y la especulación inmobiliaria, para abastecer la carga de peras y manzanas agroecológicas.

"Una experiencia hermosa conocer y compartir con tantos compañeros y compañeras", dice el chofer (quintero de La Plata) que manejó desde Avellaneda hasta la Patagonia.

Continuó rumbo a Junín de los Andes, donde se bajaron más de 4.000 frascos para el abastecimiento apícola y distintos alimentos cooperativos de la UTT. Después a Bariloche, donde también se abasteció con alimentos sanos las compras comunitarias que la comunidad de vecinxs lleva adelante. Luego a El Bolsón, donde se descargó en el galpón que la UTT Patagonia ganó con mucha lucha en la localidad, y también para el Nodo UTT- ATE que viene funcionando semanalmente. 

Después en El Hoyo, Chubut, dejaron en el Almacén de Ramos Generales distintos alimentos, entre ellos las manzanas y peras de Centenario que servirán para el abastecimiento de la Comarca Andina y también para la producción de jugos naturales que realizan en la base UTT comarcal. Se volvió a llenar entonces con parte de la producción de la zona de la Comarca y luego siguió su ruta. 

El paisaje patagónico invernal solo deja ver la cinta del asfalto entre la silenciosa blancura de la nevada. Este camión viene manejado desde Avellaneda por Nicolás Martínez, chofer quintero de la Base UTT Melchor Romero de La Plata. Comparte sus sentimientos: “Emoción y alegría, llegar y que te reciban tan bien, conocer las distintas bases. Un poco de susto con tanta nieve. Pero una experiencia hermosa conocer y compartir con tantos compañeros y compañeras”.

Quien lo acompañó en el primer tramo fue Agustín Lavar, productor de Las Golondrinas, Lago Puelo. Ahora sigue en compañía de Juan Pablo “Pocho” Acosta, referente de la Regional Patagonia, juntos por la ruta nacional 40 hasta Esquel, donde bajarán los alimentos para los bolsones y compras comunitarias y otro tanto para otras actividades solidarias que realizan en articulación con el movimiento “No a la Mina”. Desde allí se irán hasta la costa patagónica.

Acosta: “El punto más austral es Comodoro Rivadavia, donde hace más de un año se vienen haciendo compras comunitarias que hoy articulan más de 200 familias, igual que en Puerto Madryn, donde la UTT articula con la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria. Por último, pasaremos por Río Colorado por manzanas y peras que irán para Buenos Aires y restará cargar cebollas en Luro, sur de Buenos Aires, para volver con el camión lleno al mercado de Avellaneda”.

El Corredor Patagónico Soberano es la excusa para atravesar la geografía argentina reduciendo costos de logística y acortando las distancias entre familias productoras y consumidoras.

 

Una alternativa al dólar y los venenos

Un camión que recorre más de 4.500 kilómetros de rutas, con producción y logística campesina, que viaja por la Patagonia con alimentos e insumos para las familias vecinas y productoras de la región, pero también distribuye entre las localidades, pueblos y parajes rurales, y se va de la Patagonia con alimentos sanos y cooperativos como mieles, dulces de frutas finas, vino, jugos, vinagres y mostaza, entre otras producciones locales.

Acosta pone esta movida en contexto socio-económico: “En medio de una crisis donde a la mitad de la Argentina le cuesta llevar el día a día, un abastecimiento a los sectores populares tiene que tener una mirada solidaria que no esté solo centrada en la producción, sino que tiene que integrar la logística. Creemos que parte de la salida a esta crisis es la descentralización. Romper con el porteñocentrismo que nos abastece, y todo lo que podamos producir localmente, hay que motorizarlo. Pero alguien tiene que comprar, y distribuir localmente”.

Las grandes cadenas de supermercados y distribuidoras reciben diariamente camiones que vienen cargados de un solo producto. Acá se trata trasladar de un solo camión que transporta un poco de cada cosa. ¿Cómo se llegó a este presente? “Implica una logística compleja que fuimos experimentando primero con fletes privados, en plena pandemia, donde teníamos que llegar a parajes y comunidades donde no se llegaba o era muy esporádico, y ahora podemos organizar entre nosotros y nosotras este verdadero corredor soberano”, dice el referente de UTT Patagonia. 

Con un camión propio lograron armar el Corredor Patagónico “por fuera del circuito de comercialización de las grandes empresas, que son las formadoras de precio, sobre todo en estas regiones”. El beneficio, explica, es doble: “Esto va a hacer que esos precios que hoy tenemos incluso sean más bajos para las familias vecinas. Y que la familia productora mejore el ingreso”.

Acosta señala algo que la UTT, como organización gremial que nuclea a la clase trabajadora rural, tiene muy presente: Argentina es un país con “un alimento dolarizado para un pueblo que gana en pesos”. La dolarización se expresa con “dos factores especualtivos” que son la tenencia de la tierra y el agronegocio dominado por las multinacionales.

Para las familias productoras, los alquileres de las quintas y los terrenos siguen la lógica dolarizada del mercado inmobiliario, pero también están atadas al paquete de insumos del agronegocio (agrotóxicos, principalmente). Para resolver lo primero, la organización impulsa una Ley de Acceso a la tierra (similar a un ProCreAr Rural) que perdió estado parlamentario en 2021 y deberá ser discutida nuevamente en el Congreso.

Lo segundo, la salida del modelo de agronegocios que solo piensa en la exportación, se viene dando lentamente mediante un modelo alternativo: la agroecología. Acosta: “Nos desenganchamos de la multinacional del agrotóxico, para hacer un proceso productivo donde producimos nuestros insumos, cuidamos el suelo, tenemos una mirada integral del proceso productivo, y no hacemos un extractivismo del proceso”.

Mientras la política institucional y los mercados miran los grandes indicadores de la economía, por abajo se tejen salidas colectivas y con el objetivo puesto en un espacio que no parece entrar en el debate político: las mesas argentinas.

 

El valor de lo local

A Irma Lincaqueo, de la base de UTT de Junín de los Andes, se la escucha emocionada: “Con alegría de recibir nuestro primer pedido de frascos que estaban necesitando tanto nuestros productores y con el camión que va a hacer el Corredor Patagónico llevando los víveres secos de alimentos cooperativos. Estamos dando una gran mano al trabajo sin patrón, sin mano de obra esclava, y eso nos enorgullece un montón. Éste es nuestro primer recorrido, como para empezar a soñar un poco más grande, aunque esto ya es un sueño cumplido”.

Acosta habla de los aprendizajes de la Patagonia: “Hay barreras fitosanitarias, mucha cuestión administrativa que fuimos dándonos la cabeza contra la pared hasta que fuimos entendiendo más. Y al revés: ¿qué tenemos en Patagonia? Bueno, hagamos Corderazos en Buenos Aires. El sector de crianceros tiene muchos obstáculos y necesitamos políticas públicas de arraigo rural. No es solamente un eslogan. Hay que hacer cosas. Nosotros vamos por la positiva, proponiendo y avanzando”.

La inciativa de la UTT es también una invitación a repensar los modos de comprar, por lo general arraigados en grandes cadenas de supermercados en detrimento de los comercios o espacios de cercanía. En más de diez años de trabajo, la organización logró reunir a unas 25.000 familias campesinas que trabajan en distintos rincones del país. “Mucho de lo que producimos se salda en el consumo propio de la organización”, señala Acosta.

Los frentes de batalla (y de trabajo) son variados: “En lo regional, hay que seguir insistiendo. Siempre interpelando a la clase política, exigiendo y entendiendo que son responsables, que miren a nuestro sector, no solamente a la UTT, porque hay un montón de productores y productoras en la zona que necesitan una mirada local. En ese sentido, tenemos que articular con algunos municipios, por ejemplo. Muchas veces, redireccionar o implementar alguna compra por estas redes (municipales), fortalece las producciones locales de una manera enorme y le da dinámica a un mercado local, sobre todo en lugares como los nuestros, que una vez que pasa la temporada va mermando la actividad económica y eso se nota mucho en los territorios. Dejar de comprarle a los sectores especuladores y concentrados para comprar a los sectores solidarios y cooperativos. Eso tiene que ser una política pública que trascienda las gestiones”.

“En plena pandemia, teníamos que llegar a parajes y comunidades donde no se llegaba o era muy esporádico, y ahora podemos organizar entre nosotros y nosotras este verdadero corredor soberano.”

El horizonte no solo trae nuevas rutas, también nuevas expectativas. Acosta está convencido de que es posible "bajar los precios" en la medida que se abandone la "lógica privada" de comercialización. El camión propio ya es un logro y ahora se vienen nuevos destinos, como el Corredor Cuyo-Patagonia. “Hay muchos productos que, por ejemplo, vienen de Mendoza a contraestación, y actualmente primero pasan por Buenos Aires. Son muchos alimentos que no hay acá en determinado momento del año, porque no se producen localmente y esos alimentos, al sacar esa triangulación, además de reducir los precios favorecen y fortalecen las economías regionales”.

Mientras la política institucional y los mercados miran los grandes indicadores de la economía, por abajo se tejen salidas colectivas y con el objetivo puesto en un espacio que no parece entrar en el debate político: las mesas argentinas. La UTT inauguró el Corredor Patagónico Soberano. Los horizontes por descubrir son muchos y están llenos de buenas noticias y nutritivos alimentos.