Compartir

No todo lo que brilla es litio

por Camila Parodi y Susi Maresca
Fotos: Susi Maresca
17 de abril de 2023

En el trabajo fotoperiodístico “La ruta del litio, cartografías de un saqueo”, Camila Parodi y Susi Maresca se proponen mostrar el revés de la fiebre por el “oro blanco” y las resistencias territoriales a una nueva cara del modelo extractivo. Primera parada del camino.

Primera parada: El Salar del hombre muerto

En nuestro país hay ciertas zonas de sacrificio, imágenes explícitas de la destrucción de los territorios y la vulneración de todos los derechos existentes. Suelen ser lugares recónditos pero no por eso deshabitados, allí brotan las culturas y sus enseñanzas ancestrales. Ésas que nadie quiere oír porque implica cambiar toda una forma de vivir. 

Mientras que muchos territorios son castigados, sólo unos pocos se enriquecen. Saquean en nombre del progreso, de la ley, del desarrollo. ¿Qué vale más? ¿El agua o el capital? Antofagasta de la Sierra es uno de esos lugares, un pequeño punto en una cartografía inmensa como lo es la puna catamarqueña. Sí, un pequeño punto en el mapa que, al acercarse, se manifiesta despampanante con toda su biodiversidad.

Allí, las personas que habitan el territorio dan la vida por defenderlo. Como dice Elizabeth Mamani de la Comunidad Indígena Atacameños del Altiplano: “No nos queda otra opción que manifestarnos en contra de los desarrollos, del desastre, la sequía y la destrucción ambiental. Lo hacemos para la defensa de nuestro territorio y sobre todo en defensa del agua”.

Además de sus lagunas y salares, la zona que comprende el departamento de Antofagasta de la Sierra cuenta con una gran diversidad de minerales. Entre ellos, el litio. Aunque suele publicitarse como una “energía limpia”, la explotación de litio implica sobreconsumo de fuentes de agua, uso de químicos contaminantes, desplazamiento de poblaciones y una invasión propia de la época de la colonización.

Las grandes corporaciones mundiales dicen querer subsanar con este saqueo uno anterior, la extracción de hidrocarburos. Lo que no dicen es que el litio, además de ser utilizado para las baterías de autos eléctricos, computadoras y celulares, también se utiliza en gran medida para agroquímicos, armamento militar e insumos de maquinaria espacial y satelital. Quieren seguir extrayendo de la tierra lo que necesitan para colonizar el universo.

Actualmente, en el Salar del Hombre Muerto –ubicado en el departamento de Antofagasta de la Sierra– hay 9 proyectos de extracción de litio de 9 empresas diferentes. Una explotación que ya lleva 30 años y que comenzó con Minera del Altiplano S.A. (actual Livent, subsidiaria de FMC Lithium) con el proyecto Fénix.

Allí posee una planta de procesamiento de carbonato y cloruro de litio y cuenta con una producción anual de 16.500 toneladas que son exportadas a sus propias plantas industriales de EE.UU. y China. Esta explotación significó el desecamiento de la Vega del río Trapiche, donde vive la familia Condorí, y un cambio rotundo en la vida de toda la comunidad originaria que allí habita.

Antofagasta de la Sierra es una de las tantas zonas de sacrificio de nuestro país, ubicada a 597 km de la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca. Su población de 1.800 habitantes carece de los servicios básicos para la vida digna como la calefacción, el transporte y paga altos valores de luz y agua. 

Este trabajo de largo plazo que venimos desarrollando con la intención de su publicación final en un libro, titulado “La ruta del litio, cartografías de un saqueo”, tiene la intención de exponer parte del desastre que ocasiona la extracción del litio a gran escala. Pero también, pone el foco en las voces, resistencias y luchas de quienes defienden su derecho a vivir en paz.

Nuestro recorrido continúa, el panorama no es alentador, pero una convicción se mantiene intacta: el agua vale más…