Los aprietes al periodismo

por Revista Cítrica
23 de diciembre de 2014

En Rosario, los periodistas se organizan para poder ejercer su oficio sin amenazas.

Preocupados por la sucesión de amenazas y amedrentamientos, con Rosario como escenario de la mayor cantidad de episodios de ese tipo en los últimos meses, periodistas de distintos lugares del país resolvieron definir premisas para reducir los riesgos que implica el ejercicio de su oficio.

Germán de los Santos y Jorgelina Hiba son un matrimonio que forma parte de nosotros, la enorme mayoría de periodistas más bien anónimos, de escasa exposición pública masiva, laburantes normales, sin mayores ambiciones que hacer lo mejor posible nuestro laburo y ser lo más felices que podamos con nuestros seres queridos, con nuestras costumbres, nuestras ideas, nuestras privacidades. Esa realidad de vida más bien apacible y de afectos familiares que buena parte de estos periodistas medios supimos medianamente conseguir, se vio abruptamente alterada en el caso de Germán, Jorgelina y sus hijos, que tras recibir serias amenazas telefónicas una madrugada debieron someterse a un sistema de protección de testigos que alteró sus costumbres cotidianas, sus pulsos vitales habituales, en las que irrumpió la preocupación, el miedo, que se transmiten como las pestes. El garrón de Germán y los suyos se dio en el contexto particular que ofrece Rosario, donde la tasa de homicidios quintuplica la media nacional. Y este fue uno de los datos que puso sobre la mesa Silvina Tamous, redactora con intensa trayectoria en la sección Policiales del diario El Ciudadano y también de activa militancia en el Sindicato de Prensa Rosario (SPR), que tuvo a su cargo la coordinación de la idea que se echó a rodar públicamente el miércoles pasado en la sede la organización gremial en la calle Santiago: establecer para los periodistas, en especial los que abordan cuestiones policiales y judiciales, una suerte de protocolo de seguridad, más que suerte una desgracia inevitable a la luz de los últimos acontecimientos.

Porque el tema es que, aunque aún lejos de las realidades de asesinatos y consumaciones de las amenazas contra periodistas de México, América Central, Colombia o Brasil, en la Argentina, y sobre todo en Rosario, se atraviesa un estado de “riesgo larval”. Tal fue la descripción de la situación que hizo Cristian Alarcón, director de la Agencia de Noticias Jurídicas del Ministerio de Justicia de la Nación, el primero de los oradores.Y aquí, con Alarcón, se trata otra vez de una intensa trayectoria en las lides del periodismo policial.
Antes que Alarcón y Tamous, la secretaria adjunta y referente de la Comisión de Libertad de Expresión del SPR, Alicia Simeoni, había recordado, en la apertura, que en Rosario en los últimos doce meses el sindicato tuvo que intervenir en 17 oportunidades ante amenazas y amedrentamientos a periodistas, con el de De los Santos como episodio más grave, junto con la “camita” que policías de la división Judiciales le hicieron a través de un montaje de grabaciones y supuestamente a modo de “ejemplo” de cómo se puede tergiversar información y endilgar culpas, a tres periodistas: el mismo De los Santos, Sergio Naymark y José Maggi.

De esos hechos surge el “riesgo larval” mencionado por Alarcón, que enseguida informó que hay experiencias de protocolos de seguridad que se pueden tomar como base, entre ellas la de la organización mexicana Periodistas de a Pie, que fija distintos frentes a trabajar.

El primero es el de la seguridad física y prevé crear “una bitácora de procedimientos, un diario donde voy acumulando información sobre mi relación con las fuentes, dónde las veo, un registro de nuestro movimiento físico”, referenció Alarcón. Después están la Seguridad legal, es decir tener siempre a mano un abogado que sepa qué hacer ante coyunturas críticas; y la Seguridad emocional, estar lo mejor preparado que se pueda para afrontar sin desesperarse una instancia como una amenaza, ante la que se pueden ensayar distintas respuestas que no necesariamente tienen que implicar grandes alteraciones en los modos de vida.

También están la Seguridad digital, clave en tiempos de redes informáticas tan permeables a ojos indiscretos, que pueden hacer más vulnerable la situación del periodista que investiga; y la Seguridad Profesional: “La ecuación niveles altos de calidad en lo profesional equivale a menor riesgo, es así en todas partes. De hecho, los mexicanos consideran hoy que la mejor forma que tienen de protegerse de los narcos y de las fuerzas de seguridad es aprender metodológicamente a investigar de mejor forma”, señaló Alarcón. Suele haber “descuidos, irresponsabilidades, pequeñas cagaditas que nos mandamos, porque tenemos tres laburos, por la rapidez con que trabajamos”, describió, que pueden derivar en situaciones más bien feítas, que podrían evitarse con mayor rigurosidad periodística.

Por último, el director de Infojus mencionó la Seguridad política, que pasa, indicó, por esta decisión de los periodistas de juntarse a pensar y trabajar, con respaldos que Alarcón destacó: el de los sindicatos Óademás del SPR forman parte de la movida los gremios de prensa de Santa Fe y Tucumán, agrupados en la Federación de Trabajadores de la Comunicación y la Cultura (Fetraccom)Ó y el del Estado nacional, tanto a través del sostenimiento de la agencia de noticias jurídicas como de aportes específicos para la actividad emprendida, que tendrá como punto culminante un gran encuentro, para terminar de dar forma al protocolo, previsto para el 2015 que asoma. La idea es una convocatoria amplia, de alcance nacional. Por lo pronto, del encuentro del jueves participaron, también como oradores, el jefe de Policiales del diario mendocino Los Andes, Rolando López, los también integrantes de Infojus Sebastián Hacher y Martín Ale y la salteña Elena Corvalán y el cordobés Dante Leguizamón, ambos víctimas de amenazas en sus provincias.

También Alarcón supo de amenazas cuando en los 90 investigó escuadrones de la muerte de la policía bonaerense: “En aquel momento no se me ocurrió ir a mi sindicato o a la Justicia a denunciar, las tomaba como parte del juego”, recordó, para llamar luego, con énfasis, a “no naturalizar”, a asumir que hay que tomar precauciones. “En esta situación, cualquiera que recibe una intimidación tiene que encender una alarma, por lo tanto estamos acá para imaginar cómo es el camino”, resumió.

Precauciones en territorios hostiles y fronteras

En el comienzo del denominado Pre encuentro federal de periodistas de Policiales y Judiciales: violencias urbanas, territorio, justicia y sociedad, Silvina Tamous describió el panorama rosarino y comentó que los niveles de violencia y de desarrollo del narcotráfico en la ciudad llevaron a los medios del resto del país, especialmente a los de Buenos Aires, a demandar cada vez más información en ese sentido a sus corresponsales o a eventuales cronistas locales. “Esto hace que muchas veces un periodista que no es de policiales tenga que enfrentarse con una realidad que le es hostil y que desconoce. El que ya tiene experiencia, conoce un poco más, sabe dónde meterse o no. El que no conoce el territorio es el que más riesgo corre”, señaló.

En sentido similar, la actual directora de Radio Nacional Salta, Elena Corvalán, propuso incorporar al futuro protocolo de seguridad la recomendación de tener siempre referencias locales a la hora de adentrarse en territorios desconocidos y potencialmente hostiles. La premisa forma parte de un protocolo de periodistas de frontera que ella y colegas de otras zonas de los límites del país trabajaron. Las fronteras son territorio fértil para delitos y corrupciones varias. Corvalán relató que aprendió lo de tener siempre referencias locales en los agitados poblados de su provincia que limitan con Bolivia, donde los contrabandistas de toda laya captan rápidamente la presencia de foráneos, a los que avizoran siempre como potenciales enemigos. “En Salvador Mazza, por ejemplo, hay muchos sicarios siempre muy atentos a cuando llega una cara distinta. Para ellos puede ser o agente de una fuerza de seguridad, o también sicario o un potencial competidor en los delitos. En todos los casos, se siente en peligro”, explicó.

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