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Medios populares, redes sociales y otras aventuras digitales

por Mariano Pagnucco
Fotos: Ilustración: Poli Pérez
20 de diciembre de 2021

El uso de plataformas cruza de lleno la tarea de los medios sin fines de lucro. ¿Hay alianza posible o son herramientas de uso puntual para amplificar temas que construyen agenda en la calle? Tres miradas y experiencias de espacios donde el debate está abierto. Quinta y última entrega del ciclo "En el Medio de una disputa digital".

Es el 7 agosto de 2020. Desde su casa, Aixa Bona sigue en vivo una transmisión por YouTube. En la pantalla hay varios cuadraditos con caras y la voz va pasando de una persona a otra. Es el juicio por la represión contra la Contraofensiva de Montoneros, en el que ella dio testimonio meses atrás en su carácter de sobreviviente y de compañera de un desaparecido: Gervasio Martín Guadix.

En la audiencia que Aixa sigue ahora desde la pantalla, es llamado a declarar un testigo: Roberto Álvarez, jefe de la Departamental de la Policía Federal en San Martín durante los años investigados. Álvarez muestra su DNI a la cámara y comienza a responder preguntas. En ese momento, Aixa tiene una revelación que la lleva cuatro décadas atrás en el tiempo. Álvarez –ese rostro con pelo más canoso y esa voz inolvidable para ella– es su secuestrador.

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Minutos después, cuando Aixa se comunica por teléfono con su abogado y éste interviene en la transmisión con la novedad, el Tribunal Oral Federal N° 4 de San Martín decide tomarse un cuarto intermedio. La decisión: suspender la declaración de Álvarez. “Una persona que estaba llamada a declarar como testigo, terminó imputada y va a ir a juicio oral próximamente”, dice Fernando Tebele. “Obviamente, lo vamos a televisar”, suma entre risas.

Más de un año después de aquel episodio, para Tebele y el resto del equipo del medio comunitario La Retaguardia (que es radio, portal de noticias, revista impresa y plataforma audiovisual) transmitir por YouTube juicios por crímenes de lesa humanidad es un compromiso periodístico obvio, pero esa veta comunicacional se abrió casi de casualidad: “Veníamos yendo a todas las audiencias y realizando coberturas escritas y fotográficas en nuestro Diario del Juicio. Cuando se decide reanudar el juicio (interrumpido por la pandemia), le presentamos al TOF N° 4 de San Martín un pedido formal para garantizar la publicidad del juicio a través de una transmisión desde nuestro medio comunitario. No teníamos demasiadas expectativas, pensamos que nos iban a decir que no”.

La radio televisada

La trayectoria de La Retaguardia en el campo de los medios comunitarios, alternativos y populares es reconocida, pero ese “sí” del tribunal, que metió al equipo en “un gran y hermoso lío”, les dio una visibilidad mayor acentuada por el aislamiento generalizado de la población en el contexto de la pandemia de Covid-19. Tebele y compañía debieron fortalecer algunas herramientas adquiridas años atrás, cuando pensaron en sumarles video a las transmisiones desde el estudio ubicado en el barrio de Mataderos. Por falta de consenso, esa idea no prosperó, pero la noción de “ponchar” cámaras y sostener una cobertura audiovisual quedó instalada. 

Con el juicio de Contraofensiva dieron el salto. YouTube sirvió de trampolín. 

Tebele: “Nosotros y nosotras en La Retaguardia siempre intentamos darles a las redes sociales el uso para que fueran una manera de llegar a más público con todos sus beneficios, sus cosas en común, que son herramientas en muchos sentidos democratizadoras; y a la vez con todas sus limitaciones impuestas por grandes empresas que van ocupando el rol de los medios tradicionales de comunicación y se van constituyendo en grandes monopolios, que tienen reglas muy específicas que muchas veces nos dejan afuera y que benefician al negocio y a quienes ponen publicidad”.

En la relación siempre sinuosa entre redes sociales y medios que no persiguen el lucro, La Retaguardia pudo valerse de las plataformas para expandir su agenda permanente en torno de los derechos humanos de ayer y hoy. Llevan una docena de juicios transmitidos y tuvieron que abrir un segundo canal de YouTube porque en algunos casos las audiencias de dos causas se superponían. 

"En La Retaguardia siempre intentamos darles a las redes sociales el uso para que fueran una manera de llegar a más público"

Lo que tienen claro es que la red social humana no queda en segundo plano: el saber acumulado en transmisiones audiovisuales les permitió articular con otras experiencias compañeras. Junto a la cooperativa de Pulso Noticias de La Plata (de ex trabajadorxs del diario Hoy) están cubriendo audiencias de dos juicios en la capital bonaerense; también acompañaron el juicio Escuelita VII en Neuquén, que transmitieron El Zumbido y Radio Zona Libre; y dieron soporte a H.I.J.O.S. de Chaco para difundir el juicio Brigada/Caballero III. 

La voz de Tebele llega desde un audio de WhatsApp: “En todos esos emprendimientos intentamos aportar lo que nos pidieran para que otros medios pudieran emprender este camino”. En paralelo, entra por mail un newsletter con una edición digital de Sudestada al cumplirse 20 años del agitado diciembre de 2001.

Veinte años entre el papel y las pantallas

El newsletter dice:

En agosto de 2021, Sudestada cumplió 20 años en la calle como medio independiente y autogestivo, unos meses antes del estallido social de 2001, del cual somos parte porque esa efervescencia es la que nos impulsó en aquellos tiempos a publicar nuestras primeras revistas. Consolidado el proyecto editorial en estos últimos años (que ahora suma dos librerías cooperativas) hemos publicado más de 500 ediciones entre revistas y libros. Sudestada se convirtió, con el correr del tiempo, en uno de los espacios de opinión, diversidad y discusión política más fuerte de los medios populares, llegando a tener una masividad insólita para proyectos similares (y con la rareza de nunca haber recibido ni un solo peso en pauta o subsidios estatales o privados).

Los celulares no tenían alta circulación en 2001. El acceso a internet estaba reducido a ciertas oficinas o a los cibercafés, donde conectarse (a una velocidad muy lenta) costaba muy caro. El artefacto de comunicación más inmediata era el biper, un pequeño dispositivo con un visor donde llegaban mensajes enviados desde una central que los recibía por teléfono y los distribuía a sus destinatarios: “Están reprimiendo”, “Nos encontramos a las 12 en Av de Mayo y Perú”, “Traigan limón”.

La revista Sudestada nació de la inquietud de un grupo de estudiantes de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora que no se resignaban a hacer pasantías en Clarín o Página/12. Hasta 2015 sacaron a la calle la publicación en papel, con una tirada que alcanzó los 30.000 ejemplares mensuales. Era una revista que circulaba de mano en mano entre estudiantes y trabajadorxs. Un proyecto autogestivo cuando esa práctica no era habitual en el periodismo.

Hoy Sudestada (medio de comunicación y editorial) tiene más de medio millón de seguidores en Facebook, 435.000 en Instagram y 26.800 en Twitter. El clic mental se produjo uno seis años atrás, cuando percibieron el “quiebre generacional”, como lo explica Ignacio Nacho Portela, uno de sus fundadores: “Los menores de 30 años ven la revista en papel como algo arcaico”. Un tema que les podía llevar varias semanas de abordaje en la edición impresa, se resolvía de manera más efectiva “en un posteo de 30 líneas”.

“Los menores de 30 años ven la revista en papel como algo arcaico”, dicen en Sudestada. Un tema de varias semanas de abordaje en la edición impresa, se resolvía de manera más efectiva con un posteo

Portela señala a su colega y amigo (fallecido en 2020) Hugo Montero como el responsable de encontrar una manera de contar las noticias cercana “al sentir de los laburantes” y con un tono “más opinativo que informativo”. Recuerda: “Nos dimos cuenta que la gente quería opinión, quería la opinión de Sudestada sobre determinados temas. Eso se fue profundizando, no solo con efemérides y fechas especiales, sino también con los temas de los que estaba hablando la mayoría. Sin esquivarle el bulto, también metiéndonos con temas que pueden ser considerados farandulescos o amarillistas”. 

Sobre las agendas informativas en tiempos de plataformas: “Hay una idea de que los medios alternativos hablan de ciertos temas y los grandes medios hablan de otros. Las redes demostraron que todos los medios podemos sentar opinión sobre lo que pasa y la transversalidad de eso hizo que alguna gente confíe más en los lineamientos de los medios autogestivos que en los tradicionales”. ¿Qué efecto tiene la inmediatez de la virtualidad? “Sacás algo y al minuto te agradecen o te putean miles de personas”.

En la charla se mete uno de los episodios más vergonzosos del periodismo argentino, cuando el día después del asesinato policial de los piqueteros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán en la estación ferroviaria de Avellaneda, Clarín puso en tapa “La crisis causó 2 nuevas muertes”. Al cierre de la edición del 27 de junio de 2002, los editores del “gran diario argentino” ya tenían en su poder las fotos donde quedaba registro de la masacre, pero la decisión editorial fue atribuirle las muertes a “la crisis”.

¿Hubiese sido posible la tapa que Clarín tituló "La crisis causó 2 nuevas muertes" en esta época de velocidad de información? 

Portela analiza esa operación mediática desde el presente: “Yo creo que no hubiese llegado jamás esa tapa, porque la rapidez de la información hubiese hecho que los tipos... hoy están más resguardados, quizás meten un posteo y al toque lo borran. Modifican noticias también en función de que si pasa, pasa, y si no, tienen manera de evitarlo. Si hubiese estado en otro momento de las redes, la verdad se hubiese sabido mucho antes, porque tenés gente laburando en el terreno que te puede mandar algo inmediatamente. Cuando hay algo así, se desarticula muy rápidamente, como pasó con el caso de Lucas González. Cuando se intenta meter pescado podrido, estamos nosotros para intentar contrarrestarlo”.

En Telegram se acumulan los mensajes de voz de Pablo Lozano, licenciada en Comunicación Social, hacker y periodista digital de larga trayectoria. ¿Las redes sociales son aliadas o enemigas de los medios populares?, era la pregunta disparadora: “No pueden ser ni aliadas ni enemigas las redes, son herramientas, vos podés necesitarlas o no. Aliadas o enemigas en un sentido político, sí. Yo creo que son inconvenientes, sobre todo las redes de Zuckerberg, que están centradas en quitarse el tráfico”.

Opio digital para calmar la rebelión

El medio digital Tribuna Hacker es la trinchera desde la que Lozano y colegas instalan debates referidos a los peligros de adentrarse en el universo de las corporaciones informáticas sin el debido cuidado. Sobre el funcionamiento de las redes sociales “de Zuckerberg” (las que están bajo el dominio de Meta: Facebook, Instagram, WhastsApp), advierte: “Lo que hacen es lo que hicieron siempre: rastrear qué es lo que quiere hacer la gente, qué es lo que hace luego y después de que la gente ya está haciendo lo que hace, deciden cobrarle o incluirla en un determinado producto. Es como darles cigarrillos a los nenes, que era lo que hacían en los primeros años del siglo XX para imponer el tabaco”.

Para Lozano hay un equivalencia entre las redes y el opio, “porque están centradas en la permanencia, que la gente las use, incluso estando enojada”. Explica: “Las redes funcionan dándoles a las personas lo que quieren ver, entonces no sirven para instalar temáticas, sirven para que las personas se pongan contentas de que encuentran las cosas que les gustan ver. Es un gran placebo con el que paliamos la ansiedad y la infelicidad que nos generan para mantenernos consumiendo”.

“No pueden ser ni aliadas ni enemigas las redes, son herramientas, vos podés necesitarlas o no", dice Pablo Lozano, hacker y periodista digital

Otra comparación: “Como solo nos muestran lo que queremos ver, es una especie de feedback. Se puede comparar con un indoor de marihuana o un criadero de pollos: te dejan la lucecita prendida para que consumas, consumas, consumas. Que no tengas ninguna idea de lo que pasa afuera. Nos van dando esas golosinas. ¡Es una mierda!”. 

¿Y nosotros y nosotras, quienes sostenemos medios de comunicación con una perspectiva comunitaria y social? “Nosotros también tenemos golosinas, solo que con un sabor distinto, una ética diferente. Hay cuestiones que las audiencias tienen muy resuelto a nivel masivo. Creo que, en general, ya no estamos buscando información, sino entretenimiento. La discusión histórica entre información y entretenimiento, la gente ya la resolvió. Quienes no la hemos resuelto somos quienes trabajamos en medios, algunos... obvio que Hadad ya lo tiene resuelto. ¿A qué se dedica Infobae? A producir papas fritas”. 

"Ya no estamos buscando información, sino entretenimiento. ¿A qué se dedica Infobae? A producir papas fritas”. 

Sobre las métricas del “séptimo portal más leído del mundo y el más leído en habla hispana”, Lozano habla de los efectos del entretenimiento informativo a partir de las decisiones periodísticas basadas en las audiencias: “La más polémica y sesuda de sus notas es la menos leída, y la más frívola y la más light, la más leída”.

¿Qué utilidad pueden tener las plataformas para los medios populares? “Para obtener tráfico, para generar branding o para generar suscripciones pueden ser útiles, porque las redes le muestran a la gente lo que quiere ver y eso hace que tenga una mayor tendencia al consumo”. ¿Y cómo resistencia al poder? “No, para nada. Lo que han venido a hacer las redes sociales es a ocupar el lugar de los medios. De hecho, a nivel internacional y en inglés se les dice social media, los 'medios sociales'. Eso te deja claro que la industria ya detectó cuál es el rol que tienen, cómo juegan y para qué se pueden usar”.

La editora responsable de Tribuna Hacker comparte su preocupación por la atomización que producen las redes en términos de visibilización de la militancia política: “Es una sociedad totalmente individualizada, donde se participa de a uno y se realizan acciones de a miles, pero que son miles de individualidades y no un sentir colectivo. El feminismo tiene un parangón social y movimientista: está en la calle, está generando transformación en el mundo tangible. Las acciones que son simbólicas, como las que se realizan en las redes... En las redes siempre se actúa de a uno, individualmente. No hay masa, hay cúmulo y, en consecuencia, hay mayor control. Más allá de la trata digital de personas, de la posibilidad de controlar la expresión, hay una estructura de control social; porque es mucho más fácil desactivar miles de luchas que una gran lucha”.

"Lo que han venido a hacer las redes sociales es a ocupar el lugar de los medios. De hecho, a nivel internacional y en inglés, se les dice social media, los 'medios sociales'"

Mientras se cerraba esta nota se habían viralizado cientos de fotos y videos provenientes de Chubut (originados en las calles y replicados por medios populares), donde la respuesta a las masivas movilizaciones populares en contra de una ley que habilita la megaminería es la represión policial. El Gobierno de Mariano Arcioni finalmente cedió ante la revuelta popular y mandó derogar la ley. Algo similar sucedió en Mendoza en otro diciembre (2019), cuando la pueblada nacida de una ley recién sancionada (favorable al fracking en la provincia) hizo retroceder al poder político.

Un diagnóstico posible de futuro: aunque cambien las formas de comunicar y se modernicen los medios por los cuales circula la información, algo de la esencia social seguirá presente en la cultura popular argentina. Será, como siempre, ir a ver qué escribe en nuestra pared la tribu de nuestra calle.


Este artículo forma parte del ciclo "En el Medio de una disputa digital", realizado con el apoyo de la Fundación Friedrich Ebert. El ciclo incluyó también un conversatorio con medios de la región.