En San Ignacio, Misiones, la municipalidad arrasó con la comunidad Mbya Guarani Chapaí. Escapándole a topadoras y enfrentando sierras, sus integrantes se enfrentan al avance y se solidarizan con el pueblo mapuche. Cómo es la organización en tierras coloradas.
“Los primeros ataques empezaron con el tema del agua. En 2014 taparon con cemento la única vertiente, el único arroyito que no estaba contaminado. Nos quedamos sin agua y tuvimos que recurrir a los vecinos del barrio y nos daban un poquito”, recuerda Itatí Brizuela, referente de la comunidad Chapa´í. Aunque habla serena, la preocupación la invade: después de años de embestidas, ahora son varias las familias desalojadas de las tierras misioneras de San Ignacio en donde vivían desde fines de julio. Con Esteban Romero, intendente del Frente Renovador, al mando; la orden municipal de tirar abajo plantas y árboles para abrir un camino de asfalto fue ejecutada rápidamente. En la zona dicen que fue a pedido de empresarios y que tuvo el beneplácito de la Provincia. También que el ataque al monte nativo fue certero, que lo lastimaron. Ahora también sabemos, y nuestra charla lo deja en claro, que la resistencia organizada aguanta para que la herida no sea de muerte.
En donde vive Itatí crecían árboles de naranja, limones y palta. Allí llegó en 2006 desde el monte del Chapá, a unos 30 kilómetros. “Vivíamos bien. Teníamos ríos, peces, animales, frutos silvestres. Después de 15 años, falleció mi madre y me quedé a cargo de 10 hermanos que en ese tiempo eran menores. No teníamos escuela ni sala de primeros auxilios. Teníamos un colectivo que pasaba tres veces a la semana. Era muy difícil ir al hospital, hacer compras, también el tema de la escuela para que los chicos pudieran seguir estudiando. Así que con mi papá decidimos venirnos acá, donde estamos ahora en San Ignacio. Hablamos con el intendente de ese tiempo y nos dio un lugar para vivir”, nos cuenta. Dos años después se hizo el relevamiento territorial según la Ley 26.160 que “declara la emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas originarias del país, cuya personería jurídica haya sido inscripta en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas u organismo provincial competente o aquéllas preexistentes”, tal como señala la letra de la norma sancionada hace 11 años. Así se reconocieron 181 hectáreas para Chapa‘í. Lo resolvió el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (Inai).
Lejos de respetar la norma, como tampoco la Ley de Bosques, Constitución nacional y pactos internacionales, desde Chapa´í afirman que hubo una promesa que tampoco se cumplió. “Sí, además nos prometieron que nos iban a donar 13 hectáreas, pero hasta ahora no tenemos ningún papel que diga que nosotros las recibimos. El año pasado, a finales de noviembre, se reunieron en la municipalidad los concejales, el intendente, el primer Cacique Damián Rodríguez y el segundo Cacique Ricardo Benítez, que ya dejó de serlo. Ellos firmaron un acuerdo y lo aceptaron porque se hablaba de la donación de esas 13 hectáreas con título de propiedad”, explica Itatí y agrega que de todas maneras, fue ilegal: el artículo 2 de la Ley 26.160 establece que no se puede hacer ningún convenio paralelo que viole el primer artículo de relevamiento territorial que prohíbe los desalojos de las comunidades de los territorios relevados. En la comunidad en que vive faltan los servicios esenciales, pero sobra el amor por el monte.
Para parar la máquina
Cuando preguntamos los motivos del avance municipal sobre el monte nativo, no tienen respuestas. Solo saben que muy cerca se montará un parque industrial y que las máquinas que tiraron abajo la flora abrieron un camino en el medio de la comunidad. “Conecta a la Ruta 12 con el pueblo y todos los barrios. Están haciendo un asfaltado de doble avenida que sale directamente a los campos de Stevia”. Itatí mantiene la calma pero su lucha está encendida. Apoyan agrupaciones de Posadas, feministas organizadas, diputadxs provinciales y también personas sueltas y comprometidas.
“Seguimos visibilizando la situación y pudimos parar las máquinas porque el lugar fue declarado Área de valor arqueológico ya que se encontraron vasijas prejesuíticas en donde hicieron el camino”. La noticia de último momento nos llega desde Chapa´í, que prepara un festival artístico para el próximo fin de semana con el que continuarán denunciando la violencia institucional, la misma que reprime en sur al pueblo mapuche y que desapareció a Santiago Maldonado; la que en San Ignacio hizo arder cinco viviendas de la comunidad de Kokuere´í. En tierras coloradas, la organización esparce semillas.

Vaca Muerta: siguen los sismos, siguen los silencios
Un movimiento sísmico de 4.5 Ml ocurrió a los veinte minutos del 9 de mayo. Alrededor de Sauzal Bonito fracturan intensamente Tecpetrol en Fortín de Piedra, Pluspetrol en La Calera, Pan American Energy en Pichana Oeste y Pampa Energía en El Mangrullo. En julio de 2021 una seguidilla de sesenta sismos en diez días hizo temblar la agenda de Vaca Muerta. Ahora la localidad está sufriendo otra seguidilla que ya acumula 35 movimientos en las últimas tres semanas.

No mires abajo
Ya sea en el Golfo San Jorge, en Noruega, en Terranova y Labrador, en Guyana o Sudáfrica, por tomar apenas algunos ejemplos, los testimonios de pescadores coinciden: la prospección sísmica afecta a los peces y, por ende, a la pesca y la subsistencia de quienes dependen de ella

Combatir la inflación desde abajo
Con un índice inflacionario que en alimentos rozó el diez por ciento sólo en febrero, el horizonte de lo que viene preocupa cada vez más. ¿Qué hay que hacer? La Unión de Trabajadores de la Tierra aporta dos recetas para que el Gobierno adopte: fortalecer a cooperativas y federaciones que no conciben la comida como un mero negocio; y estimular la agroecología para que las familias productoras eviten los costos dolarizados.