Las centrales del cáncer

por Saverio Lanza
22 de diciembre de 2017

Las empresas APR Energy y Araucaria Energy SA instalaron termoeléctricas en el límite entre Pilar y Escobar. Vecinos autoconvocados las denunciaron por ilegales. El peligro de la contaminación de aire, tierra y agua es latente y afecta a 65 mil personas. No quieren morir, a costa de la ambición de los poderosos.

El humano pareciera tener destino de autodestrucción. El ente urbano, en mayor o menor medida, degenera su entorno. Acaba con la vida, de forma inmediata o mesuradamente, pero acaba. A veces por dinero, otras por autoritarismo, quizá por ambición. Poco importan los lúcidos, quienes se interponen en el camino de los poderes, y de los poderosos.

Así ocurre, por ejemplo, en el límite entre los partidos bonaerenses de Escobar y Pilar, donde se instalaron dos centrales termoeléctricas en plena zona residencial. Allí, en medio de la vida humana, animal y vegetal. Entre las casas, las escuelas y los comercios. Y como está prohibido instalar -en este tipo de espacios urbanos- lo que se conoce como complejo de tercera categoría, la más alta en cuanto a complejidad ambiental, fue rezonificada como área industrial.

Esta acción se llevó a cabo sin audiencia pública, posterior al inicio de la obra de la central termoeléctrica, y alcanza a más de 65 mil habitantes. Esta afectación refiere a la contaminación del aire, agua y tierra, por la combustión del gas y el fuel oil -primer destilado de petróleo compuesto por metales pesados como benceno, tolueno y azufre- que utilizan para funcionar.

Además, este tipo de monstruosas instalaciones provocan lluvia ácida, contaminación de napas, por los millones de litros de agua que son tomados directamente desde allí; muerte de la vegetación de la zona y una alta contaminación sonora.

Los habitantes están más que alarmados y desesperados. Por eso hay acampes contra las termoeléctricas de Pilar y Escobar. Se organizan para protestar en favor de la vida, en la dársena de las centrales de las termoeléctricas, en Ruta 25 y Alborada, de Matheu. Denuncian además el vaciamiento del acuífero Puelche, que le proporciona el agua necesaria para funcionar. Los vecinos de la zona las llaman "las centrales de cáncer".

Martín es uno de los acampantes. Mientras pasa estos momentos entre asambleas, mateadas y debates, le cuenta a Revista Cítrica la historia del conflicto. "Esta situación empezó aproximadamente hace 2 años, cuando comenzaron a hacerse algunos trabajos al lado de una subestación de Edenor que se encuentra en el límite entre Pilar y Escobar. Los vecinos de la zona no sospechaban nada. Después empezaron a ver movimientos mucho más grandes, de tanques y turbinas, y lo que se estaba instalando eran dos empresas: una móvil y otra fija, de APR Y Araucaria”.

Las empresas son APR Energy y Araucaria Energy SA, quienes instalaron dos hidroeléctricas, es decir, generadores de energía eléctrica a través de calor mediante turbinas. “A partir de allí algunos vecinos de agrupaciones ambientalistas empezaron a investigar sobre este tema, y descubren que son plantas equivalentes a industrias “categoría 3”, lo cual significa que son de “alto Impacto” en lo que refiere a contaminación ambiental”, detalla Martín. Las industrias de “categoría 3” solamente pueden ser instaladas en parques industriales, por el nivel de contaminación que generan, y por los controles que se le tienen que hacer. “Acá las colocaron en medio de dos ciudades y  frente a locales comerciales, a una cuadra de una escuela, casas, quintas, viveros, carpinterías, es decir que es una zona completamente urbana", dice el ambientalista.

El intendente de Pilar es Nicolás Ducoté, de Cambiemos, recientemente investigado por vínculos con el narcotráfico. "Curiosamente, posterior a la instalación de las plantas, cambiaron la rezonificación de la zona, pasando de ser una zona mixta -o sea urbana e industrial- a ser solamente industrial. Pero, por más que hayan hecho esto, sigue siendo ilegal poner una planta en una zona industrial inclusive. Tendría que ir solamente a un parque industrial, donde haya cientos de metros a la redonda de campos, porque ya se conoce el impacto que tiene este tipo de instalaciones”, señala el vecino autoconvocado.

Martín detalla que “en otros lugares del mundo está completamente prohibido colocar este tipo de instalaciones, como en Inglaterra, Canadá y España. Y existe además un proyecto de colocar 50 de estas termoeléctricas en toda la provincia de Buenos Aires. Hasta ahora tenemos el dato de que van 26. Por eso es tan importante visibilizarlo. Acá se llevó a cabo todo como en una especie de secreto, todo muy hermético. No hubo audiencia pública ni ningún comunicado de parte de las autoridades municipales, Nación o Provincia. Los concejales del municipio arreglaron todo, y esto ya estaba a punto de funcionar, hasta que los vecinos lo paramos. Esta semana salió una medida cautelar llevada a cabo por los autoconvocados de Pilar que suspendió las obras momentáneamente”.  Sin embargo, Revista Cítrica confirmó que las plantas están en pleno funcionamiento a pesar de la prohibición.

"Este tipo de plantas consumen muchísima agua para refrigerar las turbinas. En esta zona, que queda entre Villa Rosa y Matheu, no hay agua corriente. Las napas toman el agua del acuífero Puelche, que es gigante, pero esta planta consume millones y millones de litros de agua, y corremos el riesgo, no sólo de vaciamiento y pérdida de presión de agua para todos los vecinos en sus casas, sino que de la contaminación del acuífero", denuncia el ambientalista.

“Ya hubo muchísimos casos comprobados del impacto ambiental que generan estas plantas. Donde hay una termoeléctrica no queda nada alrededor”, explica.

“Hace apenas dos meses salió todo a la luz y no nos dio tiempo para nada. Las fechas de inicio de actividades de las plantas estaban programadas para entre el 1 y el 6 de diciembre. Por eso estamos en una carrera contra el tiempo para visibilizar el tema, e informar a los vecinos que aún no saben nada, y a su vez generar presión, tanto por las vías administrativas y legales, como por la presión de la participación social”, dice Martín y agrega que “desde hace 15 días un grupo de vecinos y no vecinos, preocupados por la situación, decidimos realizar un acampe en las puertas de las termoeléctricas, como una forma más de visibilizar esta cuestión, paralelamente a las medidas que vienen tomando los vecinos autoconvocados. Lo hacemos porque consideramos que tenemos que estar donde está el problema”.

Hay muchos intereses, a nivel provincial, nacional y extranjero. Los asambleístas aseguran que se trata de una lucha titánica. Que las termoeléctricas no se van a ir fácilmente. Lo mismo está pasando entre el límite de Luján y General Rodríguez. “Al estar en un límite, las intendencias se pasan la pelota, y dilatan las cuestiones legales y administrativas, ningunean nuestro reclamo y vienen con los informes de impacto ambiental abajo del brazo firmados y sellados, siendo que no se pueden hacer esos informes, porque al no estar funcionando al 100 por ciento, no se pueden llevar a cabo, y no sabés cuánto van a contaminar. Hay muy poca información oficial y muchísimo hermetismo. Además del ninguneo por parte de los municipios y de la Provincia”. Los pasos a seguir siempre se definen en asambleas abiertas a quienes quieran participar, y se realizan diariamente en el acampe, sobre las puertas de una de las termoeléctricas. La lucha continúa.

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