"Sin ciencia no hay futuro": Científicos, jubilados y residentes marchan juntos en defensa del CONICET
En una muestra de unidad sin precedentes, científicos y becarios del CONICET, disfrazados de "eternautas", se movilizaron junto a jubilados y residentes del Hospital Garrahan hacia el Polo Científico Tecnológico, entonando el himno nacional en un acto de resistencia contra el desfinanciamiento de la ciencia y la tecnología bajo la gestión de Javier Milei.
La consigna "Como nadie se salva solo" resonó con fuerza en la movilización que congregó a diversos sectores de la sociedad en defensa de la ciencia argentina. La imagen de científicos y becarios del CONICET vestidos de "eternautas", evocando la exploración del conocimiento y la búsqueda de futuro, se convirtió en un símbolo de la lucha contra el vaciamiento del sistema científico. La compañía de jubilados, cuyos derechos también se ven amenazados, y de residentes del prestigioso Hospital Garrahan, cuya labor depende en gran medida de los avances científicos, subrayó la transversalidad del impacto de las políticas de ajuste.
La situación que atraviesa la ciencia y la tecnología en Argentina es crítica. Desde la asunción de Javier Milei, los científicos han sufrido una pérdida del 30% en su poder adquisitivo, producto de la inflación y la falta de actualización salarial. El CONICET, principal organismo de investigación del país, se encuentra paralizado: no hay nuevos ingresos de personal y se ha suspendido la financiación de todas las actividades científicas, poniendo en riesgo proyectos de investigación fundamentales para el desarrollo nacional en áreas como la salud, la energía, la agricultura y el medio ambiente.
El interrogante sobre el plan del gobierno nacional frente a esta situación es inquietante. ¿Qué futuro puede construir un país que decide abandonar la ciencia, la base del conocimiento y la innovación? La sensación predominante entre los investigadores y la comunidad científica es la de un vaciamiento deliberado, una estrategia que busca desmantelar un sistema que ha sido motor de progreso y desarrollo durante décadas. La eficiencia que se pregona desde el gobierno parece incompatible con el desprecio por la inversión en ciencia y tecnología, áreas estratégicas para cualquier nación que aspire a un futuro próspero y soberano.
La marcha al Polo Científico Tecnológico y el canto del himno nacional no fueron solo un acto de protesta, sino también una reafirmación del compromiso de la comunidad científica con el país. En un momento en que las individualidades parecen primar, la unión de científicos, jubilados y trabajadores de la salud envía un mensaje claro: las luchas aisladas han perdido su efectividad.
Es tiempo de construir alianzas, de trabajar en colectivo para defender los derechos y el futuro de la Argentina. La defensa de la ciencia no es un reclamo sectorial, sino una necesidad para toda la sociedad, porque sin ciencia, el camino hacia el progreso se oscurece. La esperanza reside en la fuerza de la unidad para resistir esta "pesadilla" y asegurar que, cuando termine, aún quede un sistema científico capaz de impulsar el desarrollo y el bienestar de la nación.