César Brie: teatro sobre las relaciones de poder

por Revista Cítrica
24 de septiembre de 2016

El director, actor, dramaturgo y poeta regresó a Buenos Aires para presentar cuatro obras con fuerte presencia de lo femenino. Obras donde las mujeres silenciadas recuperan la voz, la expresión, y ponen el cuerpo.

César vive en un monoambiente de 29 metros cuadrados donde se disputa el espacio con una enorme colección de libros. “En las peores condiciones”, reconoce. Su vivienda temporal está ubicada en Barrio Norte, un lugar en el que tampoco se siente a gusto. Al menos encontró un barcito oculto sobre la calle Pueyrredón, con un patio enorme, en donde el café se toma "sin el azúcar adentro”. Como en Italia, donde se exilió durante la dictadura y donde está hace algunos años desde que se fue de Bolivia. Sin embargo en ese bar, en ese refugio que encontró en Buenos Aires, sigue compartiendo el espacio con sus antagonistas. “Vienen muchos momios. El otro día en la mesa de al lado había cinco milicos retirados”, comenta, mientras en esa misma mesa de al lado hay otros dos tipos que hablan por teléfono y hacen comentarios de derecha recalcitrantes. Oprimidos y opresores, en un mismo espacio compartido. En un país, en un barrio, hasta en el hogar. Las relaciones de poder. Ese es el teatro de Brie.

Hay una anécdota que lo resume todo: cuando César vivía en Bolivia oía cómo en las casas vecinas los hombres golpeaban a las mujeres. Eran los mismos hombres que todos los días veía en los buses o que ingresaban a la oficina o trabajaban en una mina, o dónde fuese. Y eran las mismas mujeres que iban al mercado. A partir de esa experiencia escribió la pieza teatral Te duele?- que es una de las cuatro obras que está presentando en Buenos Aires- sobre la violencia doméstica. La estrenó en varias ciudades bolivianas y después la llevó a Italia.

Cuando César vivía en Bolivia oía cómo en las casas vecinas los hombres golpeaban a las mujeres. Eran los mismos hombres que todos los días veía en los buses o que ingresaban a la oficina o trabajaban en una mina, o dónde fuese. Y eran las mismas mujeres que iban al mercado. A partir de esa experiencia escribió la pieza teatral Te duele?

Pero la experiencia más fuerte fue cuando hizo una función en Yolata, un pueblito campesino de 2000 habitantes, y al terminar la función el público se quedó en silencio. “Como no tienen la costumbre de ver teatro no aplauden al final, no agradecen. Se levantan y se van.  Al día siguiente, en el minibus, se me acerca una mujer y me dice al oído: ‘Ayer han hablado de todas nosotras’”.

Las mujeres silenciadas o invisibilizadas aparecen en las cuatro obras con la que César Brie volvió a la Argentina. Están en Fui, obra que lo llevó a permitir enterarse que su hermana había sufrido acoso sexual de un tío. “Es una aparente autobiografía. Cuando indagué sobre los problemas familiares, uno de los temas que surgió pero que yo no viví porque soy varón, fue el acoso sexual.  Aunque estaba presente. Hace un tiempo mi hermana me dice: a nuestra otra hermana le pasó. Nadie sabía. Lo blanqueó  50 años después con su hermana. Y ese tipo vive a 15 cuadras de acá, está vivo todavía, debe tener 70 y pico, y tengo ganas de ir a cagarlo a trompadas. Eso es feroz”.

En El Paraíso Perdido lo que las mujeres callan recupera la voz: en una escena se invierten los roles –los roles no naturales, sino establecidos por las relaciones de poder- y las chicas les tiran piropos a los chicos. “Vení que te voy a criar, mi amor”, “¿Por qué no me prestas las bolitas para jugar al tiki-taka? “Te voy a circuncidar con los dientes”, “Si te agarro te dejo el pelo lacio”, humillan las chicas a los hombres.

Hace un tiempo mi hermana me dice: a nuestra otra hermana la acosaron sexualmente. Nadie sabía. Lo blanqueó  50 años después con su hermana. Y ese tipo vive a 15 cuadras de acá, está vivo todavía, debe tener 70 y pico, y tengo ganas de ir a cagarlo a trompadas. Eso es feroz.

En La Voluntad también hay una victoria femenina, una visibilización: compartir el pensamiento de Simone Weil, una filosofa, cuyas ideas que adelantaban el futuro, no fueron escuchadas ni difundidas en su época. “Ella, en la década del 30 y a sus 21 años, anticipó a los Ceos, decía que  el capitalismo se iba a sostener no por los grandes capitalistas sino por empleados, que a cambio de salarios jugosísimos podrían a sostener la maquinaria infernal. Y así es ahora”, dice Brie. A Simone hoy no se la conoce, ni reconoce como su sacrificio lo merecía. Su epitafio dice “Mi soledad abraza el dolor de los demás, hasta mi muerte”.

“Simone fue muy mujer, porque le puso el cuerpo a la vida, para ella toda experiencia pasaba por el cuerpo, por la experiencia concreta. Para poder hablar, reflexionar y escribir sobre trabajo y sobre el marxismo fue trabajadora obrera, después combatió en la guerra siendo pacifista, en cada campo se puso ella misma y de algún modo se inmola al no defenderse de la tuberculosis y morir joven.  Yo creo que fue un oscuro intento cristiano de expiar a través de su cuerpo la culpa de una época”.

Y Te duele?, como dijo aquella mujer boliviana, visibiliza. “Estaba muy agradecida, parecía que finalmente alguien decía todo lo que les pasaba y ellas no cuentan. Porque el problema es ese: cómo haces para decirlo o contarlo”. Para contarlo -aunque en el teatro, en una ficción-, Brie eligió a las imágenes, a la poesía visual y sonora. La obra cuenta la involución y el pasaje del amor a la violencia de una pareja desde el momento en que se casa hasta que tienen a su tercer hijo.

“Nos propusimos crear metáforas, alegorías visuales sobre la violencia doméstica, de modo que en ningún momento hubiera la mímica del golpe. No hay momento en el que el hombre golpea a la mujer, en todo caso hay mujer golpeando al hombre para dar la idea de que un cuerpo pequeño no puede hacer daño a un cuerpo grande. Antes de llegar a la violencia física al otro, hay gritos, se golpean los objetos, se tiran cosas al piso y finalmente hay golpes. Y al final de la cadena, los golpes pueden ser a los hijos. Hay mujeres que soportan los golpes, pero el momento en que los golpes son a los hijos es donde la mujer reacciona”.

No hay momento en el que el hombre golpea a la mujer, en todo caso hay mujer golpeando al hombre para dar la idea de que un cuerpo pequeño no puede hacer daño a un cuerpo grande. Antes de llegar a la violencia física al otro, hay gritos, se golpean los objetos, se tiran cosas al piso y finalmente hay golpes.

Las relaciones de poder traspasan. Se replican desde afuera hacia adentro. Te duele? se inicia con un texto que enumera todos los males que los recién casados dejan afuera -en el mundo exterior- para refugiarse juntos en la casa que comparten. Y termina con las mismas palabras, pero que han cambiado de sentido: “Hay un traspaso de las relaciones de poder de afuera de la casa, del mundo laboral hacia el hogar. Las casas de familia tienen ese doble aspecto de refugio y prisión, el refugio para que no entren los males de afuera y la prisión para que no salga afuera lo que aquí ocurre”.

Tan universal es la violencia doméstica que César apenas tuvo que hacer una modificación para presentarla en Italia: en Bolivia las mujeres generalmente no trabajan, en Italia sí. “No cambian las estadísticas entre Bolivia e Italia, cambia el marco social. En Bolivia los viernes a la noche los hombres salen y se maman pero es muy raro ver a un hombre mamado y que no esté al lado su mujer. Vos ves a los tipos con resaca y todos tienen a una mujer que los está arrastrando. Y eso me lo explicó una vez, sin darse cuenta, un estudiante boliviano cuando nos encontramos de casualidad en Cuba. Le pregunté: ‘¿Estas feliz con todas las mulatas? ¿Mucho más libre, no?’ ‘No, las bolivianas son 100 veces mejores. Acá te pones en pedo y te dejan, en Bolivia te pones en pedo y te llevan a casa’, me respondió con un concepto muy machista. Es espeluznante pero refleja algo. Nunca encontré un hombre boliviano de extracción campesina, humilde o albañil que, frente a una propuesta laboral, no me dijera: ‘Tengo que hablar con mi señora’. Ellos tienen muy claro que la posibilidad de sobrevivencia es su núcleo familiar. Las decisiones no son de la persona, sino de la familia". Y entonces ahí, en Bolivia, donde los pueblos originarios aún están presentes, descubrimos que tal vez antes de Occidente, antes de la colonización machista, antes de la violencia que traspasó el refugio y lo convirtió en una prisión, la mujer podía ser el eje de la familia”. Y así, nos damos cuenta que, alguna vez, las relaciones de poder no fueron tan desiguales. 

Las cuatro obras:

La Voluntad: los martes a las 20.30 hs en Timbre 4 (México 3554). Y los viernes a las 23 en El Galpón de Guevara (Guevara 326).

Te duele?: los sábados 20.30hs en Santos 4040. (Santos Dumont y Corrientes).

El Paraíso perdido: los domingos a las 17 hs en Santos 4040.

Fui: los domingos a las 20.30 hs. en Santos 4040.

 

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