"Se promueve la energía renovable, pero nos quieren meter la nuclear"

por Saverio Lanza
30 de agosto de 2017

La energía nuclear está en decadencia en todo el Planeta. Sin embargo, en Argentina quieren construir dos, bajo financiamiento chino y con prototipos experimentales que no están en funcionamiento real en ninguna parte del mundo. Un especialista devela este proyecto y detalla la cruzada popular nacional de repudio que despertó.

Pablo Palicio Lada es especialista y miembro activo de las asambleas chubutenses Contra la Megaminería y el Movimiento Antinuclear. En una entrevista con Revista Cítrica, detalló los avances del proyecto de instalación de dos plantas nucleares en Argentina, financiadas por el Estado chino, los peligros que trae consigo la energía que contaminó Fukushima y Chernobyl, y la resistencia popular ante la lucha indeclinable por la supervivencia humana, animal y vegetal.

-¿Cómo debería explicarse el tema de la instalación de plantas nucleares en Argentina?

-Lo primero que tenemos que mirar, ante la noticia de la aparición la noticia de las plantas nucleares -por ejemplo, en Río Negro, hace dos meses-, es que es un proyecto que viene de larga data, que ha atravesado todos los gobiernos democráticos, y que a partir del de Cristina (Kirchner) se hicieron unos preacuerdos con China por la posibilidad de construir estas centrales. Y ante esa "quinta central" -la cuarta sería Atucha III en Lima- lo cual fue anunciado desde China por el gobernador Alberto Weretilneck, empezó a crecer un movimiento popular muy importante que nos recuerda a otros que se han dado en la Patagonia, como el "No a la mina de Esquel" en 2003, o lo que pasó en Chubut, en la lucha contra el basurero nuclear de Gastre.

-¿Y en referencia a los peligros?

-La primera mirada que tenemos respecto a esto, tiene que ver con los riesgos enormes que tiene para el ser humano y para la vida en general. En ese momento en que se fisiona el átomo dentro de un reactor nuclear, estamos generando esos elementos que se conocen como "desechos radiactivos", que perduran por miles y miles de años. Estos desechos van a tener que ser gestionados; es decir, alguien se va a tener que hacer cargo, y esto es lo que nosotros estamos denominando como una "Hipoteca Nuclear". Es algo que le vamos a dejar a las generaciones futuras, que ni siquiera pudieron disfrutar de esta energía que se genera ahora, pero van a tener que hacerse cargo de esos desechos, a perpetuidad. Y que son sumamente riesgosos.

-¿A partir de este peligro es que nacieron los movimientos populares que rechazan la idea?

-Sí. Lo que rescatamos es lo que sucedió en los últimos dos meses, una respuesta popular fenomenal, que fue con epicentro en Viedma. Empezaron a conformarse asambleas, no sólo allí sino en Sierra Grande y en toda la zona cercana a la costa. Pero ahora aparecen por todos los rincones de Río Negro, manifestaciones increíbles que tuvieron su punto máximo el 9 de agosto, en la que se convocó una gran marcha nacional en Viedma, pero a donde acompañaron 43 ciudades de todo el país, y excedió a todo lo que fuera "lo provincial". Creo que esto va a poner en discusión la cuestión nuclear a nivel nacional. Estamos hablando de asambleas donde la gente participa numerosamente. Van 700 u 800 personas, y en las marchas participan miles. Lo que está pasando a nivel ciudadano es muy fuerte, muy lindo. La gente no come vidrio, sabe todo esto, conoce toda esta información, y por eso se está manifestando.

-¿El pedido es netamente de rechazo?

-En realidad se está pidiendo lo siguiente: "Planteémonos la matriz energética; qué energía queremos; no queremos ésta; ni en la Patagonia ni en ningún lugar del mundo". Esa respuesta realmente es muy emotiva, muy fuerte, y nos ha puesto a todos muy contentos. La Patagonia siempre ha marcado un camino en el tema de la defensa del medio ambiente, a través de sus luchas anteriores, y es un ejemplo que nos llena de orgullo a los patagónicos, al defender nuestro territorio.

-¿Cuál es la situación del mercado nuclear a nivel mundial?

-Las principales empresas del mundo que practican la energía nuclear están fundidas. Esa es la realidad. La norteamericana Westinghouse, que es un emblema y fue una de las primeras en el mundo, presentó quiebra en marzo. Toshiba - el gigante japonés de la energía nuclear- que había adquirido a la Westinghouse, también está al borde de la quiebra. Y ni hablar de las francesas, Areva, EDF Électricité de France, los grandes desarrolladores nucleares de Europa, también están en una situación financiera tremenda. Y entre ellas representan prácticamente la mitad de la generación eléctrica nuclear del Planeta. Francia acaba de anunciar el cierre de 17 centrales. Es probable -según dicen fuentes del sector- que esto sea un cachetazo muy fuerte para la industria nuclear. Y en ese escenario aparece China, que quiere copar ese mercado. Y -así como fabrica otras cosas- quiere fabricar centrales nucleares más baratas.

-¿Por qué China querría ingresar a un mercado -supuestamente- en caída libre?

-Creo que existe una cuestión geopolítica, de influencia. China es una verdadera potencia económica, y por lo tanto tiene los fondos para financiar -en este caso- plantas nucleares. Es sorprendente, pero ha ingresado hasta en Inglaterra. En nuestros países, corremos el riesgo de caer en nuevas formas del colonialismo de la deuda. Nos prestan dinero, vienen en busca de recursos naturales, y no tenemos claro cuán atado queda el país al financiamiento de las plantas . Es deuda por recursos, que entran bajo la engañosa forma del supuesto desarrollo. Ahí hay una jugada geopolítica muy importante.

-¿Por qué aparecen Pakistán, Argentina, Kenia, comprándole a China?

-Porque ellos ofrecen financiamientos que otros países no ofrecerían. Y no habría banco que lo pudiera dar. Es muy claro. Le han dado, incluso, la firma para proveer centrales nucleares a países que no han firmado los tratados de No Proliferación Nuclear. Lo cual ha hecho bastante ruido en la industria.

-¿Cómo se explica esto?

-Existe una organización a nivel mundial, que engloba a lo que se conoce como "Proveedores Nucleares", que se supone que tienen prohibido venderle a quienes no firmaron el tratado de "No a la Proliferación Nuclear". A esto, China lo eludió, y esto es lo que hizo ruido. Porque le vendió a Pakistán, que es un país que no firmó esos tratados. Esto hace ver con desconfianza este impulso que quiere tomar China en el mercado nuclear. Según China, quiere meter la tecnología nuclear en los mercados emergentes, y no importa cómo.

-¿En Argentina pasaría lo mismo?

-Muchos países, como es el caso nuestro, no teníamos acceso a los mercados de crédito. Allí apareció China haciendo estas financiaciones "tan generosas", que hay que ver a qué nos atan. Porque no hemos podido ver los acuerdos, son secretos. De hecho, hace poco, gente de Río Negro presentó un recurso de amparo, y la Corte Provincial le dijo que NO, que no tenía la información, y los condenó a pagar las costas a los asambleístas que habían presentado este pedido de información pública.

-¿Cómo?

-Es una cosa insólita e inédita. Lo que sucedió -en el Superior Tribunal de Justicia de Río Negro- es que miembros de la Asamblea en contra de las Plantas se presentaron pidiendo un amparo informativo sobre los detalles del convenio que se firmó para construir las centrales nucleares de China en Río Negro.

-¿Qué pasó?

-Les dijeron, desde el Gobierno Nacional al Superior Tribunal, que no estaban esos acuerdos, que no los tenían. Es decir: se supone que el Gobierno aceptó algo por lo cual no tiene copia de los acuerdos. En base a esto, el pedido de amparo informativo fue rechazado, y condenó a los miembros de la Asamblea a pagar las costas. La información ambiental es un derecho fundamental, y el Gobierno dijo que no tiene ninguna información. Quiero decir, en vez de condenar al Gobierno por no tener la información, condenó a los miembros de la Asamblea a pagar las costas. Suena como un amedrentamiento en realidad, como para que no sigan insistiendo. De todas maneras, este pedido va a volver a ser presentado, esta vez frente a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

-¿Se justifica instalar plantas nucleares en medio de tantos peligros que podría ocasionar?

-Ahí hay otro debate, que es más profundo. Recae en pensar para qué es esa energía, para quién es, con qué sentido se la va a usar. Hablan de ese faltante energético que tenemos, pero la realidad es que la energía nuclear no hace un aporte tan significativo. Estamos hablando de que -si estuvieran prendidas todas las centrales nucleares que hay ahora- significarían un 6% del total. Y para poner el ejemplo de las renovables, el plan de la Ley de Renovables, dice que para el 2025 tiene que haber un 20% de ese tipo de energía saludable. O sea que rápidamente contaríamos con cuatro o cinco veces más energía que con las plantas nucleares, y sin esos riesgos tremendos que tiene asociados.

-Habías comentado antes que este plan no es de ahora.

-Esto es una continuidad de un plan que atravesó los gobiernos. Nació con la dictadura, con un plan de construir cinco o seis centrales nucleares, y de manejar el ciclo completo del combustible. Esto viene desde la época del contralmirante Carlos Castro Madero en los años 70. Anhelaban la bomba atómica, lo cual era algo que se decía por entonces. Eso se frenó, tuvo sus vaivenes, y con el gobierno kirchnerista le dieron un impulso a todo ese plan nuclear original. Se terminó Atucha II, y ya se venía hablando de las firmas de estos convenios. Se estuvieron explorando distintos lugares para conseguir el financiamiento, y finalmente apareció China, este gigante, que además nos quiere poner un reactor de tercera generación, pero no hay ninguno funcionando de este tipo. Es un prototipo chino, y Argentina firmó sin haber visto cómo funciona este tipo de reactores.

-¿Ninguno funcionando en todo el mundo?

-No. Es una tecnología nueva, que -los chinos dicen- sería más segura. Es más barata, aparentemente; y hay que ver si realmente cumple con los estándares de seguridad que dicen tener. Es un reactor muy barato. Es absolutamente "experimental", no se lo puede llamar de otra manera. No hay ninguno funcionando. China está tratando de terminar de construir uno. Se trata de una tecnología absolutamente nueva, y que -se supone- viene a mejorar todos los problemas que tiene la industria nuclear, es decir: los excesivos tiempos de construcción, los sobrecostos, y todo lo que hacía inviable construir plantas nucleares. Estos reactores de tercera generación iban a venir a solucionar todo esto, pero nunca se pudieron poner en marcha. Entonces, China generó su propio prototipo, y apareció Argentina, firmando de entrada, sin saber si esto funciona, y si va a poder hacerlo de manera confiable.

-¿En qué lugares del mundo están en construcción estos prototipos?

-Por ahora, hay uno en construcción en Pakistán, otro en China; pero funcionando no hay ninguno. China quiere copar un mercado que está muy caído en el mundo. La energía nuclear está a la baja, dicho por las propias fuentes, y no vemos más que anuncios -últimamente- de países que quieren declinar la participación de la energía nuclear en sus países. Esto también lo hemos visto en otros países, post Fukushima, como el caso de Alemania. Hace poco Suiza fue a un referéndum. Lo mismo pasó en Italia. Es decir, acá hay una discusión que es mucho mayor. Debemos plantearnos si queremos seguir con esta locura de sembrar centrales nucleares, para producir energía. No hablamos ni de investigación ni de salud, en una escala mucho más chica. Es una locura, a esta altura, pretender obtener energía fisionando el átomo, calentando el agua para mover una turbina, cuando eso podemos hacerlo por otras vías. Y por eso el mundo la está dejando.

-Al saberse todo esto, ¿por qué se insiste en la construcción de plantas nucleares?

-Por el negocio. Son las cosas que la industria jamás va a reconocer, y que oculta deliberadamente. Son sus secretos mejor guardados, y que no vemos por los medios de comunicación. No existe "una dosis mínima de radiación que no sea peligrosa", y esto está probado. No existe ese "umbral mínimo de radiación que fuga, y que no entraña riesgos". Y otra cosa que no nos cuentan es que esa radiación es acumulativa. La vamos a acumular en nuestro cuerpo, va a estar ahí , y en algún momento puede producirnos una enfermedad. La radiación Gamma atraviesa nuestras células de información genética, puede romper el ADN, y producir enfermedades. Todo esto se sabe perfectamente, y es lo que la industria no nos va a contar. Es decir, le están agregando -a la radiación natural de fondo, tras 70 años de industria- más y más radiación, convirtiendo a este Planeta en algo cada vez más peligroso para la vida.

-Pareciera ridículo instalar una planta de estas características en cualquier lugar de La Tierra, pero mucho más en La Patagonia.

-Absolutamente. Aunque no queremos plantas nucleares en ningún lugar del mundo, menos la queremos en un lugar como la Patagonia, que tiene un sello distintivo relacionado con la naturaleza, con la vida. Aún conserva regiones increíblemente puras, en un mundo que está muy contaminado y destruido. En la zona específica del Golfo San Matías (que no se sabe exactamente dónde la querrían instalar) hay cinco áreas protegidas. Estaría a cien kilómetros de lo que es Península Valdés, declarada como Patrimonio de la Humanidad. Está también el Santuario de las Ballenas, conocido por todo el mundo, y al cual viene gente de todas partes a verlo. En ese escenario quieren poner una central nuclear. Ni hablar si llega a pasar algo, por mínimo que sea. Puede afectar toda esa zona marítima que es muy productiva, con unos ecosistemas realmente increíbles.

-Siendo La Patagonia una zona proclive a poder ser explotada con energías saludables y renovables.

-A la Patagonia le sobra espacio para brindar energía desde otro lugar, como las energías renovables. Chubut es el lugar donde mayor cantidad de energía renovable hay. Desde la eólica, donde claramente se puede ver, sobre los propios números que han salido y que son públicos, que cuesta hasta una tercera parte que lo que cuesta la nuclear. Es el hecho de instalar parques eólicos, si es que verdaderamente quieren llegar a los 1100 megavatios, que es lo que va a representar la central nuclear. Y sobre todo, teniendo en cuenta que nos metemos en un préstamo de 12.500 millones de dólares, entre las dos centrales, y que con eso podríamos instalar cuatro o cinco veces más energías renovables.

-Parece un escenario absurdo desde muchos sentidos.

-Sentimos que esto es una bofetada, y una cosa medio paranoica: se promueve la energía renovable, pero nos quieren meter la nuclear. Justamente acá, en esta región, que tiene esa potencialidad -la de las renovables- para poder ser desarrollada. Es inentendible. Por 1100 megavatios, en Chubut, en los últimos meses, se licitó casi la mitad de una central nuclear de esas, es decir, de las licitaciones del Plan Renovar, de energía renovable, por esa ley que tenemos de hace poco más de un año.

-Cuando hablamos de contaminación milenaria, ¿de qué materiales y de cuánto tiempo estamos hablando?

-Hablamos de materiales como estroncio, yodo, plutonio; algunos de estos elementos perduran días, años, siglos y hasta milenios. El plutonio, por ejemplo, tiene una duración de 24 mil años de vida media, es decir, que recién después de 24 mil años empieza a decaer su radiactividad y los riesgos que entraña. Son elementos que duran cientos de miles de años en estado activo. Y es por eso que la industria no ha tenido respuesta ante esto; es por eso que no hay en el mundo basureros nucleares activos para residuos de alta actividad. Se intentó colocar un repositorio nuclear en Chubut, para residuos de alta actividad y terminó en una gran lucha que tuvo lugar en los años 90, con movilizaciones multitudinarias que frenaron ese proyecto. Pero no hay ninguno, en todo el Planeta. Solamente hay uno en construcción, en Finlandia. Otros intentos que hubo fracasaron, tanto por movilizaciones populares o porque no eran aptos los lugares a donde los querían instalar. Es que -realmente- no hay una respuesta definitiva y clara de qué hacer con estos desechos tan peligrosos, tan activos, calientes y radiactivos, perdurando por tanto tiempo.

Y después está el aspecto de que "siempre que haya una central nuclear está la posibilidad de que ocurra un accidente catastrófico", y ahí estaríamos hablando del acabose,  porque en los lugares donde ha ocurrido esto, los territorios se pierden, se vuelven inhabitables, se produce una diáspora de las poblaciones que están en los alrededores, que ya no pueden vivir más. Es decir, es la única actividad industrial humana que tiene la capacidad de volver inhabitables a los territorios, como si estuviéramos hablando de la Luna. Quedaría un lugar a donde habría que ir y poner un cartelito que diga: "Zona no apta para la vida humana". Y sobre esto, la actividad nuclear tiene el triste y célebre récord de haberlo logrado, como podemos ver en los alrededores de Ucrania, Bielorrusia, es decir en cercanías a Chernobyl. Y ahora lo estamos viendo en Fukushima, con el desastre "más occidental" -porque en Chernobyl le habían echado la culpa a los comunistas- y en definitiva esto ocurre en cualquier lugar, y la propia actividad tiene estos riesgos. Una central nuclear puede comprometer a un continente entero, como se ha visto en Chernobyl, que se lo logró controlar en parte, pero estuvo a punto de generar una situación muy difícil para toda Europa. Es decir, la contaminó. Estos son los riesgos que trae una central nuclear.

-¿Una central nuclear contamina solamente si sufre alguna falla o accidente?

-No. Quienes viven cerca, tienen que convivir con esa radiación, aunque no ocurra ningún accidente. Siempre hay fugas que no son declaradas. Y hay muchos estudios alrededor del mundo que dicen -claramente- que hay una menor sobrevida de los niños que viven en cercanías a las centrales nucleares. Algunos de esos estudios hablan de cinco kilómetros, otros hablan de 50, y otros de hasta 80. Y repito: estamos hablando en el contexto de que no ocurra ningún accidente.   

 

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