Sin acceso a la tierra no hay alimento para el pueblo
por Unión de Trabajadores de la TierraFotos: Juan Pablo Barrientos
17 de abril de 2022
El 17 de abril es el Día Mundial de la Lucha Campesina. ¿Cómo se vinculan las luchas actuales de organizaciones campesinas y productoras como la UTT con aquella masacre de 1996? ¿Cuáles son las conquistas y las demandas pendientes del sector?
17 de abril de 1996. Norte de Brasil. 19 campesinos y campesinas del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) son fusilados por la Policía Militar mientras se movilizan hacia la ciudad de Belém para exigir a las autoridades avances en la expropiación y la entrega de tierras. Posteriormente, otras dos personas pierden la vida y decenas resultan heridas a causa de los impactos de balas disparadas a mansalva por parte de los efectivos de las fuerzas brasileñas. Fue en su homenaje que el movimiento Vía Campesina decretó el 17 de abril como el Día Mundial de la Lucha Campesina.
El hecho histórico, marcado a fuego por la impunidad, se conoce como la Masacre de Eldorado de Carajás y es un antes y después en la lucha por la tierra.
Las cicatrices de las personas que cayeron en la masacre permanecen abiertas, recuerdan todo lo que falta conquistar en busca de una sociedad más justa y solidaria. Su espíritu permanece vivo en cada una de las iniciativas de campesinos, indígenas, migrantes, agricultores y trabajadores alrededor del mundo que respaldan la lucha por la tierra y la reforma agraria, los derechos de los campesinos frente a la criminalización y la marginalidad, la agroecología como base de una alimentación sana, segura y soberana, el comercio justo, el cuidado del ambiente y los bienes comunes, la perspectiva de género y el rol trascendental de las mujeres. El acceso a la educación, la cultura y la dignidad.
En Argentina, la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT) mantiene en alza las banderas históricas de la lucha del campesinado frente al asedio del campo concentrado y el modelo de producción hegemónico. Con presencia en 18 provincias, y con más de 22 mil familias productoras de alimentos, la UTT tiende puentes y construye líneas de trabajo para transformar este modelo que enferma, genera desigualdad y egoísmo.
Un ejemplo actual de esta resistencia se da en la localidad chaqueña de Misión Nueva Pompeya, donde más de 60 familias campesinas de la UTT padecen un desalojo ilegal sobre tierras ancestrales. Las comunidades criollas denuncian que empresarios les destruyen sus viviendas y con topadoras arrasan bosque nativo. Hace años que las familias productoras solicitan -sin obtener respuestas- que el Estado les reconozca la tenencia de la tierra a través del Instituto de Colonización del Gobierno de Chaco.
Hace años también que la UTT y distintas organizaciones exigen la aprobación de la Ley de Acceso a la Tierra –perdió estado parlamentario por tercera vez– que plantea crear una línea de créditos blandos para que quienes producen el 70% de los alimentos frescos que se consumen a diario, puedan comprar la tierra que trabajan –gran parte alquilan y viven en casas precarias-, y de esa manera mejorar su calidad de vida, además de optimizar la escala de sus producciones y generar procesos de regeneración del suelo.
Disponer de tierras también permitiría avanzar con el plan que venimos ensayando en la UTT desde hace ocho años: Colonias Agroecológicas de Abastecimiento Urbano para producir frutas y verduras sin agrotóxicos. Grupos de familias productoras se instalan en un mismo predio y producen alimentos sanos para comercializarlos en cercanías y a un precio justo. Colonias activas como las de «20 de Abril-Darío Santillán», en Jáuregui, Luján; «28 de noviembre», en San Vicente; «Las Piedras», en Gualeguaychú; Productores Independientes de Puerto Piray, en Misiones; son experiencias concretas de acción y cambio de conciencia que generan esperanza para construir un futuro distinto.
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