La historia de Emiliano Acosta es similar a la historia de miles de personas que no llegan al sueño de la casa propia. Y si lo logran, si pueden construirse con esfuerzo un hogar, viene el Estado con sus topadoras a arrasarlo todo. Desalojos que dejan a familias disgregadas y sin un rumbo claro, en un país donde con trabajar no alcanza para vivir dignamente.