Alejandra Fernández Guida, periodista de DYN, explica la tristeza que significó el anuncio del cierre de la agencia de noticias. Cien trabajadores y trabajadoras de prensa quedarán en la calle por decisión de los Grupos Clarín, La Nación, La Gaceta y Río Negro. Se sumarán así a las 2.500 que perdieron sus trabajos en los dos últimos años.
“Jamás pensamos en un cierre, pensamos que iba a haber recorte, pero nunca este final”. Alejandra Fernández Guida, una de las trabajadoras de DYN, cuenta cómo fue enterarse de la peor noticia: el lunes pasado, el directorio de la empresa convocó a una asamblea extraordinaria para anunciar la “disolución” de la compañía, que se concretará el próximo 23 de noviembre. Así, con esas palabras, sentenciaron a muerte a la agencia de noticias. “Nos fuimos avisando por teléfono el mismo viernes. Fue impactante: hubo dolor, llanto, incredulidad y hasta agarrarse de la última expectativa de que alguien llame el fin de semana y cambie de opinión porque pensó que no se puede cerrar una agencia que tiene 35 años de historia, que nunca tuvo una crisis porque si bien estábamos sufriendo un achicamiento, no hubo despidos ni dejaron de pagarnos los salarios. Esto se dio de un día para el otro”, reseña Fernández Guida.
Pero no hubo ningún llamado ni ningún cambio de opinión. Y el lunes de esta semana, la noticia apareció en el Boletín Oficial. “Cuando nuestros delegados volvieron de una reunión con el presidente del directorio, tuvimos una asamblea general que fue tremenda. Justo había venido León Piasek, abogado laboralista, a explicarnos cuestiones de las indemnizaciones. Después tuiteó que desde los 90 no había asistido a una asamblea con tanto dolor y bronca”. En su cuenta, quien labura por los derechos de las trabajadoras y trabajadores sumó: “Despidos anunciados x Boletín Oficial. Desconsideración. Tristeza”. Así lo vivió Alejandra, como un duelo que aún sigue.
En esa asamblea del lunes, hubo lágrimas pero también solidaridad. “Estuvimos todos abrazados, llorando. De hecho, había delegados de Sipreba que no son de DYN y lloraron con nosotros porque cierra la agencia y es muy impactante: tiene 35 años de prestigio, no tuvo crisis ni problemas con el manejo de la comunicación porque somos muy plurales, algo que rescato hoy en día”, dice Alejandra. Y sigue: “La mayoría todavía no cayó. Hasta el 23, 24, estamos en un proceso de tratar de entender qué es lo que está pasando. Mientras tanto seguimos yendo, seguimos contando historias de los inicios”. En tiempos en donde intentan apagar la memoria, en la redacción la encienden.
–¿Y ahora?
–Diría que no se puede hacer nada para que continúe porque los dueños, que son grandes, decidieron cerrar y ya no hay nada para hacer. Se ajustan a la ley pero no ceden la marca, ni la redacción. Nos tenemos que reinventar. Acá hay trabajadores de hace muchos años. Están cansados de remarla porque vienen con varios cierres de periódicos encima. Para ellos, éste es el golpe final para dejar el oficio.
El dolor de las palabras se siente en el medio del cuerpo.
A pesar de la noticia, Alejandra y sus compañeras y compañeros todavía siguen escribiendo cables. Cada tecla que se aprieta, retumba: mataron a la agencia pero ahí siguen sus casi 100 trabajadoras y trabajadores, en agonía. “Se cierran cada vez más las puertas del oficio”, reflexiona. Un dato incontrastable: en dos años, 2.500 periodistas quedaron sin laburo. La lista se ampliará a casi 2.600 en unas semanas. Alejandra se incorporó a la agencia en el último lustro. El lunes fue el peor día que vivió en DYN. “Cuando el delegado tomó la palabra, se quebró y todos nos largamos a llorar: nadie llora por un trabajo que desprecia y que no quiere con el corazón”, se desgarra.
DYN estuvo ahí y debería seguir estando.
“Que el gobernador se quede a vivir con una comunidad indígena para conocer nuestros problemas”
En Salta habitan diversas comunidades originarias que sufren el despojo territorial, las muertes por desnutrición y la ausencia del Estado ante estas urgencias. Cristina Pérez es referenta de una asociación que consiguió con lucha y organización un fallo internacional para recuperar sus tierras.
Sarna en el subte: “En la línea B jamás se hacen limpiezas profundas”
Una persona que trabaja en el subte B cuenta, de primera mano, el deterioro constante de las condiciones de trabajo y de salubridad que hay en los andenes y las formaciones.
“Este Gobierno cree que el progreso es más cemento”
El arquitecto Rodolfo Livingston cuenta por qué es cada vez más hostil la vida urbana, cuestiona el consumo superficial que se refleja en el interior de casas y departamentos y hace un paralelismo con el momento actual del país.