Rock de la cárcel

por Revista Cítrica
16 de octubre de 2013

Para un contexto de exclusión sin tregua, una respuesta musical igual de extrema. Un codazo en los dientes a esos comienzos de los 90. Attaque 77, Hermética, Pil Trafa, y un disco inoxidable: Radio Olmos

"Este es un tema que hacía V8... y se llama ¡Ideando la fuga!”. Así arranca el cuarto tema del disco Radio Olmos, con Ricardo Iorio alzando la voz y modulando lo mejor posible. La intención era clara: quería llegar con el mensaje. Y ahí es cuando tomamos conciencia muchos adolescentes que lo escuchábamos, sin mucha más intención que el acceso desesperado a nuevas bandas, casi todas excluidas de los grandes medios; se trataba de un recital en una cárcel y que el público, los reclusos, no tenían por qué conocer a ese puñado de jóvenes de apariencia extraña y potente propuesta.

Porque lo que hay que tener presente es que el disco Radio Olmos, que por estos meses está cumpliendo 20 años, además de ser un compilado en vivo que reunía a viejas glorias de la escena punk con jóvenes promesas y bandas heavys en pleno ascenso, fue principalmente un concierto con fines benéficos, que tenía por objetivo, por un lado, darles una oportunidad a los reclusos de tener otro entretenimiento que no sea el combo encierro + maltrato + posgrado tumbero; y por otro, donar las regalías del disco para poder armar lo que luego se dio en llamar Radio Am Libertador San Martín, la emisora de los internos del penal.

Entonces a partir de ahí nos sentábamos al borde de la cama a tratar de percibir el ambiente a través de los parlantes: el frío, la exclusión y Pil Trafa, por ejemplo, cantando “Cucarachas para el Desayuno” precisamente en ese lugar, como algo más que una metáfora de rebeldía adolescente.


Evitando el ablande

“Pasillos por donde no pasa más de una persona a la vez, alambres de púas por todos lados, puertas y contrapuertas. De una ya tenés una sensación de oscuridad, de una marginalidad extrema. Después vas viendo la inmensidad de la cárcel, la gente hacinada, la ropa colgando de las ventanas. Y nos gritaban, nunca sabés qué dicen, pero te gritan de todas partes. Ni bien cruzás la puerta, ya te das cuenta de cómo es la cosa”; de repente se lo escucha agitado a Francisco Paco Ferreyra, por esa época baterista de Massacre, cuando paso a paso rememora sus primeras impresiones al entrar a Olmos. Claudio Pato Strunz, también batero pero de Hermética, resume esa sensación: “Fue muy raro y emotivo a la vez, porque voz hablabas con ellos y veías su alegría por esto que estábamos haciendo, pero también te dabas cuenta de lo que estaban pasando en el día a día, y era terrible”.

Consciente de todas estas penurias es que la señora Mabel aparece en esta historia: Hacer algún tipo de actividad en el penal que distraiga a los reclusos, entre ellos su sobrino, de tanta tumba y maltrato. Chiquita y de furiosa permanente, recorrió radios y productoras hasta dar con Alejandro Taranto, manager de rock y creador del joven sello independiente Tommy Gun. “Enseguida me embalé con la idea. Yo quería hacerlo con Riff, pero justo para esa fecha a Pappo lo había convocado BB King para tocar en el Madison. Así es como surgió la idea de hacer un festival con varias bandas en agosto de 1993. Desde las ya consagradas, como Attaque 77, Hermética o Pil Trafa; hasta otras que empezaban como A.N.I.M.A.L., Massacre o Lethal, que fue la primera banda de trash de la Argentina; todo a lo que las multinacionales no le daban pelota. Y los UK Subs, que estaban de gira en ese momento, se enteraron de la movida y pidieron tocar”, relata entusiasmado Taranto.

La grilla de bandas se armó rápidamente: Los británicos insistieron para poder estar. Attaque, perteneciente a otro sello (Radio Trípoli), dejó de lado por un momento el boom de El cielo puede esperar, e hizo de todo para participar. Y los Hermética, comandados por Ricardo Iorio, coparon de improviso las pequeñas oficinas de Tommy Gun, para leer ellos mismos el contrato y firmarlo de puño y letra con tinta rojo sangre.

Pato Strunz explica el por qué del entusiasmo, y reconstruye el momento de su banda: “No necesitábamos hacer un disco para obtener promoción, ya llenábamos en todas partes donde tocábamos. Pero fuimos porque hacía falta, porque nos pareció que había que participar. El hecho de estar con las demás bandas, donde había varios amigos, también hizo que uno se sintiera bien con lo que estaba haciendo y con la gente que participó.”

Pablo Tassart- Revista Sudestada
 

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