Vivas y acá

por Débora Ruiz
09 de junio de 2016

La colectiva Mujeres de Artes Tomar realizó una intervención artística durante la marcha Ni una Menos de la semana pasada. Bajo el lema “Vivas nos queremos”, visibilizaron la problemática de los femicidios en el país.

Más de 50 mil personas se manifestaron para alertar y denunciar, una vez más, sobre la violencia en todas sus formas hacia las mujeres y feminidades, y remarcar la preocupante cifra que la forma más extrema de abuso registra en Argentina: cada 30 horas una mujer es asesinada.

Sandra Posadino (artivista, actríz, dramaturga, directora, docente y presidenta de MAT) cuenta que la herramienta del artivismo (entendido como arte de acción) es el medio que eligen para manifestarse en las calles y en todas las acciones de las que participan por los derechos de las mujeres y feminidades y que el objetivo que buscan, a través de este medio, es el empoderamiento de todas las mujeres.

Clodet García (artivista, actriz, dramaturga, docente, e investigadora) explica que para gestar esta propuesta se basaron mucho en el Vivas nos queremos “y en poner presencia artivista, vital y gozosa ante tanta cosa que nos quiere ausentes de las calles, de los cuerpos, de los trabajos y de los derechos”. El grupo que participó de la propuesta fue sumamente diverso ya que, si bien hay un núcleo que acciona desde hace más de cinco años, al ser una convocatoria abierta otras mujeres se van sumando en cada oportunidad.

La finalidad es “empoderar los cuerpos, ya que la sociedad todo el tiempo está adoctrinando y disciplinando en el miedo y en un montón de pautas que no nos permiten ser plenas. Entonces el arte, y el arte de acción, es la posibilidad de empoderrarnos, de ponernos en movimiento y, como decimos en Mujeres de Artes Tomar, si no podemos cambiar el mundo, cambiar el metro cuadrado que pisamos para así ir sumando de cuerpo en cuerpo, de metro en metro un desterrar del patriarcado”, agrega Clodet.

A lo largo de la acción, cientos de mujeres vestidas de violeta, utilizan pañuelos del mismo color que se se extienden, se retraen, se retienen, se ofrecen. El pañuelo es un símbolo de resistencia que recoge los dolores y los transforma en lucha por las que están, por las que no están, por las que peligran.

Las consignas resuenan, estallan en una voz colectiva: “Vivas nos queremos. Vivas y de pie, libres, valientes, juntas, saliendo a la calle, deseantes, en rebelde alegría, criando y pariendo, abortando, cambiando el mundo, caminando paso a paso. Vivas y con trabajo digno, enteras, en nuestros cuerpos diversos, plenas en nuestro sexo, decidiendo, libres, lindas, locas. Vivas y acá”.

Todo el transcurrir de la acción es acompañado por TumMBanda, cuerda de tamboras que busca el empoderamiento de la mujeres a través de ese instrumento y de los ritmos callejeros. Para Victoria Halfmann, directora de la formación, lo importante es volver a decir basta de femicidios y manifestarse con total libertad de diversidades. “Siempre estamos presentes en todas las manifestaciones contra la violencia hacia las mujeres y en todo trabajo que tenga que ver con defender nuestros derechos y feminidades. Esta es una oportunidad de visibilizar a través del arte, sin violencia, a través de todas las manifestaciones artísticas que podemos hacer en este conjunto de músicas, tamboras, actrices y decir Nunca Más con expresiones del cuerpo, de los ritmos, con lo mejor que podemos sacar”.

La propuesta atraviesa, en muy poco tiempo, distintos momentos: aparecen el dolor, la tristeza y la preocupación para luego estallar en una fiesta de baile y música en la que las participantes se confunden en un ritual que conecta con la imagen de las brujas que danzaban en encuentros secretos. Y surge el interrogante sobre cómo combinar lo fuerte de la denuncia con la alegría.

Marisa Furnier, participante de la acción, explica que las propuestas artivistas que piensa MAT poco tienen que ver con la imagen victimizada de las mujeres,”pero tampoco se trata de negar el dolor y el desgarro que nos produce la muerte o las diferentes formas de la violencia hacia nosotras, las cuales vivimos como profundas injusticias. Lo que hacemos es conectar con ese dolor pero con la idea de transmutarlo en otra cosa y ahí es donde aparece la fiesta, el ritual”.

Afirma que en la vinculación entre el arte, la calle, el feminismo, la política, aquello que pensamos, decimos y sentimos, y las acciones artivistas, hay un plus de potencial energético que se genera cuando hay colectividad. “Es la colectivización de nuestras necesidades, dolores, deseos, y es una colectivización diversa porque las que participamos del artivismo venimos de diferentes lugares, profesiones, trabajos, identidades, agrupaciones; entonces esas necesidades, esos deseos, esos dolores, y esa diversidad colectivizada es lo que da lugar a este plus energético que tiene resonancia. El arte tiene un componente creativo que quizás no tienen otros lenguajes y que vincula de manera nodal lo que sentimos, pensamos, decimos y hacemos. Podés hacer arte sin un plus de conciencia pero cuando le agregas formación en estos temas, el poder conceptualizar cobra más potencia porque tiene direccionalidad”.

Pensar en encarar una acción sabiendo que una mujer muere a diario a causa de la violencia machista es para Claudia Clo Quiroga (artivista, actriz, dramaturga, directora, docente y secretaria de MAT), escalofriante: “estar al tanto de eso te pone con otro compromiso y estar en las calles para nosotras es vital porque justamente de allí es de donde son sacadas nuestras mujeres, mujeres simples, de todos los barrios, de todas las provincias; así que hoy estamos plantadas en la calle, bailando, celebrando que estamos vivas y en nombre de esas mujeres por las que pedimos libertad de sus cautiverios”.

También reflexiona sobre la presencia de la alegría en la acción.  “Justamente se combina porque no vamos en contra de nada, porque somos mujeres de paz; pensar en una acción en positivo, empoderadas y celebrantes de nuestros cuerpos vivos, puede lograr que algo se transforme”.

Claudia Eva Curutchet, quien también integró la acción, señala que formar parte de esta iniciativa es muy fuerte porque, aún en el armado, se mueven muchas cosas de las individualidades que se ponen en común, “pero no para quedarse en el dolor, ni en el lamento, ni en la resignación, sino para unirnos, empoderarnos y salir a las calles a contagiar, a decirle a la gente que a pesar de las situaciones que puedan estar pasando unidos se puede, se puede cambiar, como dice Mujeres de Artes Tomar, ese metro cuadrado en el que vamos cada uno caminando. Cuando ves las caras de los que te rodean, de los que están en la actividad y de la gente que la presencia, sentís una identificación, sentís que la otra persona se siente identificada aunque esté mirando desde afuera. Y el hecho de impactar, de que esto que uno pone con el cuerpo, con la intención, pueda transmitir a través de la mirada, de un movimiento, de una consigna que se grita, es buenísimo”.

Para otra de las integrantes, Silvia Ebis, la acción es un desafío “porque nosotras estamos en la calle, concentradas, pero vamos mirando las caras; acá hay mucha gente que ha venido a la marcha y que nos ha mirado pero en otros momentos nos ha tocado hacer esta actividad en otros lugares, por ejemplo el barrio Quinto Regimiento de Moreno, donde la gente primero te mira como diciendo “qué están haciendo, están locas”, pero de repente conecta y hay mucho silencio, mucho respeto, hay como una solidaridad que se teje. No es lo mismo venir a la ciudad que meterse en el barrio, donde las situaciones de violencia quizás están sucediendo mientras uno hace la acción. El arte te da la posibilidad de sacar a la luz lo que no se ve de una manera que irrumpe”.

Por su parte, Cecilia Permigiano, siente que al accionar con MAT “las mujeres adquirimos visibilidad, estamos presentes, tenemos fuerza, siento que unidas podemos, Esto me conecta con el dolor de mis compañeras, con sus alegrías, con sus tristezas, con su ser completo. Y pienso que surge la alegría porque la revolución se hace con eso, con alegría y con amor”.

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