Autopista destruirá miles de hectáreas del Parque Pereyra Iraola

por Nos Digital
06 de noviembre de 2013

Preservar el medio ambiente no es una prioridad en tiempos del negocio inmobiliario. El poder político y la Justicia avalaron la construcción.

Al Parque Pereyra Iraola le quieren pasar una autopista por encima. Si sos del sur del conurbano o de La Plata, podés leer desde el segundo párrafo de esta nota, porque seguro no necesites una explicación de lo que significa Pereyra. Seguro fuiste más de una vez a tomar mate o andar en bici, o simplemente a tirarte en el pasto, a caminar hasta no encontrar una persona y perderte del mundo entre los árboles altísimos. Si sos de otra parte del país, seguí leyendo como vas, que acá abajo te explicamos qué es este lugar que la Dirección Nacional de Vialidad y los emprendimientos privados se disponen a destruir.


El parque, declarado reserva de biosfera por la Unesco, es el pulmón verde más grande del conurbano: 11 mil hectáreas, incluyendo la selva marginal de Hudson y salida al Río de la Plata. Lo creó Juan Domingo Perón para “salvaguardar la calidad de vida y el futuro de los habitantes actuales y futuros de esta inmensa zona”. La parte más transitada está ubicada en el municipio de Berazategui, entre la localidad de Hudson y Villa Elisa (por dónde también pasará la autopista, en medio de las casas).


Es imposible recorrer todo el parque: hay lugares que la espesura de la vegetación es tal que no se puede avanzar. Los más conocedores encuentran lugares para pasar el día donde nadie sabe llegar: el parque es un laberinto de caminos anchos y angostos. Los menos osados se quedan en los lugares más abiertos y cercanos a la ruta.


Todos los fines de semana cientos de familias, amigos, parejas y gente con ganas de juntarse encuentran entre los árboles del parque un lugar para compartir. Los porteños imagínense a los bosques de Palermo, o el Parque Centenario, mil veces más grande.


La Asamblea del Parque Pereyra y otras organizaciones ambientales y vecinos de la zona están en estado de alerta: se reúnen todos los sábados para conducir su lucha. El fin de semana pasado marcharon con los afectados de las inundaciones de La Plata, porque sus reclamos se unen: si se cubren de asfalto los espacios verdes, el agua no fluye y se mete en las casas de la gente.



El 24 de octubre pasado la Suprema Corte de Justicia levantó la orden cautelar que mantenía alejado el cemento y las especulaciones inmobiliarias del Parque Pereyra. Ahora tienen camino libre para empezar a construir el cuarto tramo de la Autopista Perón, que conectaría la Ruta 2 con la autopista Buenos Aires-La Plata. Vialidad nunca presentó el impacto ambiental para este cuarto tramo. 650 hectáreas son las que se destruirían, justamente aquellas que el público utiliza y que están más cerca de las casas linderas al parque. Esas hectáreas no están vacías: está el IAR (Instituto Argentino de Radioastronomía), 19 parcelas utilizadas para producción fruti-florihortícola y cientos de árboles centenarios que componen la flora y albergan la fauna de este enorme pulmón verde.





Ana María Sioch, integrante del Foro Regional en Defensa del Río de La Plata, la Salud y el Medio Ambiente, denuncia que la construcción de esta autopista esconde un doble negocio: “Quieren construir más emprendimientos alrededor de la autopista”. Vialidad y las autoridades del Gobierno Nacional alegan que están intentando con esta obra alivianar el tránsito de la autopista Buenos Aires-La Plata y conectar la zona norte con el nuevo puerto de Ensenada. Para eso la Asamblea ya presentó una serie de trazados alternativos que preservarían el parque.




El apoderamiento del parque por emprendimientos privados ya es un hecho: el exclusivo country Abril ya construyó propiedades en terrenos del parque. Sí, un parque público convertido en patios de mansiones. Un concejal de Berazategui ya deslizó la posibilidad de construir un casino dentro del parque y Juan José Mussi, secretario de Medio Ambiente, declaró que va a luchar para que la autopista se haga.


Vialidad todavía no empezó las obras pero ya tiene el camino libre. Los vecinos no quieren descansar los fines de semana al costado de una ruta que transportará 15 mil autos y mil quinientos camiones diarios. Tampoco quieren que su parque se cerque y se transforme en los patios de los countries o en el jardín de un casino. Ni tampoco quieren las inundaciones que traerá una muralla que no dejará fluir el agua hacia el río. Ninguna autoridad de los gobiernos nacional y provincial los recibió ni presentó un estudio de impacto ambiental, ese que parece un reclamo naif pero que ya lo sufrieron los vecinos de la La Plata con sus 70 muertos declarados.


Si el parque estuviera sólo en manos de las autoridades de Vialidad, del Municipio, Provincia y Nación, esta autopista ya se hubiera construido hace tres años. La lucha de la Asamblea logró la medida cautelar que levantó la Corte hace dos semanas.


Siguen resistiendo, para vivir bien.





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