Pobres contra pobres

por Revista Cítrica
16 de abril de 2017

Los diarios de Formosa acusan al líder wichi Agustín Santillán, detenido el viernes por la policía de la provincia, de generar robos y saqueos y piden represión. Pero la realidad es muy distinta: otra vez castigan a los que luchan por justicia.

Agustín Santillán, líder de la comunidad wichi de Ingenio Juárez, localidad formoseña a 500 kilómetros de distancia de la capital provincial, fue golpeado por la policía este viernes por la tarde. Primero le dieron una trompada y luego, cuando ya estaba en el suelo, le pegaron cobardemente, lo pisaron con las botas entre 10 efectivos y lo llevaron detenido. En estos momentos tiene cortes en la frente, golpes en las costillas, en la espalda y los hombros, moretones en todo el cuerpo y la boca tan hinchada que ni siquiera puede comer. 

El calvario que está pasando Agustín lo cuenta su esposa Gabriela por audios de Whats App. Ella está encerrada en su casa. No se anima a salir. Recibe aprietes y está amenazada. Y tiene miedo: si cada vez que la policía detiene a un originario/a lo muelen a palos no quiere imaginarse lo que le podrían hacer a ella.

Hasta aquí la realidad. Pero también está la mentira. Porque la noticia no llega a la televisión ni a los diarios de Formosa como "la persecución a la comunidad wichi de Juárez". Sino todo lo contrario. Para los medios de comunicación de la provincia, Santillán está preso por liderar robos y saqueos a las casas de los "criollos". ¿Por qué está preso realmente? No se sabe. Ni la justicia, ni la policía lo dejaron comunicarse con su abogado. ¿Entonces Agustín Santillán no tiene garantizados sus derechos constitucionales ni saldrá de prisión en breve? "Es muy difícil sacarlo, le acumulan causas, no puede ver al abogado y el gobierno nacional, por ley, no puede meterse en la cuestión provincial. Es similar a lo de Milagro Sala en Jujuy", explica a Cítrica el dirigente Qom Felix Díaz, quien intervino en el asunto y le pidió al ministro de Derechos Humanos Claudio Avruj que se encargue de evitar que ocurra una represión como la que sufrieron los hermanos del la comunidad chubutense de Cushamen, durante el mes de enero de este año.  

Igual que en Chubut con los pueblos originarios- y en todo el país con los sectores que no callan y salen a las calles a protestar- la represión la demandan los medios de comunicación y una parte de la sociedad: durante el transcurso del fin de semana, los diarios formoseños informaron de saqueos, robos y menores alcoholizados que generaron destrozos en las casas de los criollos. Y los criollos realizaron una manifestación reclamando "paz social". Los criollos acusan a los originarios de los destrozos. Los originarios acusan a los criollos de vender droga y alcohol a menores.

Pero la desigualdad la genera el Estado y contra eso es lo que lucha Agustín Santillán. Durante el verano Ingeniero Juárez sufrió terribles inundaciones(producto del desmonte al que los originarios se oponen) y la ayuda económica se repartió exclusivamente para los criollos. "El municipio recibió ayuda del gobierno provincial y no se les dio a las comunidades indígenas, solo a las comunidades urbanas seleccionados por el Intendente. Ahí fue que Agustín junto a otros compañeros tomaron el municipio para exigir la distribución de los recursos", cuenta Félix Díaz. Pero la ayuda nunca llegó. Y más injusticias genera la policía, cómplice del narcotráfico y la venta de alcohol a menores. Eso también denunciaba Agustín Santillán.

"Repudio totalmente lo que hicieron un grupo de jóvenes de barrio Obrero que en estado de ebriedad saquearon la casa de un vecino del barrio. Ahora en este momento algunos vecinos están sacando sus cosas de su casa a llevar un lugar seguro,no hay seguridad y la policía esta a diez cuadra en vez de cuidar las casas. Hay niños llorando en esta hora", publicó hace unos días Agustín Santillán en su página de Facebook. La respuesta de la policía fue acusarlo a él de los saqueos y llevarlo detenido.

"Lo detuvieron porque él siempre está preocupado por la comunidad y de eso los funcionarios estan disconformes", resume Felix Sosa, originario de Ingeniero Juárez cuando le consultamos los motivos por los que cree que Agustín Santillán fue detenido. "Él venia denunciando el tema de las drogas: la convivencia entre policía y los que la venden. Estaba proecupado por eso, y denunciaba el abandono a wichis. Hay niños que mueren por desnutrición, el hospital de la zona no los atiende" agrega Felix Díaz.

Unos cuantos diarios de Formosa instaban a la represión pero este sábado criollos del barrio de Villa Hermosa y originarios del Barrio Obrero mantuvieron una reunión en una cancha de fútbol y llegaron a un acuerdo porque no quieren que haya "guerra": los criollos no venderán más alcohol a los jovenes aborígenes porque eso incentiva a la violencia y que el camión hidrante de la policía retroceda una cuadra. Los delegados aborígenes se comprometieron a que si hay ataques a las casas de los criollos serán ellos mismos los que irán presos. Por su parte los delegados criollos se comprometieron a juntar firmas para poder hacer una despensa agrotécnica para que la ayuda también llegué al Barrio Obrero. Y así, según cuenta, Alfredo Valdez, concejal del municipio de Juárez, como en una fábula o como en un cuento de Osvaldo Soriano, en el círculo central de la cancha que divide a un barrio del otro, originarios y criollos sellaron un pacto. Sin la intervención de la policía ni de políticos. Y ahora sostiene Valdez "ya hay tranquilidad y volverán a jugar a la pelota". 

Aunque, como todos sabemos, los finales pueden ser así de idílicos en los cuentos pero no en la realidad. Mientras tanto Agustín Santillán sigue preso e incomunicado. "Ninguna autoridad de todas las comunidades vino a verme , estoy sola no cuento con la ayuda de nadie, no viene nadie porque son todos punteros políticos y tienen un sueldo que cuidar. Estamos solo en la comunidad, solo tenemos esperanza", dice su esposa Gabriela que está en peligro y no es la única. La hermana Lorena Frías pasa por la misma situación: "No puedo hablar, mi vida corre peligro, no sólo mi vida sino la de mi familia que está en Ingeniero Juárez amenazada no solo por la policía sino por la gente blanca. Estoy alejada de todo, soy prófuga de la justicia de Gildo Insfrán, quisiera hacer mas pero no puedo, no quiero arriesgar la vida de mi familia, corrro la misma desgracia que Agustín". Y a los delegados aborígenes que sellaron el pacto, ignorando la situación de Santillán, los acusan de ser también punteros políticos.

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