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La desaparición de los cuerpos: una historia argentina, latinoamericana e iraní

por Pablo Bruetman
02 de mayo de 2016

Inmortal, la película ganadora de una de las competencias del BAFICI cuenta la historia de un hombre que buscaba en Colombia cadáveres de personas desaparecidas por la violencia. Entrevistamos a su director Homer Etminami.

Inmortal es una película que se transformó en otra. Guerilla, militares y paramilitares. Ninguna de las tres palabras se menciona. Pero de ahí vienen los muertos. Los muertos sin cuerpo. Los fusilados, los torturados, los arrojados al río. Los que se lloran sin matería física. Los que se cuentan de a miles en Latinoamerica. Los desaparecidos.

Los cuerpos de los desaparecidos pueden aparecer y dejar de ser desaparecidos. De eso se encarga por ejemplo el Equipo de Antropología Forense Argentino- del que también se presentó una película en el BAFICI- o se encargaba un tal Cosme Peñate en Colombia. El cineasta nacido en Irán, Homer Etminami conoció su historia y le pidió permiso para filmarlo. Luego encontró el guión a través de Hellen, una chica del interior que buscaba el cuerpo de su pareja. Así empezó a filmar: la vida tranquila de Cosme en la playa y el largo camino de Hellen para llegar a verlo y buscar los huesos juntos. Pero Cosme falleció repentinamente. Y su muerte obligó al director a transformar la película en otra. Aunque no a cambiarla de sentido. Inmortal se trata de Cosme y de los cuerpos desaparecidos. De los cuerpos que se pueden llorar y de los que no. De los que no descansan en paz, de los que no fueron velados enterrados ni nada.

--Presentaste una película que habla sobre los cuerpos desaparecidos justo en Argentina, donde ese tema está muy presente en la historia reciente. Sin embargo no es un tema regional sino global...¿Qué valor crees que tienen los cuerpos después de la muerte?
--Es un tema delicado, yo he tenido relación cercana en Irán: después de los bombardeos, saliendo a la calle con mis padres veíamos como sacaban los cadáveres de los edificios derruidos. Cuando conocí a Cosme, eso me vino a la mente. Por eso la relación con los cuerpos es muy respetuosa, ni morbosa, ni amarillista, queda ahí detrás. En Colombia hay más de 50000 desaparecidos, creo que ese es el tema verdadero de la película porque el personaje es muy llamativo pero la pregunta que me hago es: ¿Cómo puede ser que haya tantos cuerpos? Y que se conviva tan tranquilamente con eso. Y se ve en la película: después de que aparece un cadáver la gente se sigue bañando como si no hubiese pasado nada. Es muy extraño realmente, la muerte está tan metida en la vida cotidiana de la gente. Desde hace años hay movimientos políticos y sociales por la memoria histórica, por la recuperación de cadáveres y restitución de tierras. Hay una conciencia a favor de restablecer la memoria tanto con los cuerpos como con las tierras.

--¿Cómo llega un iraní a contar esta historia?
--Es un recorrido largo, voy siguiendo el sol. De Irán me tuve que ir a los 13 años por cuestiones ideologicas, bélicas. Se instaló una dictadura religiosa islamica y con esa edad me tocaba ir a la guerra. Así que con mi familia decidimos irnos a Barcelona, donde crecí, estudie cine y filosofía, hice de todo. Ahora en Colombia conocí a Cosme y me resultó tan atractivo que quise hacer una película con él. Lo conocí en el primer año que estuve en el país, a través de un artículo del Heraldo. Quedé fascinado. La historia de un hombre que recoge cadáveres en el mar, en el mar Caribe que es un mar idílico, de postal. Cuantos cadáveres debe haber para que una persona se dedique a recogerlos, pensé.

--¿Cómo conociste a Cosme?
--Fui y lo conocí en la playa, conversamos , un tipo super sencillo muy generoso, nos hicimos amigos, yo iba los fines de semana. Los cadáveres aparecían de vez en cuando. Él atendía a la gente que iba a la playa en una caseta de madera; les daba una cerveza. Yo iba a pasar el día ahí y le planteé que quería hacer una película sobre como vivía él, la relación que tenía con los cadáveres, él llevaba 83 collares por cada cadáver que había rescatado. Aunque antes de empezar con lo de los collares ya había encontrado unos cuantos

--Cosme casi no habla en la película, ¿a qué se debe?
--Mi elección fue casi no hablara, que hablara solo cuando Hellen llegara a la playa. Lo vemos en sus actividades diarias, en el pueblo, con sus amigos. Yo no quería hacer entrevistas, quería mostrar el testimonio a través de la conversación entre ellos. Le hubiese dicho a ella que le pregunté por los collares. Pero él se murió y nunca llegamos a eso. El recorrido que hace ella hasta la playa es muy largo en la película, si no se hubiera muerto sería más corto. Creo que está justificado porque yo quería que se noté que ella es del interior, que viene de muy lejos. Además ese mismo camino es el que recorrió el cadáver del novio de ella que desapareció. Es una decisión que no hable. Además pienso que el diálogo pertenece a otro arte que es el teatro, pienso que el cine debe poder expresar de otra manera visualmente y a través de sonidos. También algo de diálogo pero no teatrales, no que informen demasiado, no que sean muy expresivos. Tomé la decisión de que las cosas se expresen visualmente y no verbalmente.

--¿Qué beneficios y que dificultades tuviste al filmar en este continente?
-- Inmortal ha sido mi primera experiencia en Latinoamerica y ha sido muy peculiar porque ha sido 100% autofinanciada, no aplicamos a ningún fondo ni apoyo de televisión, ha sido cien por cien independiente. Desde hace años con las nuevas tecnologías se puede hacer cine, el problema actual no es la realización sino la exhibición. Al igual que Inmortal estoy seguro que debe haber un montón de películas independientes que no encuentran el espacio para mostrarse. El festival de cine tiene un cupo de películas y siempre hay un criterio subjetivo. ¿ Y qué pasa con las otras? Además muchos festivales están financiados por televisiones u otros organismos y obviamente favorecen a películas financiadas por ellos o que puedan ser exhibidas en sus circuitos, en las salas comerciales. Entonces la ventana de exhibición es muy reducida y se limita a películas vendibles al público, las propuestas más experimentales entonces están más limitadas.