“Por primera vez marchamos con orgullo villero”

por Revista Cítrica
06 de marzo de 2017

Los maestros villeros participaron de la marcha docente bajo la consigna “Nuestras escuelas enseñan luchando”. Para ellos, lo primero que hay que enseñarle a los pibes es que no permitan que los humillen.

Por Maximiliano Malfatti, docente de la Escuela 6, del Distrito Escolar 5, de la Villa 21.

Se dice mucho que los maestros no enseñan a los pibes cuando están en paro. Con esta movilización de hoy les enseñamos que no podemos permitir ser humillados ni insultados. Ese es el ejemplo que hay que darle a los chicos estigmatizados por los medios de comunicación y maltratados por el Gobierno. La primera clase que teníamos que dar era esta: defender nuestros derechos. Por eso la consigna que nos motivó fue “nuestras escuelas enseñan luchando”.

Hemos discutido mucho la cuestión de los paros y el ataque del Gobierno a los docentes que paramos, y llegamos a la conclusión de que los pibes faltan mucho más a la escuela porque el Estado no garantiza las condiciones de vida de los vecinos que por el conflicto docente.

No se puede hacer un mapa cuando no hay una mesa, no tenés luz o tenés agua hasta las rodillas.

Nosotros fuimos aprendiendo, como maestros villeros, que a un pibe no le podés pedir que haga la tarea en la casa, si en esa casa no están las condiciones mínimas para llevarlas adelante. No se puede hacer un mapa cuando no hay una mesa, no tenés luz o tenés agua hasta las rodillas. En nuestros barrios, tenemos que adaptar la práctica a esas condiciones.

Juntarnos y marchar hoy fue lo primero que hicimos los maestros villeros en unidad. Es un puntapié para instalar una mirada diferente y una reivindicación de nuestras prácticas cotidianas en nuestros barrios.

Nos juntamos todos los docentes de diferentes barrios a pensar estrategias, planificamos actividades y charlamos con los vecinos sobre por qué parabamos. Esa puesta en común con las demás escuelas va generando lo que llamamos las pedagogías villeras. Queremos poner en debate con el gobierno las formas de enseñar y aprender. Y decidimos marchar. Siempre participamos en marchas y defendimos cuestiones gremiales. La diferencia esta vez es que por primera vez marchamos con nuestra propia identidad. Y eso generó otra cosa. Marchamos con los vecinos, los padres y madres de los estudiantes. Y marchamos con orgullo villero.

Basta

Este documento fue publicado por los docentes villeros en La Garganta Poderosa.

“Nosotros, maestros y maestras villeras, somos quienes enseñamos y aprendemos las teorías que no han podido llegar hasta los libros, porque sus pasillos estaban inundados, porque sus cloacas se pusieron a vomitar o porque la Policía perdió una bala, otra vez en el mismo lugar. Marginados sin margen, peligrosos en peligro, voluntarios involuntarios y cursos domadores de discursos dominantes, paramos para que no pare la educación para la liberación, en estos barrios de precariedad y saberes enterrados, donde la comunidad tiene un título que dice ‘carenciados’”.

Nosotras, maestras y maestros villeros, somos quienes estudiamos día a día nuestras miserias, copiando a los que nunca pudieron escribir, recitando a los acallados, acallando a los recitados, conociendo las problemáticas, problematizando el conocimiento, formando a nuestros estudiantes, estudiando nuestra formación, abrazándonos con sus familias, familiarizándonos con sus abrazos y sintiendo, en guiso propio, esas secuelas que niegan los dueños de las verdades: las escuelas construyen sueños y realidades.

¿O de verdad les parece raro, que la hipocresía nos cansó? El ministro está de paro, desde el día que asumió.

Y cuando los funcionarios no hacen la tarea, restan días y semanas de clases impunemente, amparados por el silencio cómplice de los medios que nunca vienen a filmar cuántos pares de zapatillas deben comprar los padres que todas las mañanas atraviesan un arroyo de agua podrida, ni cuántas horas de voluntarismo tienen encima esas pirañas que andan alfabetizando a sus abuelos, en guaraní. No abren, despiden. ¿Y quién compra los útiles? No crecen, aumentan. ¿Y quién paga el alquiler? No dialogan, agreden. ¿Y quién banca la mano dura, que subejecuta la infraestructura? No se trata de otra evaluación PISA, se trata de hechos. ¡La educación garantiza derechos!

Y entonces, sí, gritamos. Y entonces, sí, marchamos. Y  entonces, sí, paramos”.


 

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