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Elsa Bornemann: El recuerdo de una escritora bien porteña

por Revista Cítrica
16 de junio de 2013

La autora de clásicos infantiles oriunda de Parque Patricios dejó una marca en la infancia de cientos de niños/as de la Ciudad de Buenos Aires.

Magalí tiene 7 y lee desde antes de conocer las letras. Al principio, a través de los ojos de los grandes que la rodean, quienes empezaron avcompartir con ella los clásicos infantiles. Hoy, ya inmersa -a su manera- en el hábito de la lectura, incursiona en nuevas aventuras. Así define la nena de segundo grado a sus experiencias literarias.

El elefante ocupa mucho espacio es, hasta hoy, el libro que elige para leer y releer. Pasea seguido por finales que ya conoce pero disfruta una y otra vez. La trenza tan larga de Margarita, que necesita de toda la familia para peinarse cada mañana; una madrastra buena; y el paquidermo que pone en huelga a sus compañeros del circo, en repudio a los abusos del ser humano, son algunos de los cuentos por lo que se popularizó la literatura de Elsa Bornemann, censurada durante la última dictadura cívico-militar en Argentina.

El elefante había declarado huelga general y proponía que ningún animal actuara al día siguiente. Una bofetada al mundo de galanes vestidos de azul y sirvientas que se convierten en princesas tras un beso, la autora argentina presenta a un animal con aires revolucionarios, que reniega del dominador y organiza a sus compañeros para tomar el poder.

Palabras más, palabras menos, Magalí lo resume así: “El día en que Víctor se decidió a pensar en elefante, a tener una idea tan grande como su cuerpo”.