"Macri no puede llenar ni un baño y nosotros llenamos plazas"

por Revista Cítrica
10 de agosto de 2016

Hebe de Bonafini cuenta por qué se negó a declarar, y asegura que lo del juez fue un ensayo "para ir por Cristina". Las amenazas de Schoklender, la derrota del FpV y una sociedad atravesada por el capitalismo.

Para Hebe de Bonafini, el 4 de agosto empezó como cualquier otro jueves, pero terminó como un jueves especial. Fue un jueves de resistencia, en lo más literal de la palabra. Un jueves de empujones, de policías y carros hidrantes agazapados, de abrazo y calor popular, pero sobre todo un jueves de victoria política. Porque el resultado, analizado desde cualquier óptica ideológica o partidaria, fue ése: Hebe ganó una pulseada.

Del otro lado estaba el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi, que por prepotencia o por torpeza, nunca sabremos bien por qué, armó una pantomima mediática y policial que terminó en retroceso. Fue una derrota propia y también ajena: porque Martínez de Giorgi representa mucho más que al Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N° 8.

La titular de Madres de Plaza de Mayo asegura que intentaron dar un paso más y que los están “midiendo para ir por Cristina”. Y ahora, con ciertas maneras maradonianas, como cuando suelta esas frases que quedan grabadas en las memorias por lo ocurrentes y lo simbólicas, Hebe le promete al juez un obsequio: una botellita de caña con ruda macho, para que pueda pasar este agosto urticante y “para que cambie su cara”.  

¿Te sorprendió el respaldo?

Me pareció increíble la cantidad de gente. Que en dos horas se juntara esa cantidad fue muy fuerte. Después los pibes en Mar del Plata ponían en las calles ‘Pará la mano Macri’. El otro día hablé con Evo. Estaba preocupado, pobre. Quería darme asilo en la embajada. Yo le dije que no tenía miedo. Correa también se pronunció, y también compañeros cubanos en nombre de Fidel.

¿Por qué te negaste a declarar?

Yo pienso mucho en lo que voy a hacer. Después no me mueve nadie, ni que me tiren de los pelos. Porque acá me hablaron los diputados, los abogados me decían que me iban a acompañar, que yo podía argumentar mi estado de salud, pero yo les decía “no voy a ir, no es que tenga miedo ni que estoy enferma, no quiero ir. Me quiero rebelar, basta”. Y ahora el juez viene acá. Yo creo que no va a venir, va mandar a un secretario. ¿A la casa de las Madres el juez? Tengo una preparada para el juez: le voy a regalar una botellita de caña con ruda macho. Por la Pachamama, pero también porque dicen que julio te prepara y agosto te lleva. Y para que no lo lleve agosto tiene que tomar todos los días un traguito de esto. Y además para que cambie la cara, juez. Eso le voy a decir. Las Madres no quieren pero yo se lo voy a decir igual.

¿Qué tenés para decir de la causa de Sueños Compartidos?

¡Es que yo no tengo causa! La locura de todo esto es que yo soy querellante. Eso ya pasó, ya está, tenemos todo embargado. Yo no mezclo la plata con la política, es lo peor que hay. Por eso no salgo a decir que no tenemos plata, que nos quieren llevar las camionetas. Por este lugar pasan muchos compañeros. Yo me atornillo a las 9 de la mañana y son las 10 de la noche y sigo. Duermo acá al lado. Soy okupa del departamento de al lado. Resulta que lo íbamos a comprar y Schoklender me dice que lo ponga a mi nombre o al de Alejandra, mi hija. Le dije que no, que ésa era plata de las Madres. Y lo puso a nombre de él. Le reventé todas las cerraduras, todo y entré. Ahora estamos pagando todos los impuestos para que en 20 años sea nuestro. Mi hija no quería, tenía miedo. Porque nos había amenazado de muerte.

¿Schoklender te amenazó?

Sí. Por teléfono. A mí y a mi hija. Nos dijo que nos iba a matar a las dos. Yo decía que era un chorro, y eso no le gustó. Él trabaja para Clarín, trabajó para destruirme, pero más para destruir a Cristina. La odiaba a Cristina. Ahora todo esto de los hackers lo preparó él. Porque él era un loco de la computadora.

Probaron con Milagro Sala y les salió bien. Ahora con vos la cosa fue distinta.

Estaban midiendo si podían ir por Cristina pero no van a poder. El pueblo está preparado. Lo de Milagro es muy distinto. Tiene un grupo de gente muy jodida alrededor. Es cierto que hizo muchas casas, pero también se hizo una mansión para ella, va a veranear a Punta del Este. Yo vivo donde viví siempre y no tengo ni bicicleta. No es una postura, es una forma de vida. Vivo en una casa interna, con un pasillo, y siempre viví ahí. Si vos sos pobre y querés vivir como los ricos ya cagaste la vida. Fuiste.

¿Qué cosas te ponen contenta en este momento del país?

Me pone contenta que la gente sigue queriendo a Cristina, que la sigue respetando. Que las Madres todavía tenemos ganas de hacer cosas, ver a los pibes organizados. Me pone contenta ver cómo a Macri le va para el orto, como le sale todo mal y se pelean entre ellos. Me pone contenta saber que Macri no puede llenar ni un baño y nosotros llenamos plazas. Eso me da felicidad. Yo veo una plaza llena y me pongo contenta. Sufro porque no puedo caminar mucho, pero están los autos, que son como mis piernas ahora.

En este contexto de macrismo en avanzada, ¿es posible la construcción y ampliación de un campo popular del kirchnerismo hacia afuera?

El campo popular no está destruido. Vos fijate que adónde va Cristina va toda la gente con ella. Eso nos da la pauta. Se puede ampliar. No lo digo yo, es lo que pasa. También pasa que mucha gente se cagó en las patas porque perdimos por dos puntos. Y como hay una pizca de traidores y otra de chorros, se piensa que todos somos traidores y chorros. No es así. Los jóvenes se ocupan mucho de lo que dice el gordo Lanata, Pichetto y demás. Me chupa un huevo lo que dicen y hacen ellos. Si lo que va a pasar a la historia es lo que hagamos nosotros, no lo que digan ellos.

Ahora volvieron los beneficios para Etchecolaz y compañía, y les dan el beneficio de la prisión domiciliaria.

Yo no tengo ninguna duda porque Macri fue siempre un enemigo, trabajó siempre para el enemigo, antes no solo ahora. Sabía que iba a pasar esto, que iba a parar los juicios, que iba a poner a todos en la casa, que va a traer a la Marina de vuelta en el Ecunhi, que la va a poner a la Pando en la ESMA, de un enemigo todo se puede esperar. Para mi es tan enemigo como los milicos, porque los milicos mataron a mis hijos y él va a matar a la gente de hambre, que es una manera de matar.

¿Qué lugar ves para Cristina?

El que ella quiera. Donde esté Cristina va a ser líder. Tiene todo para serlo. Es estudiosa, es humilde, nos quiere. Tiene muchísimas cualidades.

¿Viste muchos traidores en el último tiempo?

No muchos más que en otros momentos. Además, de cada uno de los que traicionaron, en algún momento yo había advertido algo: Bossio, Gioja, Pichetto. No me sorprendió ni uno. Ni del hijo de puta del Evita. Navarro, ¿quién puede creer en él? Un chanta. Vos te das cuenta quiénes son esos que se pueden ir con el primero que les dé un billete. Hay que trabajar mucho sobre la lealtad, sobre la solidaridad y sobre el compromiso político. Sobre que la política no es un camino para ser gobernador o diputado, sino un camino de lucha.

¿Por qué el Frente Para la Victoria perdió las elecciones?

Porque muchos hablaron en la casa y en el bar y no hicieron nada de lo que Cristina nos decía todos los días, cuando nos decía que nos empoderemos. Le piden a Cristina que haga autocrítica. Hagámosla nosotros: ¿qué carajo hicimos nosotros para no perder? Hicimos poco, se habló mucho. Desgraciadamente muchos pibes que tuvieron algún cargo se la creyeron, eso también nos hizo mal. No tiene nada que ver el Estado, el gobierno, ni nada, somos nosotros los que no hicimos. Se perdió mucho tiempo discutiendo por qué se perdió. Scioli era un candidato de terror.

En 12 años económicamente buenos para el país y donde se adquirieron nuevos derechos, no hubo un cambio estructural de las condiciones de vida de los sectores más postergados. Las villas están ahí, igual que siempre.

Por eso digo que faltó lucha de clases. Faltó hablar, proponer, explicar, decir y sentir. La gente se desclasa rápidamente, lo primero que te ponen es el supermercado. En el supermercado te ponen adelante todo lo que no necesitas para que cuando llegues al azúcar y a la yerba ya no te quede más plata. Te viene la mujer de Obama y te trae barbies para las nenas, para que salgan modelo. Las regalan en La Boca. Las madres de La Boca estaban locas para que sus hijas tuvieran las barbies flaquitas, rubias, sin tetas y sin culo. Después esas chicas crecen y no comen, y son bulímicas y anoréxicas porque quieren ser como las barbies: sin tetas y sin culo. Y vienen los médicos de allá que hacen las cirugías y se ponen plástico. Eso es el capitalismo. Y la gente más pobre ya no festeja los 15, las chicas quieren ir a Miami. Ahora con los Pokemon, no tiene un pedo que hacer en la vida y la gente se cree que es la novedad. El otro día le digo a una persona: ¿Cómo le vas a comprar eso a tu hija? “Es que todos tienen”, me contestó. ¿Por qué vas al Mc Donalds? Si sabés que no es comida, que es basura y que no le pagan a la gente que trabaja. Le dan al nene una cajita de  reyes y a las nenas, de princesa. Y la gente sale contenta. La ves. Yo he ido a sentarme enfrente y veo cómo las mamás más pobres salen contentas con su hijo y su cajita de rey. No saben si hay monarquía o si el rey es malo, o si nos invadió. Hablan de alinearlos con el marxismo. No, primero hay que alinearlos con cosas más sencillas, las que nos pasan a todos. Por eso digo que la culpa es nuestra.

Pero no hay muchos políticos que hablen de estas cosas.

Porque ellos van a Miami y les gusta, van a Punta del Este. No sé qué carajo hay en Punta del Este. Una madre que nosotros tenemos tiene el hijo en Miami y me dice “Hebe, acá ni la lechuga tiene gusto”. Es un asco Miami. La gente va por el nombre, no sé, tenemos playas maravillosas, un Sur y un Norte que son una locura, por qué no podemos promocionar esos lugares para que vayan a los 15 años y no salgan huevones. Hubo medidas para la familia, pero hay que cuidar mucho a los pibes. Un juguetero me contaba que todos los años cambian las mochilas, porque cada año sale un dibujito o alguna cosa nueva, entonces los pibes patalean para tener la nueva. Nosotros teníamos un maletín y nos duraba de primer a sexto grado.

Y ahora nos dominan también a través de los teléfonos.

La tecnología sirve para muchas cosas, pero también me parece que lo que hace la tecnología es separarnos. La gente cree que nos junta pero no. La gente se conforma con lo que pone en el teléfono, pero mientras pone cosas en el teléfono no va a la plaza. Ahora está enfermo un pibe y no va el compañero a tomar unos mates o preguntarle qué le pasa. Están en la misma mesa y hablan por teléfono. En mi casa a la gente la hago dejar el teléfono en la cocina. Nos separa. No solo nos separan las clases. Ahora todo el mundo tiene esto. No tienen un churrasco pero pueden tener un teléfono. ¿Por qué? Porque es útil, porque nos va separando.

Durante la última década, con los gobiernos populares que hubo en Sudamérica, Estados Unidos estuvo expectante. Ahora parece retomar su protagonismo en la región.

Estados Unidos estuvo siempre acá. Salvo por Evo y Cristina. Pero está con los supermercados, con los juguetes, con la Play Station. Otra cosa que me desespera: llegan las vacaciones y las madres no saben qué hacer con los chicos. ¿Cómo que van a hacer? Cuidarlos, jugar con ellos, ¿para qué tenés hijos? Todos están como locos pensando en dónde van a meter a los nenes. No es así, a los hijos tenés que cuidarlos, acompañarlos, hablar con ellos. Después te quejás que la droga, que cualquier mierda, que se va con cualquier tipo. ¿Pero por qué pasa eso? La chica de 9 años ya se viste como señorita, se pinta los labios. Entonces la adolescencia se ha perdido. Se apura todo. Se corre para todo. Y la niñez es un paso muy importante para el ser humano. Y lo mismo para la adolescencia. Tiene un tiempo. No se puede pasar de los 4 a los 20 años.

¿La victoria de Macri, el niño rico, es la identificación del que se muestra como exitoso?

El éxito de Macri es el éxito de los yankis. Cristina nos mostró que el éxito era de los científicos, de los profesionales. De los buenos sindicalistas, ése es el éxito. De los que hicieron el Arsat. Cristina a lo mejor no iba a acariciar a los chicos pobres con moco pero les daba lo que les correspondía: la asignación, la casa.

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